Rojo esta vez tiene quien lo corra

Marcos Rojo lleva 45 días de recuperación de un desgarro que no sólo lo dejó afuera del inicio de la Copa de la Liga y del primer gran partido del año (el superclásico), sino que en principio hizo que perdiera bastante más que eso: probablemente, el puesto.

Porque resulta que quien ocupó su lugar ya dejó de ser un plan de emergencia: Cristian Lema se convirtió hoy en un reemplazo incuestionable. Y acaso, en un titular hecho y derecho. Por cómo se acopló al equipo jugando todos los minutos de todos los partidos y por cómo se entendió con Figal (otra fija), pero también por su carácter, su personalidad y su aporte en lo espiritual, el rubro donde el capitán suplía su escaso aporte en el campo de juego, de la mano de una serie de lesiones constantes y sonantes.

Pues bien, el ex Lanús ostenta tanta experiencia como Rojo (los dos tienen 33 años), la misma pierna fuerte y el mismo temperamento para dar, recibir y repartir. Incluso, hasta para conducir desde el fondo. Y esto pone a Rojo en un aprieto, porque por primera vez hay alguien que amenaza seriamente con desplazarlo.

De hecho, Lema (hoy también con una pequeña lesión muscular) lo hizo olvidar en estos partidos, al punto que los hinchas ya no extrañan tanto a su capitán. Sí, hoy corre desde atrás con él y con Figal. Y más, si el físico no lo ayuda.

Rojo fue, en su momento, una incorporación incuestionable de la gestión Riquelme. Más allá de que ya venía con marcas en su carpeta médica, era un refuerzo de jerarquía, que jugaba en el Manchester United, con dos Mundiales y 30 años, una edad justa para pegar la vuelta.

Y a todo eso se le sumó que, por su carisma, entró en rápida sintonía con la gente, al punto de que reveló una faceta de hincha que mantenía oculta por su -hasta ahí- identificación con Estudiantes. Pero en lo futbolístico, sigue en deuda. Y no por su nivel, sino por el tiempo que pasó afuera. Y porque juega en un club que no te espera…