División Palermo es una comedia argentina que está siendo furor tanto en nuestro país como en otros países de Latinoamérica desde que se estrenó el 17 de febrero en Netflix. Narra la historia de una guardia urbana, formada por integrantes de distintas minorías creada como una operación de marketing para mejorar la imagen de las fuerzas de seguridad.
La serie pretende burlarse y parodiar ciertas premisas del correccionismo político y la inclusión que terminan revelándose más como una cuestión marketinera que como una política de visibilización real. Entre los personajes hay un ciego, una mujer en silla de ruedas, un anciano, un enano y una mujer trans.
Hernán Cuevas tiene 32 años. Es actor, director de teatro y dramaturgo, e integra el elenco de la serie como uno de los miembros de la guardia encarnando a Johnny. Desde chico sintió que su vocación era ser actor y hoy en día vive de lo que más le gusta.
“Cuando estábamos haciendo la serie teníamos esa esperanza de que a la gente le guste, de que apoye lo que estamos haciendo. Hoy nos mandaron un video de la ONU donde nos estaba nombrando por la inclusión y la buena forma en la cual estábamos nombrando diferentes visibilidades de realidad“, detalló el actor en LU5.
Cuevas explicó que durante el rodaje se formó una muy linda comunidad entre los miembros del elenco, “siempre jodiendo e improvisando un poquito”. “Es un humor nuevo, que juega al límite, pero también educa”, destacó sobre el perfil que tiene la serie.
Cuando Hernán recibió las premisas de la serie, se dio cuenta de que el proyecto era algo diferente de verdad. Después de audicionar para el papel y recibir los libretos, contó que mientras los leía en una plaza o en el subte se reía a carcajadas solo. “Lo que se ve en pantalla es lo que se propuso desde el primer momento. Estaba muy orgulloso y agradecido de poder haber quedado para mostrar algo nuevo”, aseguró.
El actor dijo que el director (Santiago Korovsky) y los productores tuvieron muy en cuenta la opinión de los miembros del elenco a la hora de desarrollar los guiones y las ideas. “Hablar con Santiago y que me diga ‘¿a vos te parece cómo está esto?’, o a veces yo decirle ‘¿podría decir esto, podría decir lo otro?’. Me dio mucha alegría que Santiago pudiera ser tan permeable a la hora de recibir propuestas, porque también él sabía cómo hacer un chiste mostrando la realidad sin caer en la humillación o la victimización”, destacó sobre Korovsky.
“En el 2010 hice en el teatro San Martín ‘La vida es sueño’ con Joaquín Furriel y Muriel Santana. Esperé 10 años para que venga otra propuesta en la cual me deje bien parado por ser como soy y que me tengan como un actor serio, y que no sea tomado para la burla o la humillación. Es un montón de tiempo”, criticó sobre las oportunidades que suelen tener los actores de talla baja o de cualquier otra minoría.