El embajador de la Unión Europea (UE) en Argentina, Amador Sánchez Rico, afirmó que para lograr la paz en Ucrania, el país «debe prevalecer y ganar la guerra» contra Rusia, al tiempo que defendió la asistencia militar del bloque a Kiev y sostuvo que el fin de la misma es garantizar el respeto de los principios fundamentales de Naciones Unidas.
«Queremos la paz y haremos todo lo posible para que llegue cuanto antes, pero no puede ser una paz cualquiera. Para ganar esta paz, hay que ganar la guerra», dijo Sánchez Rico en una entrevista con Télam en la sede porteña de delegación europea.
El diplomático español se refirió también a las sanciones que la UE impuso a Moscú, que aseguró «no van contra el pueblo ruso», así como al impacto que la guerra está teniendo en los bolsillos europeos ante la suba en los precios globales de energía y alimentos.
«Hay una conciencia europea de que es el precio que hay que pagar y está resultando no ser tan oneroso como vaticinaban», expresó.
En ese sentido, destacó que el bloque ha reducido «prácticamente a cero» su dependencia del gas y petróleo rusos y subrayó que la Argentina «puede jugar un papel importante» en la transición energética europea, con el suministro de GNL, hidrógeno verde o litio.
«Estamos en plenas conversaciones con las autoridades argentinas para profundizar en todos estos temas», sentenció.
-¿Cuál es su balance de este primer año de guerra?
-Un balance de mucha rabia, frustración, tragedia y muchas pérdidas de vidas humanas, de ambos lados, por culpa de una guerra totalmente injustificada e ilegal por parte de un presidente al que lo mueven razones de carácter imperialista o neocolonialista. Ese es el trasfondo de esta guerra totalmente ilegal.
-¿La UE prevé buscar una salida diplomática a la guerra? ¿Sumarse quizás a las propuestas que quieren impulsar países como China o Brasil?
-La UE, antes de la invasión del 24 de febrero, le dio todo el espacio posible a una solución diplomática y dialogada. Lo intentamos por todos los caminos. Hubo un desfile de líderes europeos a Moscú para intentar evitar lo que al final no se consiguió. (Vladimir) Putin nos contestaba siempre que no iba a haber invasión y nos mintió. La invasión la hubo y de qué manera. Desde entonces, estamos intentando ayudar a Ucrania a todos los niveles y en todos los frentes, pero también intentamos aislar a Putin en el ámbito internacional. Lo del jueves fue otro ejemplo de ello, con la resolución de la Asamblea General de la ONU con una condena prácticamente aplastante. Solo cinco países lo apoyan y claro que queremos una paz. La resolución que se aprobó en Naciones Unidas es una resolución para la paz, que se titula «Para una paz amplia, justa y duradera». Evidentemente que queremos la paz y haremos todo lo posible para que llegue cuanto antes, pero no puede ser una paz cualquiera. Para ganar esta paz, hay que ganar la guerra.
-¿Es decir?
-Nosotros no estamos en guerra con Rusia, ni las sanciones de la UE van contra el pueblo ruso. Estamos intentando que un país, como es Ucrania, sobreviva. Queremos que prevalezca una Ucrania soberana y democrática, una Ucrania que expulse al invasor y pueda gozar de sus fronteras y de su soberanía. Y esa es la guerra, que Ucrania prevalezca. Entonces, para que pueda haber una paz, Ucrania tiene que prevalecer y, para eso, tiene que ganar la guerra y expulsar al invasor.
-Los miembros de la UE están debatiendo la entrega de aviones de combate a Kiev. ¿El apoyo militar del bloque a Ucrania tiene algún límite? ¿Cuál y por qué?
