29/03/2024 06:00hs. Actualizado al 29/03/2024 06:12hs.

Rodolfo De Paoli es recordado por muchos por sus relatos, una carrera que ya lleva más de 20 años y que, pese al éxito, busca dejar atrás. Claro, su sueño desde chico era ser jugador de fútbol y luego entrenador, una labor a la que decidió dedicarse por completo en 2019, cuando tomó las riendas del club que lo vio nacer, Nueva Chicago. Hoy, tras haber dirigido en casi todas las categorías del fútbol argentino, el entrenador habla con Olé acerca de todo: las charlas con Bianchi, el partido contra Botafogo que terminó en un llamado de Rubén Capria en Racing, las críticas al fútbol argentino, el ascenso con Barracas, la condena mediática y mucho más.

DEL SUEÑO DE JUGAR EN CHICAGO A RELATAR A LA SELECCIÓN CAMPEONA DEL MUNDO

-Hace poco Javier Mascherano le dijo a Olé que se consideraba un freaky del fútbol, ¿vos te consideras un freaky?

-Lo que diga Mascherano siendo quien es tiene una repercusión que si digo algo similar lo dice un relator o un entrenador con poca experiencia. Yo me consideró un entrenador que quiere ser entrenador para ayudar a los jugadores. El objetivo es que todo lo que no me dieron a mí cuando era futbolista, dárselo a mis jugadores. Desde chico tenía muy claro que cuando dejara de ser jugador quería ser entrenador y por un montón de cosas por las que la pasé muy mal como futbolista.

-Cuando empezaste tu carrera como entrenador, ¿imaginabas ser relator?

-Nunca imaginé ser relator, jamás. Siempre quise ser entrenador, incluso, a la par de jugar al fútbol. Jugaba con los muñequitos de torta y les daba charlas a los seis o siete años. Los entrenaba y jugaba con ellos. Era un jugador de baby fútbol y me gustaba preguntarles a los entrenadores el porqué de cada cosa que hacíamos. Con diez u once años hacía ese tipo de preguntas. El título de entrenador es el único en el que me he recibido en mis intentos por estudiar periodismo deportivo, abogacía y psicología social. Jugaba en las alfombras porque la pelota se frenaba e iba moviendo los jugadores de acuerdo a lo que quería. A veces le daba relato.

-O sea, ahí ya había indicios de que querías ser entrenador y relator…

-No, yo quería ser jugador de fútbol en ese momento. Darle el tono de relato, era ponerle eso que me hacían sentir Muñoz, Victor Hugo (Morales), cuando escuchábamos la radio e íbamos los sábados a la cancha. Nací en un vestuario de fútbol siendo la mascota de aquel equipo de Chicago que ascendió al profesionalismo en el año 81.

-¿Cómo era ser la mascota de ese equipo?

-Para mí era algo normal. Pateaba las chapitas y la pelota en el vestuario estando disfrazado de jugador, esperando a salir. Tengo una imagen muy fuerte que recuerdo desde chico, cuando me tocó estar en la Bombonera. Mi papá estaba llegando tarde y yo, con cuatro años, me metí al estadio buscando el vestuario visitante. Abrí una puerta equivocada y justo estaba el Loco Gatti haciendo la entrada en calor con su conjunto tan especial: la vincha, la pelota blanca con la estrella. Ser mascota era ver a los verdaderos protagonistas.

-Cuando uno es chico, ve en el fútbol un mundo espectacular, pero cuando empezás a crecer ya no lo es tanto. ¿Cómo viviste ese pasaje?

-Fue duro, como futbolista de baby fútbol, de Reserva y de Primera, tenés sueños de Selección, de Europa, de jugar en un equipo grande. Es el camino por el cual vas, pero nadie te dice que de estar acostumbrado a tener ocho u nueve años y te elijan siempre primero en el pan y queso, vas a pasar a que a los 22 años no vas a jugar más al fútbol. Cuando dejé de jugar al fútbol profesionalmente en la temporada 2000, estando en El Porvenir del Nacional B, uno espera una oportunidad que pueda llegar del exterior, igual que espero ahora como entrenador, y entrenás en el viejo CEFAR con Coqui Raffo, que entrenaba jugadores libres. Fue durísimo hacerme a un costado, me acuerdo de que acompañé a un amigo a entrenar a Dock Sud, que jugaba en la B Metropolitana. Mi amigo me pidió hacer un rato de fútbol, lo hice, pero me sentí muy incómodo. Ese fue uno de los días en los que, sin darme cuenta, estaba dejando el fútbol.

