Los objetos más extraños encontrados en las canchas del fútbol argentino

A raíz de remodelaciones y otros trabajos relacionados con la infraestructura, a lo largo de los años se han descubierto objetos sorprendentes en los distintos estadios del fútbol argentino. Ya sea por su antigüedad, provenientes de épocas pasadas, o por creencias arraigadas entre los hinchas, estos elementos peculiares han encontrado su espacio en los recintos deportivos, lo que añadió una capa fascinante de historia e intriga por parte de los seguidores.

El más reciente fue en la cancha de Rosario Central. El Gigante de Arroyito está en reformas, con la finalidad de ampliar la capacidad del público y ofrecer un mejor servicio de seguridad, comodidad y confort. La primera etapa que se encuentra en marcha se basa en la demolición y, gracias a ello, encontraron un viejo túnel en la platea de Cordiviola que se decidió utilizar como nuevo ingreso a ese sector.

Los obreros también encontraron una vieja pelota, según informó el Canalla en sus redes sociales. Este acceso data de 1926, año en que la cancha fue inaugurada, ya que desde la creación del club hasta ese momento, Central tuvo varias casas: Estadio del Cruce, Parada Castellanos y la cancha del Club Bolsa de Comercio.

Siguiendo con las remodelaciones en estadios, la dirigencia de River aprovechó la pandemia del Covid, que detuvo la actividad futbolística, para comenzar las reformas en el Monumental. Lo primero fue el césped, con la finalidad de tener un campo de juego de última generación, tomando como ejemplo los principales estadios de Europa.

Lo curioso es que mientras las excavadoras y obreros removían el viejo césped para bajar 1.9 metros el campo de juego, el club de Núñez anunció un descubrimiento histórico: tres herraduras, que -según investigaciones- pertenecían a mulas y a un caballo. Aunque es muy difícil precisar con exactitud de qué año datan estas piezas, por la cantidad de agujeros que poseen se estima que serían de fines de 1800 o principios del 1900.

La explicación es que en las tierras donde actualmente se encuentra el Monumental antes existió el viejo Hipódromo Nacional, inaugurado el 14 de agosto de 1887, que funcionó de manera activa hasta 1911. Luego se utilizó por algunos años para vareo de los caballos que corrían en Palermo y, a partir de 1913, alojó distintos eventos sociales, culturales y deportivos hasta que se determinó su demolición en 1920. River adquirió esos terrenos en octubre de 1934 y en menos de cuatro años el Millonario inauguró su cancha.

El 17 de abril de 2015, en el lugar donde los jugadores de Instituto de Córdoba hacen sus entrenamientos, hubo un descubrimiento un tanto tétrico. En el predio La Agustina, una empleada encontró dos patas y el pico de un gallo atados en una caja de luz. En ese momento, el club no se expresó y mostró desinterés sobre el tema, que tomó repercusión en redes sociales gracias al posteo de una página de hinchas de la Gloria.

Inmediatamente se relacionó esta acción a la brujería y santería. Algunos instruidos en el tema sostienen que estos actos no son realizados necesariamente con mala intención, aunque se cree que también se utiliza para desear el mal a otra persona o maldecirla de alguna forma.

Lo curioso es que al año siguiente a este hallazgo, Instituto, que en ese momento disputaba la B Nacional, terminó en la última posición.

En 2021, cuando se permitió la vuelta del público en los estadios luego de la pandemia, los hinchas de San Lorenzo se llevaron una desagradable sorpresa en su regreso al Nuevo Gasómetro. Cuando aún faltaba una hora y minutos para el inicio del partido con Colón, un usuario de Twitter subió una foto de lo que parecía ser un perro en avanzado estado de descomposición. Esa tarde, el Ciclón perdió 1-2 frente al Sabalero, que era el vigente campeón de la Copa de la Liga.

Independiente y Racing tienen una de las rivalidades más pintorescas del país debido a la cercanía de sus estadios, pero ¿qué pasó durante los años 60? La leyenda cuenta que en 1968, un año después de que la Academia fuera campeón de la Libertadores y de la Intercontinental, un grupo de hinchas del Rojo entró al Cilindro para enterrar siete gatos debajo de uno de los arcos.

Los hinchas de Independiente (club que en ese momento tenía dos Libertadores) querían cortar la buena racha de su rival con la maldición de los gatos. También se dice que tuvieron la facilidad para entrar al estadio ya que el cuidador del Cilindro era hincha del Diablo.

Cuando comenzó a correr el rumor nadie lo creía verdaderamente, pero aquel Racing que venía de ser campeón del mundo frente al Celtic estuvo 13 años sin poder volver a levantar un título.

En 1980 asume como director técnico de la academia Juan Carlos Lorenzo, quien creía en esa maldición. El DT mandó a que desentierren los gatos pero, de los siete felinos, solo se hallaron seis. La decisión que tomó en ese entonces el Toto fue aún más extraña: enterrar siete sapos para “contrarrestar” la maldición de ese gato que aún permanecía bajo la tierra del campo de juego.

Sin embargo, la estrategia del Toto no funcionó como se esperaba. Racing siguió sin obtener títulos, descendió en 1982 y se mantuvo en la B Nacional durante dos temporadas. En 1998 los hinchas de la Acadé incluso llamaron a un sacerdote para que exorcizara la cancha, pero un año más tarde el club se vio sumido en la peor crisis de su historia, con una quiebra que lo tuvo al borde de la desaparición.

Finalmente, en el 2000 encontraron al gato restante y lo desenterraron. Un año más tarde, Racing salió campeón después de 35 años. Como dice el dicho: creer o reventar…