-Es un debate legítimo y hay quien piensa que dando armas perennizas la guerra. Creo que sería ingenuo pensar que por dejar de dar armas, se acabaría la guerra. Al revés, hay que ayudar a Ucrania a defenderse porque eso también lo contempla la Carta de la ONU. No estamos en guerra con Rusia y no queremos que esto escale. No queremos tener ni una actitud beligerante, pero queremos que los principios fundamentales de Naciones Unidas, que es lo que está en juego, prevalezcan y que no sea la ley del más fuerte, la ley del matón, la que gane. Por eso, damos armas. Si no hubiésemos dado armas, Ucrania hubiera desaparecido y esto a lo mejor hubiera durado tres días. La pregunta es si eso hubiera supuesto la paz. La respuesta es clarísima: es un no rotundo.
-¿Y el envío de aviones de combate sería una línea roja en la asistencia militar?
-Esa es una decisión que se tiene que tomar a través de los ministros de Defensa de la UE y de las instancias de la OTAN, en las que a mí no me compete ahora mismo entrometerme en absoluto.
-La UE aprobó un décimo paquete de sanciones contra Rusia, pero el Kremlin asegura que estas medidas no están afectando al país. ¿Comparte esta valoración?
-Siempre se ha dicho, no es un fin en sí mismo. No son la panacea. Las sanciones son uno de los elementos que tenemos a nuestra disposición, de carácter coercitivo, para hacerle cambiar una actitud a un país -en este caso, al presidente- y para intentar ahogar la maquinaria de guerra del Kremlin. No van contra el pueblo ruso, no van contra los alimentos, no van contra los fertilizantes. Esas son noticias falsas. También dijimos que no van a tener un efecto inmediato, que es un efecto gradual y secuencial. De ahí que estemos ya con el décimo paquete de sanciones y claro que están haciendo sus efectos. La tecnología de Rusia depende prácticamente en un 50% de insumos de importaciones de la UE, que no están teniendo lugar. También el 80% de las fábricas en Rusia, tanto de automóviles como de aeronáutica, están ahora paralizadas. Todo esto gracias a las sanciones. Lo mismo podríamos decir del déficit comercial que en estos momentos padece la economía rusa.
-¿Cómo vivió el bloque su primer invierno sin gas ruso?
-El 2022 fue un año especial porque subieron muchísimo los precios de la energía y, en ese momento, todavía la UE no tenía la capacidad para independizarse. En ocho meses, en un tiempo prácticamente récord, hemos conseguido pasar el invierno. Otra cosa que muchos vaticinaban que no íbamos a pasar. Hemos conseguido cortar esta dependencia del gas y petróleo rusos en un tiempo récord y no hay marcha atrás.
-¿Qué planes tienen para evitar su dependencia a futuro?
-Hay una triple estrategia. Uno, es apostar mucho más claro por la eficiencia energética y se han tomado medidas en la UE a ese nivel muy ambiciosas. Segundo, acelerar la transición a la energía verde, que ya era una prioridad, ahora lo es todavía más. Y tercero, ampliar y diversificar nuestras fuentes de suministro. Para eso tenemos a otros socios, como Noruega, Estados Unidos y países en la cuenca del Mediterráneo, que nos están supliendo el gas que había venido hasta ahora de Rusia. Ahora hemos cortado prácticamente a cero la dependencia que tenemos y ahí es donde países como Argentina pueden jugar un papel importante, con GNL, el hidrógeno verde, o el litio. Por eso, estamos en plenas conversaciones con las autoridades argentinas para profundizar en todos estos temas.
-La guerra provocó aumentos en el precio de la energía y alimentos y golpea a Europa con una inflación que no se registraba hace décadas. ¿Qué hace la UE para afrontarla?
-Evidentemente, esto tiene un costo y se resiente en los bolsillos de los europeos, pero es el precio que hay que pagar por la libertad y por defender unos principios en los que los europeos creemos, que son los de la Carta de la ONU. Creo que hay una conciencia europea de que es el precio que hay que pagar y está resultando no ser tan oneroso como muchos vaticinaban. Como decía, el invierno se ha pasado bien y estamos con índices de inflación, que diría no son para nada históricos, porque no llegamos a los dos dígitos de inflación interanual en el territorio de la UE.
Fuente: Telam