01/02/2024 00:52hs.
Un problema que tenían últimamente los rivales de River era que miraban hacia el banco rival y se descorazonaban. A duras penas se las arreglaban para ir controlando a las figuras, la dinámica, la intensidad y el funcionamiento del Millo, y se paraban a precalentar tres jugadores de selección que podían cambiar todo en una jugada. Era el plus de tener cantidad y jerarquía en el plantel.
En esta nueva temporada, después de haberse cerrado el más exitoso balance de la historia del club, el entrenador arma la formación con lo justo que le queda y casi no puede hacer cambios.
Los números derivados de una eficiente administración no fueron acompañados de alguna habilidad, visión, lucidez o audacia para intervenir en el mercado. Entonces, las pérdidas de fútbol (Enzo Pérez y De la Cruz) y de calidad de recambio no fueron compensadas.
Es cierto que tamaño repertorio de estrellas en un plantel requiere también de una capacidad de gestionarlo, una materia muy complicada para un técnico novato como Demichelis. En este mercado pareció cumplir un objetivo de achicar el plantel, de no tener tantos pesos pesado sin jugar o entrando de a ratos.
Una poco feliz coincidencia de compromisos de selecciones y racha de lesiones (que parece cosa de brujería ya) lo ha dejado casi con lo puesto para el arranque del año. Apenas está concretando un par de refuerzos sobre el cierre ya prorrogado del libro.
Que anoche haya entrado Franco Mastantuono (16 años) de titular, que al reemplazarlo Agustín Ruberto (18) River haya liquidado un partido que se le había puesto muy incómodo, que haya tenido minutos Ian Subiabre (17), son muy buenas noticias y vienen a subsanar este desequilibrio. La mala noticia que encubren estas glamorosas promesas es que empezaron los partidos por los porotos y sin los pibitos no llega a presentar un equipo.
River Plate – 1-2-2024
Ruberto anotó el segundo de River
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Fuente: Olé