-Dejaste el fútbol y te fuiste para el relato…

-Me acuerdo de que Jorge Losauro, un periodista que hace la campaña de Nueva Chicago, me ofreció en una charla ser parte de su panel semanal. Chicago ya estaba en Primera, yo había sido parte del plantel hasta un año antes y conocía a muchos de los chicos. Le dije que no, que lo respetaba a él, pero odiaba al periodismo deportivo. Me parecía que hablaban sin fundamento, pero que si él me daba una chance, yo practicaba un rato porque cuando era chico relataba partidos de play. Fui a mi casa y me grabé relatando como si fuese un relator de radio. A los dos días le relaté un gol que había grabado mientras miraba la tele en un partido entre Chicago y River. Al día siguiente lo llamé y le puse el relato del gol, no me creía que era yo. Fuimos a un bar, le grabé otro pedacito y en eso se acerca un mozo preguntando quién estaba jugando a esa hora. Ahí me dijo que si el mozo creyó que era una radio, era hora de que empiece a relatar. De un día para el otro empecé a relatar, pero fue algo muy traumático porque no sabía relatar. Sabía relatar un gol, pero no un partido entero.

-Uno de los primeros partidos que te tocó relatar fue el Boca-River en semifinales de Libertadores 2004…

-Sí, eso fue al poco tiempo. Yo empecé a relatar la campaña de Chicago y al año siguiente me presenté en el diario Olé que organizó un concurso de relatores para Radio Mitre. El primer partido que me tocó fue Boca-Chicago, una paradoja. Me costó muchísimo, ganó Boca 2-0, pero tenía sensaciones raras porque como futbolista siempre había soñado en jugar para Chicago en la Bombonera y en el Monumental. Por otro lado, me hubiese gustado más estar en la popular de Chicago que relatando la campaña de Boca. Al poco tiempo de empezar a relatar me tocó el Boca-River de semifinales de Libertadores. Yo ya venía siguiendo la campaña de Boca, había viajado a relatar la Joan Gamper. En ese viaje pude hablar con Frank Rijkaard acerca de cómo entrenaba.

-El entrenador no lo dejabas nunca de lado…

-Poca gente lo sabe, pero en esos años conocí a Carlos Bianchi. Cuando le conté mi historia de haber sido jugador y aspirar a ser entrenador, me cuidaba como su hijo. Él siempre me aconsejó mucho y me volvía loco preguntándome un montón de cosas. Me llamaba mucho la atención que Carlos llamara a los jugadores por el nombre de pila y no por el apellido. A veces los trataba de usted, en otras de vos. A sus jugadores los tenía muy bien conducidos, pero con mucha empatía y sensibilidad a los Villarreal, Pablo Ledesma, Pablo Álvarez, Carlos Tevez… Los tenía cortitos, pero los hacía sentir bien. Cuando viajaba a relatar los partidos de Copa Libertadores, yo estaba con ellos en el avión, en el hotel.

LA RECOMENDACIÓN DE BIANCHI Y LA LLEGADA A CHICAGO

-¿Seguís hablando con Carlos ahora?

-Sí, hace poco le agradecí porque me habían dado el premio Alumni y le dije que ese logró era en gran parte gracias a él. Él, sin saberlo, me había ayudado mucho. Diez años después de la primera vez que hablé con él, tuve una charla en un café donde le insistí en mi sueño de ser entrenador. La respuesta de él fue que yo era muy bueno relatando y que era muy difícil mantener un matrimonio sin una economía importante. Ante eso, yo le expliqué los motivos por los cuales quería entrenar, me miró a los ojos y me dijo: “No me convenciste de nada, pero estás convencido, tenés que intentarlo”. Esa charla fue un antes y un después, porque arranque en la D, pasé por la C, de vez en cuando frenaba por el tema del relato, pero en 2019 decidí dirigir en el club que me vio nacer, Nueva Chicago. Sabía que nadie me iba a condenar porque fui futbolista del club, que tengo derecho de pertenencia, soy el hijo de un ex presidente y fui la mascota del club. Cuando llegué al club hubo un revuelo mediático muy importante porque cómo podía ser que el relator del seleccionado argentino iba a dirigir a un equipo tan grande como Chicago, que en ese momento estaba último. Al año siguiente estuvo la pandemia y comencé a dirigir a Barracas, donde tuve la suerte de ascender a Primera División.

-¿Te sentís un outsider dentro del ámbito del fútbol?

