¿Críticas? El ambiente del fútbol se encolumnó en los elogios a Martín Demichelis

Cuando Leonardo Ponzio manifestó que «no entiendo por qué hay tanto fastidio con Martín Demichelis», el secretario técnico de River no hizo más que sumarse al respaldo del mundo del fútbol para con un entrenador que, paradójicamente, ha levantado tres trofeos sin lograr aún ganarse del todo a la gente.

Demichelis, ciertamente, está en medio de dos posturas antagónicas a las que no les falta razón en sus argumentos. Las voces ligadas al fútbol coinciden en el coraje que mostró Micho para encabezar la transición post Gallardo. La más difícil, quizás, de la historia de River.

En esa línea, por caso, hubo conexión entre las opiniones de Sebastián Domínguez y Matías Almeyda: mientras el ex zaguero resaltó que “hay mucha valentía de su parte en haber agarrado en el momento en que lo hizo” y subrayó que «está ultrapreparado, pero a otro nivel”, el Pelado opinó que “no es fácil lo que él fue a hacer después del Muñeco”.

Hay lógica en el planteo: sin ir más lejos, en tan solo 446 días Demichelis no hizo extrañar a su antecesor en títulos y, más al principio que al final, en juego. «Su primer River fue mejor que el de Ramón y el de Gallardo», lo ponderó Pipo Gorosito abriendo el debate.

«Cuando nadie lo esperaba, sus primeros seis meses fueron espectaculares cuando nadie lo esperaba», coincidió Andrés D’Alessandro. Pero el hincha no reniega de los títulos ni de la velocidad con la que los cosechó (sólo Marcelo Gallardo lo hizo en menos tiempo). Y tampoco olvida que bajo la gestión MD se ganaron dos de los tres superclásicos o que la Michoneta estableció un récord al ganar veinte partidos consecutivos en el Monumental.

¿Entonces qué hace que este técnico al que Alfio Basile calificó como “muy fino para el ambiente, inteligente y que chamuya muy bien” no haya entrado todavía en el corazón de todos los fanáticos? ¿Acaso será como dijo Míchel, ex deté de Demichelis, cuando esbozó que “el corazón de los hinchas de River todavía está con Gallardo”?

Según Darío Sztajnszrajber hay preguntas filosóficas cuya única respuesta es “sí y no”. Su teoría se aplica al caso MD. Sí: la vara que dejó el Muñeco está demasiado alta, el contraste es evidente y demorará mucho más de lo imaginado acabar con el duelo. La fase de aceptación tarda en llegar. Pero también Demichelis cometió pecados que contrastan demasiado con la línea de conducta de su antecesor.

Los ya famosos off the record con los periodistas y el posterior divorcio en malos términos con Enzo Pérez, la baja participación que le dio al Diablito Echeverri en 2023 y algunos deslices al declarar profundizaron una distancia con parte de la tribuna que se empezó a generar a partir del bajón de rendimiento de River en el segundo semestre del año pasado, tras el tropiezo en la Libertadores.

El hincha empezó a percibir que el ambiente había cambiado. Que el optimismo de aquella Michoneta y su fútbol vertical se desvanecía en el recuerdo. Y comenzó a exigir en consecuencia incluso cuando jugando en un nivel regular River logró estar por encima de varios rivales domésticos.

Pero el mundillo futbolero observa el ciclo Demichelis sin el prisma pasional. Siente que “el equipo juega bien” -Basile dixit- y que “por la línea de conducta y por la imagen que da su River, tarde o temprano reconocerán sus cualidades», como proyectó Míchel. “Está demostrando que es capaz de dirigir al club”, añadió por si hiciera falta Bono, arquero marroquí hincha de River.

Incluso Claudio Pizarro, una voz autorizada en Baviera, destacó que “le encanta” Micho como deté y que “en algún momento va a ser entrenador del Bayern”, como sugirió hace exactamente un mes una editorial publicada por el medio alemán Sport1, pidiendo que Demichelis fuera contemplado para dirigir ante la salida de Thomas Tuchel.

El desafío de Demi sigue siendo conquistar su terruño. Quizás sus cambios 2024, dando señales más firmes -sacar a Barco luego de que lo desobedeciera frente a Atlético; suspender los días de descanso tras el 0-4 ante Independiente Rivadavia- sean reacciones de un deté genuino que siendo él mismo pueda llegarle a la gente con la misma facilidad con la que su River encuentra el arco de enfrente.