Análisis Olé: los errores de Mastrángelo en el penal anulado a Huracán y el insólito final de la jugada

Fue el tema ineludible del sábado bien tarde, casi entrada la madrugada del domingo. Una polémica que se agotó -en cancha- más rápido de lo que provocó después, con un escándalo incluido tras bambalinas. Ese penal que Hernán Mastrángelo le había cobrado sin dudar a Huracán en el minuto 90 del partido ante Boca y que el VAR lo invitó a revertir previa corroboración del mismo juez, terminó dejando tela para cortar incluso con la certeza de que no hubo falta alguna.

Claro, el asunto que quedó sobre la mesa es que Mastrángelo decidió frenar la jugada cuando Walter Mazzantti se revolcaba en el piso y ya no podía seguir su camino al gol. Incluso, su derrumbe dentro del área chica lo hizo chocar sus manos en posición de apoyo con la pelota, por lo cual el primer golpe de vista dejó la idea de una jugada absolutamente terminada.

Sin embargo, el pitazo del árbitro llegó temprano para lo que se considera una «jugada de VAR», que es lo mismo que decir, aquella que primero debe estar concluida para que luego se cambie o no una decisión pero con la certeza de que -de revertirse fallo alguno- se podrá volver a la situación original sin que el error arbitral desemboque en una consecuencia imposible de revertir.

En ese caso, la pelota estaba viva en el área chica y a punto de terminar en gol, porque el delantero del Globo llegó a dejársela servida a su compañero Franco Alfonso, quien se enredó con Lautaro Di Lollo y Marcelo Saracchi antes de quedar con pelota dominada sobre la línea.

El error de Mastrángelo, entonces, fue pitar antes de tiempo, salvo que considerara que había mano cobrable de Mazzantti (la cual anulaba la ventaja) y en ese caso también estaría incurriendo en un error, primero porque -a simple vista- esa mano de apoyo en el piso no es cobrable, y Mazzantti no hizo el gol como para encuadrarla en mano de inmediatez. Pero fundamentalmente, ese segundo error es que el juicio acerca de la intención y la validez de la mano también podría haberse juzgado en el VAR.

Y hay otro error técnico en el juez, que es que cobró un penal por dos posibles faltas y -tras la revisión- quedó claro no existío ninguna de ellas. Porque Saracchi lo roza levemente al atacante, sin alterarle el paso, y luego Mazzantti pisa a Romero y no al revés. Claro, todos esos errores son los que justifican la existencia del VAR, y son los que están dentro de las reglas de juego.

Lo que ni Mastrángelo ni el VAR pueden resolver con la distancia del tiempo y las imágenes frías es que hay una realidad incontrastable en el final de la jugada. Y es que -insólitamente- en ese momento en el que Alfonso quedó con la red a su merced y con pelota dominada, la detuvo y la agarró con sus propias manos, con lo cual el balón jamás cruzó la línea y -al margen de todas las irregularidades previas- no hay ninguna chance de hablar de «gol anulado», simplemente porque nunca se produjo.