-Eso era lo que me hacían sentir los medios de comunicación. Lo que descubrí fue que la gente te toma por el éxito y el fracaso, no por lo que sos, y mucho más siendo entrenador. A mí me condena ser un relator exitoso, pero desde que yo me presento en un vestuario con los jugadores, ellos ya se dan cuenta de que soy entrenador, que soy líder y que fui un futbolista como ellos. Para el afuera, es tremendo, porque en un 90%, la gente se queda con “Somos todos Montiel”, “Que viva el fútbol Pisculichi” o “Que viva el fútbol” y es lógico. Con 45 años y con 200 partidos dirigidos, habiendo pasado por todas las categorías hasta jugar Copa Libertadores y Sudamericana, nadie me quita la ilusión.

«ME PARECE CAÓTICO QUE UN ENTRENADOR SE VAYA DE UN CLUB Y EN LA MISMA SEMANA APAREZCA EN OTRO»

-Conocés el fútbol argentino, pasaste por casi todas las categorías, hoy quizás está atravesando una crisis importante, ¿Cómo ves el fútbol argentino?

-Yo veo un fútbol muy difícil porque los formatos hacen que todos tengan la ilusión de pelear y de ganar. Un ejemplo de eso es Platense, que ascendió en 2021, llegó a una final en 2024. Esa ilusión es la que hace creer que si de los 28 equipos, uno que debería estar en la posición 25, no está entre los seis primeros, parece que está mal. Guillermo Farré no tuvo un buen arranque y se tuvo que ir, me parece un disparate. Eso me parece más grave que todo lo que se dice que hay detrás de los arbitrajes, de los mercados de pases y de las quejas de todos. Y me parece aún peor, porque por más que venga un entrenador mejor que Farré, va a jugar cada 72 horas y no va a poder mejorar el equipo desde lo físico, quizás un poco desde lo táctico. Y lo que me parece caótico es que un entrenador que dirigió un equipo y se va, en esa misma semana en la que se fue lo contrate otro club. Eso genera una pérdida de credibilidad, porque se plantea el porqué de su contratación y de su salida. Debería haber una reglamentación para que no los puedan echar hasta que tengan al menos 10 partidos. Si no hay como mínimo dos meses de prueba y error, es imposible saber si alguien es bueno o malo. En el último proceso en Independiente Rivadavia estuve 42 días. Es peligrosísimo para un fútbol con muchas lesiones, histérico, es muy complicado.

-Además, se juega constantemente…

A mí me pasó algo extraordinario. Me di cuenta de que en un mundial, donde juegan los mejores de los mejores, con 35 días de competencia se juegan como máximo siete partidos. Nosotros hemos jugado seis partidos en 28 días. No se puede entrenar, el que dice que entrena, lesiona a los jugadores. Si jugabas cada 72 horas, nosotros perdíamos un día o más en logística por viajes. Cuando jugamos contra Rosario Central en San Nicolás, llegamos al hotel y faltaban 22 horas para el partido. Se prepara un partido en un día, no hay días libres. Es hasta cómico porque se queman los libros, cuando organizan los torneos, no le preguntan a los preparadores físicos, mucho menos a los entrenadores. Yo comencé a entrenar el 8 de enero y el 26 estábamos compitiendo, hasta el cinco de febrero habíamos jugado cinco partidos. Es muy difícil…

-¿Entendés a Gorosito cuando dice que es más fácil dirigir afuera que en Argentina?

-Entiendo claramente por qué lo dice. Lo que aprendí hablando y viendo a Pep Guardiola, Simeone, Juan Malillo… No se trata de que sean mejores o peores, sino que ellos tienen todo planificado de cuándo van a jugar y a qué hora. Cuando los GPS hacen saltar las alarmas, saben a quién tienen que hacer descansar. Acá tenés que jugar cada 72 horas. En este caso igual defiendo la posición de la AFA, sacando a River y Boca, el resto viven de la televisión. El fútbol hoy reemplaza a los torneos de verano, el negocio de la TV es televisar en vivo constantemente. En Copa Argentina se juegan en canchas de la B Nacional que están todas rotas porque hace días se jugó con lluvia, pero la televisión exige. La AFA le tiene que responder al producto. Hoy, una liga chilena, ecuatoriana, boliviana… le ofrecen el doble o el triple a jugadores de la B. Si no le das 15 millones de pesos a un jugador se te va por 12.000 dólares afuera. Son un montón de cosas que condicionan terriblemente el juego.

De Paoli y el paso por Independiente Rivadavia. (Foto: Prensa CSIR)De Paoli y el paso por Independiente Rivadavia. (Foto: Prensa CSIR)

-¿Cómo lo ves a Pep en Independiente?… ¿Y vos en el City?

