24/12/2024 07:01hs.
Al nombrarlo es inevitable pensar, o mejor dicho recordar, que fue una institución que marcó una época. La pelota no sólo entraba en el fútbol, sino que Ferro atravesó su máximo esplendor en la década de los 80′ con consagraciones en todos los deportes. Un modelo de club a seguir, con la competitividad y número de socios de lo más alto. Hoy, la realidad pega un revés tan diferente como alarmante.
En cuanto a lo futbolístico, lejos queda el recuerdo del equipo de Carlos Timoteo Griguol, campeón de los torneos de 1982 y 1984 con nombres como Héctor Cúper, Oscar Garré y Beto Márcico. Trabajo, orden táctico y disciplina, conceptos que se pueden extraer de aquel proceso del deté, en el que también hubo participación en Copa Libertadores, y que en la actualidad parece una utopía.
Después de ese derroche de fútbol, Ferro atravesó los 90′ con un gran declive y constantes crisis, tanto deportivas como económicas. Los resultados dentro de la cancha estaban acompañados de los malos manejos dirigenciales, a tal punto que, a inicios del 2000, reportó un pasivo financiero de $16.000.000.
Allí comenzó su mayor bajón institucional. Ese mismo año descendió a la vieja Primera B Nacional, y una temporada más tarde, se fue a la Primera B Metropolitana, el punto más bajo de su historia. En el medio, se declaró en quiebra y comenzó a ser gerenciado por Gustavo Mascardi, reconocido empresario e hincha de Ferro.
Jugó dos torneos en la tercera categoría y volvió al Nacional, de donde nunca más salió. Desde el 2005, el gerenciamiento del club fue tomado por la Justicia Argentina hasta el 2014, cuando levantó oficialmente la quiebra y volvió a estar administrado por los socios.
Con algunos torneos más regulares que otros, Ferro nunca estuvo cerca de poder volver a la élite del fútbol argentino -en 2021 llegó a semis del Reducido pero cayó con Quilmes-. Una institución que supo ser ejemplar en muchas de las disciplinas deportivas, pero que todavía mantiene la espina de todo lo que logró y no pudo sostener.
El 2024 de Ferro
Simplemente por su nombre, cada temporada el Verdolaga se posiciona como uno de los equipos más importantes de la categoría. El año que se va no fue la excepción, porque además, se reforzó con jugadores de jerarquía como Ricardo Blanco y Franco Mussis, entre otros.
Con Jorge Cordon al mando del plantel -que ya estaba desde el 2023, en el que quedó afuera en cuartos de final del Reducido-, Ferro daba indicios de buen juego en los primeros partidos. Pero de a poco, esas intenciones comenzaron a quedar tapadas por la irregularidad, a tal punto de que el deté dio un paso al costado: ocho ganados, nueve empatados y ocho perdidos, los números de Cordon en 2024.
En ese contexto, el que agarró la batuta fue Aníbal Biggeri, que recién salía de Chacarita. Pese a tener una nueva impronta y ganar cuatro de los primeros seis, la situación no cambió. En la recta final, cuando tenía que mantener los resultados, el Verde no respondió: estuvo siete partidos sin ganar y se quedó en las puertas del ingreso al Reducido. Ahora, con Alfredo Grelak como deté, buscará cambiar la imagen en el 2025.
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Fuente: Olé