Europeos en Boca: una lista corta, con historia y algunas curiosidades

Boca es, fundacionalmente, un club de inmigrantes. Fundado por ellos y forjado en sus primeros años por muchos de los que cruzaron el mundo en busca de otros rumbos o bien por las primeras generaciones de descendientes de quienes lo hicieron. Europa miraba a América como la tierra de oportunidades que era, y desde allí llegó incluso la bandera sueca que le dio los colores definitivos al club que cinco jóvenes (Esteban Baglietto, Alfredo Scarpatti, Santiago Sana y los hermanos Teodoro y Juan Farenga) fundaron el 3 de abril de 1905 en un banco de la plaza Solís. Pese a eso -y con la lógica del cambio de tiempos- no son muchos los jugadores que llegaron a ponerse la azul y oro desde el Viejo Continente, el salto que Ander Herrera está dando desde Athletic de Bilbao.

Para ser precisos, Ander será el número 13, ya que hasta la llegada del español fueron 12 los jugadores nacidos en tierras europeas que llegaron a jugar en Boca de manera oficial. Cinco de ellos de nacionalidad española, cinco italianos, un húngaro y un belga. Sí, solamente ellos, además de otros casos especiales que dejaron una huella particular en la historia pero que no alcanzaron a meterse en la misma de manera efectiva o no cumplen estrictamente con la categoría de europeos.

Desde el mítico Pedro Arico Suárez, integrante de los primeros años del profesionalismo y símbolo de los tiempos de un Boca casi hegemónico, hasta la incursión de Daniele De Rossi en 2019, aquí están, estos son, los nombres que forman parte de la lista (y una breve reseña de sus historias).

Rafael Pratts: Uno de los dos oriundos de Gibraltar, en aquellos años motivo de disputa entre España e Inglaterra. Delantero, dueño de un récord particular ya que jugó 27 partidos y anotó 32 goles entre 1908 y 1911. Además de buen promedio de gol, tiene un hito más grande aún: fue el autor del primer gol oficial de Boca, ante Belgrano Athletic en el 3 a 1 del torneo de Segunda de 1908.

José Belloc: Otro que nació en Gibraltar. Arquero, dueño del puesto en 36 partidos entre 1909 y 1910.

Pedro Arico Suárez: nacido en la región de Santa Brígida, jugó 335 partidos entre 1930 y 1942, marcando sólo 2 goles pero alzando 6 títulos (1930, 31, 34, 35, 40 y Copa Ibarguren 40) y quedando en la historia como uno de los primeros referentes de la historia, habiendo compartido equipo con Juan Elías Yustrich, Ludovico Bidoglio, Domingo Tarasconi, Roberto Cherro, Francisco Varallo y muchas de las primeras glorias del club en el profesionalismo.

Julio Luis Alas: nacido en Oviedo, pero hizo las inferiores en el club. Jugó 9 partidos entre 1964 y 1967, siendo parte (con escaso aporte) del bicampeón de1964 y 65, aquel equipo que venía de ganar el título en 1962 y de perder la final de la Copa Libertadores 1963 ante el Santos de Pelé.

Pablo Trobbiani: Hijo de Marcelo, aquel volante campeón del mundo con Argentina y de gran aporte en la época del Toto Lorenzo. Pablo nació en Elche, España, durante el paso de su papá por esas tierras. Lo hizo debutar nada menos que el Doctor Bilardo en el final de un superclásico en la Bombonera, aquel del agónico 3 a 2 con el nucazo de Hugo Romeo Guerra. En total, jugó 4 partidos, con la particularidad que Boca los ganó todos.

Nicolás Novello: otro producto geniuno de las inferiores y referente importante en la historia del club. Nació en Fuscaldo, Italia, y por eso su inevitable apodo de Tano. Volante ofensivo con 135 partidos jugados y 23 goles entre 1966 y 1974, lapso en el que ganó los Nacionales 1969 y 1970 y la Copa Argentina de 1969. Siguió trabajando en las inferiores del club tras su retiro.