-Yo estoy seguro de que si Guardiola viene a Independiente Rivadavia lo va a hacer jugar mejor que yo y va a ganar mucho más. De eso, estoy seguro. Si voy al City voy a ganar más que en Independiente Rivadavia. Entiendo a que se refiere Gorosito, a la atmósfera en la que se desarrolla el fútbol argentino.

«CUANDO A BARRACAS LE VA BIEN ES POR LOS ÁRBITROS, CUANDO LE VA MAL ES POR LOS ENTRENADORES»

-¿Te pareció injustificada la crítica a Barracas?

Yo lo que digo es muy sencillo. Orfila, Giunta, Nardozza, Berti… cuando les va bien es por el arbitraje y cuando les va mal es por culpa de ellos. Los medios de comunicación cumplen un rol muy importante y por más que no trabaje de lunes a viernes, cuando hay un evento importante, soy el relator de la Selección Argentina, que es lo máximo. Entonces, entiendo que en general se me haga un poco al costado. Que hagan una placa con los entrenadores de la vieja y la nueva escuela y no me pongan… ¿Sabes cuántos DT hay en el Nacional B que nunca dirigieron en Primera, que nunca jugaron Libertadores o Sudamericana? Un montón. Yo creo que me gané el respeto de haber dirigido casi 40 partidos de Primera División. Tengo 44% de efectividad, ese número es el que tiene un equipo de mitad de tabla de la Premier. Si fuera un desconocido, con esos números me estarían paseando por todos los programas de TV, destacando el método de juego, pero como soy el que relata la Selección no lo van a decir.

De Paoli y el paso por Barracas. De Paoli y el paso por Barracas.

-¿Cuál es tu método?

-Lo primero que intentó hacer es que los jugadores tomen el fútbol como un trabajo privilegiado. Sin que confundan la responsabilidad, no tienen que perder la esencia de jugar. Tienen que seguir con la ilusión y las ganas de jugar, que la pasen bien en todos los trabajos que hacemos ya sea un drill de ataque, de defensa o de conservación de pelota. Les transmitió la idea de no tener miedo a perder la pelota, basado en la ejecución, en la repetición… Eso lleva tiempo, charlas, enseñanza, vídeos y demás. Deben tener placer en el jugar que les permita quedarse después de hora para mejorar falencias. Me comprometo con el jugador a no mentirle y mostrarle que la construcción de equipo está por fuera de todo. Cuando me fui de Independiente, 22 jugadores me mandaron mensajes, hubo 17 que no me mandaron nada. A esos que no me mandaron quizá no los pude convencer, porque en 42 días es muy difícil de lograr.

-Una imagen tuya que se hizo viral, fue cuando le pedías paciencia a los hinchas de Independiente. ¿Qué querías decirles?

-Después de ese partido me pidieron la renuncia. Habíamos ganado dos partidos, perdido tres contra Rosario Central, Independiente, Instituto. Teníamos seis puntos sobre 15 y vinieron 50 hinchas a pedirme la renuncia. ¿Sabés qué sentí? Incomodidad, porque aparentemente, Independiente Rivadavia tenía que salir campeón. Me encantaría salir campeón, pero mi idea era fortalecer el grupo, armar un equipo y competir para salir del descenso.

Rodolfo De Paoli 29-3-2024

Rodolfo De Paoli fue insultado por los hinchas

-¿Se juega bien o se juega mal en Argentina?

-Como se puede, no como se quiere. Yo quise jugar como quería y por eso me felicitaron el Kily González, Guede (Pablo), Tevez (Carlos)... Estábamos en una etapa de poner la pelota en el tercio final y poder romper un bloque bajo. Esa etapa le cuesta al City, imaginate si no le va a costar a un equipo de De Paoli en 25 días. Hace poco, Luciano Abecasis le hizo un golazo a Atlético Tucumán y me llamó agradeciendo porque lo hizo desde una posición en la que yo le había dicho que podía atacar. Emmanuel Más me dijo que le di ganas de ser entrenador. Los jugadores son los que me dan la ilusión de seguir.

-A Demichelis también lo critican…

A Demichelis le pasa un poco lo que a mí me pasó en Independiente Rivadavia, donde fui elegido tras el ascenso de Berti. Es lo que le pasó al Maestro Tabaréz cuando se fue Bianchi. A Lavolpe después de Basile. La tarea de reemplazar a Gallardo creo que la está haciendo muy bien, pero para algunos no es suficiente.

-¿Y a Diego Martínez en Boca cómo lo ves?

-Hay que darle tiempo. Me siento muy identificado con él. Barracas Central jugaba muy parecido al Tigre de Diego Martínez. Me lo han dicho Prediger, Marinelli, Enzo Díaz, que jugaron en Tigre cuando nos ganaron la final. Creo que en Primera, con tiempo, me iría mejor que en la B.

