Acaso, los hinchas argentinos no aceptaremos esta tarde otra decisión que la entrega del premio mayor de la gala The Best a Leo Messi. Aunque haya un jurado enorme, compuesto por futbolistas y entrenadores de elite, periodistas de todos los países y público en general, y lo que surja de tal revoltijo será legítimo, nos guste o no.
La multiplicidad de nacionalidades en la votación convierte a Leo en el máximo candidato a The Best: salvo algunos medios franceses (que quizá sumen resentimiento porque Argentina les ganó la final con un Messi sublime) y los madrileños (se cansaron de verlo ganarles con el Barcelona), el capitán argentino es querido en todo el mundo.
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Más allá de que nuestras expectativas se concentran en el premio principal, también tenemos las fichas puestas a Lionel Scaloni, Dibu Martínez y la hinchada argentina, que recibió su nominación por el asombro que sigue provocando en todo el planeta el despliegue de pasión y entrega del público, que casi lo hizo jugar de local en Qatar.
Y, aunque los competidores a las distinciones sean calificadísimos y muy meritorios, 2022 fue un año de Mundial. Lo que Messi hizo en las canchas qataríes, a la edad en que lo logró, difícilmente sea olvidado en toda la historia del fútbol. También ganó con su equipo una liga francesa, pero en la gala de la FIFA para premiar un año en que hubo Mundial, el Mundial es todo. Y Messi fue el rey del Mundial.
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El propio Leo, cada vez que ganó un premio individual (y tiene tantos que se le caen de las vitrinas) dijo que eran menos importantes que los de sus equipos, y solía extenderlos. Lo mismo pasará hoy: si gana, lo compartirá y lo dedicará a todos los argentinos. Y si se volvieron locos y no lo eligen, que se quede tranquilo: el premio máximo se lo llevó en diciembre pasado, y ese no se lo puede quitar nadie.
Fuente: Olé