Francisco Priano: El único genovés de la historia. Es decir, el único Xeneize puro. Jugó un sólo partido, el domingo 25 de julio de 1909, en la goleada ante Royal de Núñez como visitante. Fue 4 a 0 y Priano marcó uno de los goles del equipo.

Juan Brattina: Otro producto de inferiores que nació en Italia, en este caso en Gorizia. Jugó 13 partidos entre 1948 y 1949.

Mario Busso: Nació en Roma. Jugó 128 partidos y anotó 4 goles entre 1918 y 1927, tiempos fructíferos en los que consiguió ganar ocho títulos (torneos 1919/20/23/24/26, la Copa Competencia 1919, la Ibarguren 1919 y la de Honor 1920). Tiene otro registro único, ya que fue el único europeo que participó de la gira por tierras del Viejo Continente en 1925, de la cual se cumplen 100 años.

Daniele De Rossi: El más reciente y tal vez el caso que más se asemeje al de Herrera, por la relevancia del nombre al llegar a la Argentina. Revolucionó todo con su arribo, pero su falta de continuidad (casi que al llegar había dejado el fútbol), y no pudo hacer pie pese a tener un buen debut, con su único gol en el club incluído. Tras las vacaciones, se presentó al reinicio del trabajo pero decidió convocar a una conferencia de prensa para anunciar su regreso a Italia y retiro del fútbol. 7 partidos jugados y un gol en 2019. Fue parte del plantel campeon de la Superliga que se terminó de consagrar a comienzos de 2020, ya sin él en el país.

Ferencz Sohn Sas: Delantero nacido en Budapest que jugó 30 partidos y anotó 9 goles entre 1939 y 1940. Fue campeón en 1940. Dueño de una historia muy particular, jugó el Mundial de 1938 para su país, justo antes de llegar a Boca, desde donde pasó a jugar en Argentinos Juniors y el motivo que inició su llegada al país que lo adoptó para siempre: se casó, trabajó en clubes de la comunidad judía (por su origen) y falleció en Buenos Aires en 1988.

Mikael David Yourassowsky: Nacido en Ixeres, Bélgica. Una rareza. Llegó para ser parte de la Reserva habiendo ya debutado en el Anderlecht y siendo parte de las selecciones juveniles de su país. Carlos Bianchi le dio la chance de jugar dos partidos en sus últimos encuentros del segundo ciclo suyo en el club, en medio de la definición de la Copa Libertadores perdida ante Once Caldas. Lateral derecho, sólo estuvo en esos dos encuentros y luego sufrió una lesión que lo dejó con menos chances, por lo que partió a Europa a continuar su carrera en clubes menores.

Daniel Osvaldo: Argentino, surgido en Huracán pero cuyo paso por el fútbol italiano le valió la convocatoria a nacionalizarse y jugar para la Azzurra antes de llegar como una superestrella a ponerse la camiseta del club de sus amores. Tuvo dos ciclos, uno más largo en 2015, donde jugó seis meses y se destacó, y otro -fugaz- a comienzos de 2016, donde terminó en malos términos con Guillermo Barros Schellotto. En total, jugó 21 partidos y anotó siete goles, siendo parte de los dos títulos logrados en 2015 (el Campeonato y la Copa Argentina).

En distintos tiempos, hubo algunos casos de jugadores que se sumaron al plantel y se entrenaron buscando su chance, como Robet Waltner, húngaro que a comienzos del 2000 se entrenó pero no llegó a consolidar su posibilidad, o el georgiano Giorgi Kinklazde, quien compartió prácticas en el Boca de Maradona y Caniggia a mediados de los 90 pero tampoco logró prosperar, pese a que su trayectoria sí trascendió, al punto que se transformó en un histórico de la Premier League gracias a su paso por el Manchester City.