Tras la denuncia de los trabajadores golondrina el Ministerio del Trabajo procedi a la liberacin el pasado 23 de febrero Foto Ministrio Pblico do Trabalho no RS
Tras la denuncia de los trabajadores golondrina, el Ministerio del Trabajo procedió a la liberación el pasado 23 de febrero. / Foto: Ministério Público do Trabalho no RS

La liberación de 207 trabajadores que eran sometidos a la esclavitud en la cosecha de uva para las principales bodegas en el sur de Brasil desató una ola de declaraciones prejuiciosas y racistas por parte de un grupo de empresarios, que argumentaron que la mano de obra escasea debido a los planes sociales, y de un político bolsonarista, que dijo que era mejor contratar argentinos antes que afrodescendientes brasileños.

El escándalo llevó al gobierno del presidente Luiz Inácio Lula da Silva a determinar que la Agencia de Promoción de Exportaciones (APEX-Brasil) suspendiera a las tres marcas de vinos y espumantes más grandes del país -Aurora, Salton y Cooperativa Garibaldi- de las próximas ferias internacionales donde se presenten productos locales.

Las empresas emitieron comunicados diciendo que desconocían el trato dado a los trabajadores y afirman haber cancelado el contrato con la prestadora de servicio, pero el regreso a las ferias internacionales de las marcas, que cuentan con gran prestigio en el mercado, dependerá de la marcha de la investigación.

El caso fue descubierto a partir de que cuatro trabajadores sometidos a la esclavitud lograron escapar de una hacienda donde estaban realizando la vendimia y denunciar la situación ante una comisaría en una ruta de la Policía Federal de Caminos del municipio de Bento Goncalves, en el estado de Rio Grande do Sul, una localidad conocida por la inmigración italiana que desarrollo la industria vitivinícola en Brasil, país que es potencia mundial en espumantes.

Tras la denuncia de los trabajadores golondrina, el Ministerio del Trabajo procedió a la liberación el pasado 23 de febrero.

Falta de higiene y descanso en el piso

La mayor parte de ellos había cruzado el país desde el estado de Bahía (noreste), donde habían sido contratados por 45 días para levantar la cosecha de uva para una empresa llamada Fenix, dedicada a proveer de la fruta a las tres gigantes del sector vitivinícola del sur brasileño.

La empresa pagó ayer las cargas sociales debidas y las multas por un valor equivalente a los 211.000 dólares.

Según la investigación, los trabajadores filmaron las condiciones precarias en las que se encontraban: no habían cobrado los prometidos 3.000 reales de salario (unos 600 dólares), debían comprar productos al almacén de la empresa, carecían de higiene, debían dormir en el piso y el comedor de la finca tenía arroz, frijoles y pollo en mal estado.

Tener un teléfono celular estaba prohibido por la empresa, pero uno de ellos logró entrar un dispositivo y gracias a eso pudo pedir un automóvil a través de la aplicación Uber que los llevó hasta el puesto policial rutero.

Represión con spray de pimienta

Algunos filmaron las condiciones de trabajo y la hicieron circular en las redes sociales, tras lo cual cinco «agentes de seguridad» de la empresa golpearon a cinco trabajadores, dejándoles marcas de supuestas torturas.

El gobernador de Rio Grande do Sul, Eduardo Leite, anunció que abrió una causa en Asuntos Internos para determinar si policías participaron de las amenazas y golpizas, como sospecha la fiscalía. Es que la represión a los trabajadores por haber escapado y pedido ayuda incluyó spray de pimienta y shocks eléctricos.

En medio del escándalo provocado por la liberación de los esclavos a un sector que moviliza gran parte de la economía del estado de Rio Grande do Sul, la central patronal Centro de Industria, Comercio y Servicios de Bento Gonçalves repudió los hechos, pero interpretó que el sometimiento a la esclavitud tiene vínculo con la falta de mano de obra.

En ese marco, apeló al argumento utilizado por los seguidores del expresidente Jair Bolsonaro para condenar los programas de asistencia social contra el hambre.

«Hay un amplio sector de la población con plenas condiciones productivas que pese a ello se encuentra inactiva, sobreviviendo mediante un sistema asistencialista que no tiene nada de saludable para la sociedad», aseguró en un comunicado la central patronal.

Ola de indignación

El representante regional del Ministerio de Trabajo nacional, Vanius Corte, sostuvo que el caso es un «problema ocasional» y acusó a las patronales de intentar trasladar la culpa de la situación de esclavitud a los propios trabajadores.

«Los responsables son los que contratan mano de obra, que necesita saber en qué condiciones trabajan. Decir que el problema es la mano de obra porque las personas no quieren trabajar es muy simplista. Estas empresas venden una botella de vino a 200 reales (40 dólares) y se niegan a pagar mejor. Me pregunto si con un salario más adecuado habría más personas queriendo esos puestos», sostuvo el funcionario nacional.

La ola de indignación tuvo su pico, sin embargo, cuando un dirigente bolsonarista de Caxias do Sul, principal ciudad del interior ‘gaúcho’ (como se conoce al estado) subió a su tribuna de concejal en la cámara municipal para dar un discurso racista y xenofóbico contra los trabajadores de raza negra que viajaron de Bahía hacia el sur.

El concejal Sandro Fantinel, del partido ultraderechista Patriota, despreció la capacidad de los nordestinos, un prejuicio presente en las clases medias blancas del sur y el sudeste de Brasil.

«Les pido a las empresas que no contraten más a aquella gente de allá arriba del mapa (por los de Bahía). Ahora van a querer que les paguen una empleada para que les limpien todos los días. Quizás quieran ir a un hotel cinco estrellas para no causar problemas», aseguró, y puso como ejemplo a la vecina Argentina.

En ese sentido, Fantinel convocó a los bodegueros del sur de Brasil a crear un mecanismo para contratar trabajadores de la vendimia argentinos y no a los de Bahía, «que tocan el tambor y quieren estar en la playa todo el día».

«Las empresas que tienen argentinos trabajando hoy los aplauden porque son limpios, trabajadores, correctos, cumplen con el horario, mantienen la casa limpia y cuando termina la cosecha agradecen al patrón», subrayó el concejal, denunciado por racismo por dos ONGs, entre ellas Educafro.

Rápidamente, el gobernador de Bahía, Jerónimo Rodrigues, del Partido de los Trabajadores (PT), aseguró: «Es inhumano, vergonzoso e inadmisible que existan brasileños capaces de defender la crueldad humana. Adopté medidas para que el concejal sea responsabilizado por lo que dijo».

El gobernador de Rio Grande do Sul, Eduardo Leite, del derechista Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB, opositor), calificó de «asqueroso» el discurso y pidió no admitir el «odio y la intolerancia» tanto en la política como en la sociedad: «Los gaúchos estamos de brazos abiertos para todos, siempre».

El Ministerio de Trabajo informó que de los 207 empleados rescatados en la finca de Bento Gonçalves, 194 regresaron a Bahía, mientras que el resto tiene residencia en Rio Grande do Sul.

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Fuente: Telam

Por admin

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