La oración interreligiosa «Oramos por Turquía y Siria», se celebró este martes en la Catedral Metropolitana de Buenos Aires, bajo la «fraternidad» interreligiosa y cultural, con el objetivo de rezar por las víctimas de los terremotos que afectaron a ambos países.
«Reunimos grupos interreligiosos para rezar y enviar apoyo a Turquía. Dentro de los presentes hay personas del catolicismo, musulmanes, de la comunidad hare krishna, de la comunidad indígena, además de amigos que tienen familia allá, porque a pesar de estar lejos sentimos su dolor y pedimos por la ayuda de Dios», comentó a Télam Sümeyra Nur Korkut, una de las coordinadoras del evento.
Andrea Fernández Bevans, directora auxiliar del Consejo de Comunicación de Asuntos Públicos de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, región CABA y Buenos Aires, se refirió a que los convoca el evento siendo «un código fraterno de oración y apoyo para los que están sufriendo los hermanos y hermanas de Turquía y Siria», y que desde la Iglesia se han podido enviar suministros para ayudar a reparar «no solo físicamente sino espiritualmente».
«Lo que afecta a uno nos afecta a todos, y tenemos que estar y ponernos en el lugar de lo que está sucediendo en el mundo», indicó, y agregó que los presentes tienen como punto en común «el amor fraterno, diálogo interreligioso y cultural. La libertad religiosa es la que permite construir la paz, y mucho más cuando existen situaciones tan trágicas como el terremoto de Turquía y Siria».
En la misma línea, Inderveer Kaur, del Templo Sikh de Argentina, expresó que «nos convoca la fraternidad, siendo un evento tan doloroso como son los desastres naturales. Y es un compromiso que nos corresponde no sólo a través del diálogo sino de la acción, ya que por medio de nuestra organización llamada Khalsa Aid acompañamos con alimentos, mantas y equipo de emergencia a los damnificados».
Entre los presentes que mantenían el silencio respetuoso, y las distintas oraciones, sentada la séptima fila se encontraba Graciela Sosa, la mamá de Fernando Báez Sosa, el joven asesinado hace más de tres años por un grupo de rugbiers en la localidad balnearia bonaerense de Villa Gessell.
El primer orador fue el cardenal arzobispo de Buenos Aires, Mario Aurelio Poli, quien expresó a esta agencia: «Nos reunimos para rezar por las víctimas del terremoto de Turquía y por la paz. Esta casa siempre estuvo abierta a este tipo de encuentros con otros credos».
«De Turquía estamos lejos pero la humanidad es una, así que su dolor que padecen no nos es indiferente y esperamos que puedan ponerse de pie luego de este desastre», continuó.
Le siguió la lectura del salmo 32, por Juan Navarro Floria, del Consejo Argentino para la Libertad Religiosa, y le dio paso a los demás oradores el padre Claudio Uassouf, de la Comisión Católica Arquidiocesana para el Ecumenismo y Diálogo Interreligioso; Isa Altekin, director del Centro de Diálogo Intercultural Alba; Ernesto Yattah, del Seminario Rabínico Latinoamericano y Silvina Chemen, rabina de la Comunidad Bet El.
Además, Cecilia Di Lascio, del Movimiento de los Focolares; Humberto Shikiya, de la Iglesia Evangélica Metodista; Alejandro Espinola, de la Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas de la República Argentina (Aciera); Marcelo Figueroa, obispo evangélico de la Iglesia Presbiteriana de San Andrés y Alfredo Salas, de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
También fueron oradores Marcelo Centurión, reverendo de la Iglesia Anglicana; Ariel Ospitaleche, de Soka Gakkai Argentina, Swami Purnabodhananda, de Ramakrishna Ashrama Argentina, y Carina Carriqueo, activista Mapuche-Tehuelche.
Fuente: Telam