30/10/2024 22:31hs.

Mientras Fernando Diniz celebraba hace exactamente 361 días la obtención de su primera Copa Libertadores, el deté quizás haya caído en la trampa mental de aderezar con optimismo lo que vendría. Pecados que se cometen en el fragor del éxito. Tiempos de éxtasis que, como le cantó Vinicius de Moraes a La Felicidad, suelen tener fin. Para luego reciclarse, como todo.

Esta clase de ciclos en la vida (y el fútbol, que es casi lo mismo) suelen espaciarse. Para que el vaivén sea soportable. Aunque no siempre se cumple la norma. Diniz lo puede certificar: el 24 de noviembre del año pasado su Flu le ganaba a Boca la final de la Libertadores en el Maracaná. Y él, en paralelo, se ilusionaba con ser ratificado como entrenador de Brasil. Seleccionado al que dirigía interinamente desde que Tite había cumplido su palabra de dejar el cargo después del Mundial, y que -si se hubieran cumplido los horóscopos- hoy debería estar dirigiendo Carlo Ancelotti.

El diario del jueves, en este caso, comprueba que lo pronosticado no ocurrió. Ni por los gurúes mediáticos de Brasil, ni tampoco por la mente protegida por la cabellera enrulada de Diniz. Ese mismo hombre que este miércoles celebró eufóricamente en el Sur de la Provincia de Buenos Aires su primera victoria como entrenador de Cruzeiro. Un 1-0 contra Lanús que lo depositó en una nueva definición internacional. Esta vez, de la Sudamericana. Vaivén divino con matices intermedios.

Giros de un año increíble

El abrazo de Diniz con Kennedy, autor del gol de la Copa (EFE).El abrazo de Diniz con Kennedy, autor del gol de la Copa (EFE).

Diniz, romántico que llegó a definir que “el juego precede al pensamiento mismo: es más inspirador, más rápido”, escaló hasta el cenit de sus ilusiones en aquella tardecita de Río de Janeiro. Sin saber que detrás del Pan de Azúcar de euforia habría una pendiente escarpada. No tenía idea que después de la categórica -y esperable- derrota frente al Manchester City en la final del Mundial de Clubes (0-4) vendría un reset del año. Y de su propia carrera.

El nativo de Patos de Minas recibió el 5 de enero la primera novedad del año: lo primero que hizo Ednaldo Rodrigues -ya restituido en su puesto de presidente de la Confederación Brasileña de Fútbol- fue echarlo. Ese entrenador al que en algún momento los medios habían imaginado como una especie de refundador del Jogo Bonito terminaba su doble comando. Casi un presagio de lo que vendría después.

Pese a que el 29 de febrero, Fluminense ganó la Recopa Sudamericana al vencer a la LDU de Quito, ya la imagen de Diniz había empezado a perder fuerza. El fútbol al que le rendía culto no aparecía. La estética no era la ideal. Pero los resultados lo sostenían. O lo sostendrían, en realidad, durante unos meses más como deté del club carioca. Aunque no por mucho.

Alzó la Recopa con Fluminense.Alzó la Recopa con Fluminense.

Aun habiendo dejado primero de su grupo a su equipo en la Libertadores 2024, Diniz fue echado de Flu el 24 de junio. No soportó un muy mal arranque de Brasileirao, con siete derrotas y tres empates que hundieron al club carioca en las últimas posiciones. El pasado había quedado, en efecto, pisado. Y el boleto, picado.

“Son días muy difíciles de digerir. Fluminense fue un gran regalo en mi vida. Fue un matrimonio. Pasará y todo el mundo estará bien”, decía en su adiós el entrenador campeón de América. Ya sin trabajo. Con alguna esperanza flotante de resurgir. Transitando su propia angustia antes de iniciar un período sabático que duró 90 días.

Cruzeiro anunció a Diniz como nuevo entrenador el 23 de septiembre. Un mes y una semana antes de concretar su regreso a una final continental después de 15 años. Algo que no lograba desde el mano a mano que perdió frente al Estudiantes de Alejandro Sabella en 2009. Un ticket que selló después de cuatro empates y dos derrotas que generaban dudas.

Ya sepultadas, por caso: el arranque de FD en Belo Horizonte ahora tiene otro vigor. Copero. Esperanzador. Como para tomarse revancha en la Sudamericana de todo lo que le ocurrió después de la final de la Libertadores. Pasó poco tiempo. Pero pasó mucho.

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Fuente: Olé

Por admin

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