De Rusia con amor (y una camiseta de Chicago): el insólito episodio de Navidad que fue furor en redes

La Navidad en Argentina siempre tiene su toque de surrealismo, pero lo que ocurrió en la mañana del 25 de diciembre en Recoleta fue digno de un guion de comedia. Dos diplomáticos rusos protagonizaron un escándalo en pleno operativo de tránsito al negarse a realizar un test de alcoholemia. Hasta ahí, podría haber sido una noticia más de esas que se olvidan al día siguiente. Pero no. Entre el caos, apareció un personaje inesperado: un runner ruso, luciendo orgulloso la camiseta verdinegra de Nueva Chicago, que intentó calmar las aguas y terminó robándose el show.

Todo comenzó en Avenida del Libertador, donde un control de alcoholemia rutinario se transformó en un conflicto diplomático. Sergei Baldin y Cardmath Salomatin, identificados como diplomáticos rusos, se atrincheraron en sus vehículos, negándose rotundamente a soplar en el alcoholímetro y alegando inmunidad diplomática. Mientras la Policía de la Ciudad buscaba resolver la situación, las cámaras de televisión registraban cada detalle, convirtiendo el operativo en un espectáculo nacional.

Fue en ese momento cuando apareció en escena un runner ruso, que llamó la atención no solo por intentar mediar entre sus compatriotas y las autoridades, sino por su indumentaria: una camiseta de Nueva Chicago que parecía salida de otro universo.

El hombre, quien no dudó en acercarse a los autos para golpear la ventana y hablar con los diplomáticos en su idioma natal, explicó ante los medios que no tenía relación con los conductores, pero se sintió obligado a intervenir. “La camiseta de Nueva Chicago es para mi amigo que es hincha de Nueva Chicago, visitarme, de Rusia, un hincha de Nueva Chicago, y yo Mataderos”, trató de decir en un español bastante básico.

Con un poco más de claridad en inglés, el runner agregó que su conexión con el club surgió a través de un amigo argentino. “Tengo un amigo que es hincha de Nueva Chicago y me regaló la camiseta. Me gusta mucho el diseño y la historia del club”, confesó, mostrando con orgullo los colores verdinegros.

Sin embargo, no todo fue apoyo. Según contó, algunos de sus compatriotas lo tildaron de traidor por ponerse del lado de las autoridades argentinas. “Me dijeron que yo no soy ruso, que soy un traidor”, comentó entre indignado y resignado, mientras se esforzaba por explicar que su intención era solo ayudar.

La imagen del hincha ruso con la camiseta del Torito no tardó en viralizarse, llevando a Nueva Chicago a convertirse en tendencia en redes sociales. Desde el club, que sabe reírse hasta en los momentos más tensos, aprovecharon la oportunidad para dejar una de esas frases que solo el fútbol puede regalar.

“¡Qué aburrido ser hincha de un club normal! Yo soy de Chicago y me gusta el vodka”, publicaron en su cuenta oficial de X (antes Twitter), junto a una bandera rusa y capturas del insólito episodio.

Aunque esta anécdota le sacó una sonrisa a la familia verdinegra, el 2024 no fue del todo feliz para Nueva Chicago en lo deportivo. El equipo estuvo a punto de regresar a la Primera División, pero se quedó corto en dos oportunidades.

Primero, lideró la Zona B de la Primera Nacional, lo que le dio la chance de jugar una final. Sin embargo, un gol agónico de Aldosivi le arrebató el ascenso directo. Luego, en el Reducido, cayó en semifinales frente a San Martín de San Juan, dejando escapar la posibilidad de volver a la élite del fútbol argentino, donde no juega desde su descenso en 2015.

A pesar de estas frustraciones, el club cerró el año con la certeza de que está en el camino correcto para pelear por el ansiado regreso en 2025.

El episodio del hincha ruso, la camiseta de Nueva Chicago y los diplomáticos atrincherados es otro ejemplo de cómo en Argentina la realidad supera a la ficción. Mientras los conductores rusos fueron escoltados por la Policía hasta la embajada de su país –que calificó el control de alcoholemia como “una grave violación al derecho internacional”–, la historia del runner verdinegro quedó en la memoria colectiva como una de esas anécdotas que solo pueden pasar en este país.

En Mataderos, el hincha ruso ya es un ícono de esta Navidad. Porque ser de Chicago no es para cualquiera, y mucho menos para quienes buscan una vida sin sobresaltos. ¡Na zdorovie, Torito!