Expertos convocados por la Sociedad Argentina de Osteoporosis publicaron una guía con recomendaciones para equipos de salud en relación al estudio de la masa ósea en personas trans y no binarias antes y durante la terapia hormonal de reafirmación de género y su impacto sobre el hueso «para contribuir a mejorar la atención y la calidad de vida de las personas transgénero».
Durante dos años, un grupo de profesionales con experiencia en la atención de personas trans de hospitales y clínicas públicas y privadas se reunieron para elaborar la guía «Valoración de la densidad mineral ósea en personas transgénero posicionamiento de la Sociedad Argentina de Osteoporosis», publicada a principios de este mes en la Revista Medicina.
«La idea surge desde la Sociedad Argentina de Osteoporosis a partir del interés que genera la hormonización u otros tratamientos que se utilizan durante la afirmación de género y su impacto sobre el hueso», introdujo a Télam el médico especialista en endocrinología y magíster en metabolismo óseo, Rubén Abdala, integrante del Instituto de Diagnóstico e Investigaciones Metabólicas (IDIM) y el Grupo de Atención a Personas Transgénero del Hospital Carlos G. Durand.
La cantidad de tejido óseo depende principalmente «de factores genéticos y juegan un rol preponderante las hormonas sexuales, el peso, actividad física, nutrición, vitamina D», entre otras cuestiones, explicó Abdala.
«La idea surge desde la Sociedad Argentina de Osteoporosis a partir del interés que genera la hormonización u otros tratamientos que se utilizan durante la afirmación de género y su impacto sobre el hueso»Rubén Abdala
En estudios previos del IDIM y Hospital Durand, se había observado que las mujeres trans tenían menor densidad ósea que la población cis (personas cuya identidad de género coincide con el sexo asignado al nacer), aún sin haber comenzado una terapia de hormonización.
Esto «podría deberse al estilo de vida hipoactivo observado frecuentemente en las mujeres trans», es decir un estado de vida con menos deporte, indica la publicación, además de condiciones de vida más vulnerables que puedan llevar a una peor alimentación y a tener bajos niveles de vitamina D.
«Es fundamental tener una buena salud ósea para prevenir complicaciones futuras como las fracturas por fragilidad (osteoporosis)», aseguró Abdala, y en este sentido, la pregunta que guió a la publicación fue «¿Cómo y cuándo evaluamos la salud ósea en las personas trans?«.
La premisa desde la que partió el equipo de trabajo fue que la terapia de afirmación hormonal «podría estar asociada con alteraciones en la densidad mineral ósea (DMO)».
«Es fundamental tener una buena salud ósea para prevenir complicaciones futuras como las fracturas por fragilidad»Rubén Abdala
En este sentido sugirieron a los equipos de salud solicitar la DMO a todas las mujeres trans y a consultantes trans que hayan recibido supresión puberal -un tratamiento que retrasa la pubertad-, además de aquellos que presenten factores de riesgo que afecten la salud ósea.
En mujeres trans se observó que las terapias hormonales con estradiol pueden empeorar la insulinorresistencia, al tiempo que «la terapia de afirmación hormonal (TAH) para género femenino provocaría una pérdida de masa ósea mayor comparada con la TAH en género masculino».
También para este colectivo, cuando tiene entre 15 y 43 años, luego de 12 a 24 meses de TAH, se observó un aumento de la densidad ósea en la lumbar en relación a los valores previos al tratamiento, aunque no se observaron cambios en los huesos de la cadera.
En tanto, en varones trans antes de la terapia hormonal no se observaron diferencias significativas respecto a las mujeres cis, pero posteriormente a la TAH se evidenció «mayor fuerza medida por dinamómetro, mayor índice cintura/cadera (distribución abdominal), menor grasa total y mayor masa magra».
A su vez no se registraron cambios significativos en la densidad mineral ósea luego de 12 a 24 meses de tratamiento, aunque sí algunos estudios encontraron un aumento de este índice luego de los dos años, según consigna la publicación.
Frente a los casos de baja masa ósea, el equipo recomendó adoptar las medidas de prevención de pérdida de masa ósea basadas en un consumo adecuado de calcio con la dieta (1.200 miligramos por día), mantener niveles de vitamina D superiores a los 30 nanogramos por mililitros y actividad física.
Además, «frente al hallazgo de osteoporosis, considerar la implementación de tratamiento farmacológico».
El equipo además hizo énfasis en la importancia de respetar la ley 26.743 en las consultas y seguimientos a personas trans para «seguir las convenciones sociales y legales vigentes en nuestro país, respetando la identidad de género autopercibida».
«Para ello es importante capacitar al equipo de salud, desde que ingresa la persona (o sea desde el saludo de la recepción), aprender a llamar por el apellido, y en lugar de diagnóstico consignar ‘Ley 26.743’ eliminando la estigmatización subyacente», detalló Abdala.
Asimismo advirtió que «un dilema importante surge cuando se informa el estudio y el quipo solamente consigna el sexo asignado al nacer (varón o mujer) y no permite la modificación para el análisis», frente a lo cual Abdala consideró «importante, redactar un informe como hoja principal donde se asigne la identidad de género».
Las y los participantes del estudio pertenecen al Hospital Carlos Durand, Hospital Nacional Profesor Alejandro Posadas, Hospital Doctor Teodoro Álvarez, Hospital Italiano, Sanatorio Allende de Córdoba; Centro de Medicina Reproductiva de Tucumán; Hospital General de Agudos José María Ramos Mejía, Hospital General de Agudos Doctor Juan Antonio Fernández.
Se trata de Alberto Nagelberg, Rubén Abdala, María Larroudé, Vanina Farías, Mariano Garabito, María Balonga, Evangelina Giacoia, Silvia Karlsbrum, María Pavlov, Adriana Frigeri, Mirena Buttazzoni, Pablo Costanzo, Sebastián Suárez, Andrés De Benito y Verónica Pa.
Fuente: Telam