DE HACER HISTORIA CON PATRONATO AL LLAMADO DE CAPRIA EN RACING: «ME LLAMARON PARA UNA REUNIÓN»

-Con Patronato te fue muy bien en la Libertadores y Sudamericana…

-Creo que en Patronato dirigí el mejor partido de mi carrera. Empatamos 1-1 contra Botafogo, en ese momento líder del Brasileirao, en Brasil con césped sintético. Nico Domingo fue la figura de ese partido y Pipo Gorosito lo llamó para ir a Colón. Tuvimos números descomunales y jugamos un fútbol que no se vio, pero quedamos afuera. Cuando estoy triste me pongo a ver ese partido para saber que se puede, ja. Después de ese partido, el Mago Capria me dijo que me quería hacer una entrevista en Racing, hubo un impacto mediático tan violento que ni siquiera existió la reunión. Me quería felicitar por ese partido. Capria elige estilos, pero mirá el problema mediático que tengo que ni siquiera pude tener una reunión. Siendo un manager consagrado, cuando se fue Gago, me llamó para charlar sobre el fútbol. Soy esclavo de mi éxito, si fuera un NN estaría cambiando de club.

De Paoli y Patronato hicieron historia ante Atlético Nacional. EFE/ Luis Eduardo Noriega A.De Paoli y Patronato hicieron historia ante Atlético Nacional. EFE/ Luis Eduardo Noriega A.

-¿Sentís que no se valora lo que hacés?

-Yo ya demostré acá, pero afuera te dan más tiempo, y yo necesito eso. Mi manera de convencer tarda un poco más de tiempo que la media de los entrenadores. Yo ya demostré en Barracas, no solo en la B, sino también en Primera. En Patronato lo hice jugando Libertadores y Sudamericana. En Argentina ya he demostrado, también estoy un poco cansado de la histeria con la que se vive. Me gustaría agradecer a Agustin Vila que me abrió las puertas sin el preconcepto que me rodea, pero sí hay muchos dirigentes que actúan como hinchas. Más allá de esto estoy más convencido que nunca.

UN PING PONG PARA CERRAR

-¿El mejor equipo del fútbol argentino?

.-River primero. Talleres y Argentinos Juniors segundos.

-¿El mejor jugador?

Mastantuono. Tiene el perfil de Eric Lamela.

Franco Mastantuono, el elegido por De Paoli. Franco Mastantuono, el elegido por De Paoli.

-¿El mejor partido que dirigiste?

-Patronato-Botafogo. Invito a la gente a ver ese partido.

-¿Un jugador que te gustaría dirigir?

-Prediger. Estuvo cerca, lo llamé para jugar en Independiente Rivadavia, pero se fue a Colón. Es un jugador extraordinario.

-¿Un jugador retirado que te hubiese gustado dirigir?

-Cristián Gómez en Chicago.

-¿El mejor gol que relataste?

-El de Toni Kroos a Brasil en el 7-1.

De Paoli y el presentimiento del 7-1. (AP Photo/Martin Meissner, File) De Paoli y el presentimiento del 7-1. (AP Photo/Martin Meissner, File)

-¿Ese partido lo disfrutaste mucho?

Sí, pero lo disfruté no porque le iban ganando a Brasil sino porque la noche previa al partido jugué a ver cómo le podía ganar Alemania a ese equipo de Brasil y pasaron cosas muy parecidas. Eran anotaciones sobre cómo Joachim Low podría contrarrestar a Felipe Scolari. No me imaginaba un 7-1. Son esas satisfacciones como las que hacía Bielsa para adivinarle los cambios a Van Gaal,

-¿Un equipo que te gustaría dirigir?

-Un equipo brasileño. Un Flamengo, un Fluminense, un Vasco Da Gama… Me representa mucho el fútbol brasileño, pero con nuestro gen argentino. Sería como el caballo de Troya. Tengo una idealización con el fútbol holandés, Rinus Michels dijo que la materia prima del jugador argentino y el brasileño es la ideal para la escuela holandesa.

-¿El mejor entrenador?

En Argentina, Carlos Bianchi. A nivel mundial, Guardiola. La persona más cercana a la charla que tuve con Guardiola fue Rubén Capria.

-¿Y en la actualidad en el país?

Pablo Guede, tenemos muchas locuras en común. Me gusta la convicción que tiene él para dirigir. Gabi Milito también me gusta mucho, por Copa Argentina nos enfrentamos y me contactó por privado. Tiene todo para dirigir a la Selección Argentina.

Video: el mano a mano de Rodolfo De Paoli con Olé

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