Un equipo de investigación del Conicet está desarrollando un estudio sobre la alimentación de estadíos tempranos de merluza común, corvina rubia y anchoíta. El equipo está compuesto por once mujeres que son parte del Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras (IIMYC, CONICET-UNMDP) y del Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero (INIDEP).

La investigación propone evaluar la condición nutricional de las larvas y juveniles de tres especies, considerando particularmente la influencia de la presencia de microplásticos en sus organismos.

Las especies estudiadas presentan una amplia distribución a lo largo de la costa atlántica de América y son parte fundamental de los recursos pesqueros de varios países de la zona.

El grupo de investigación está formado por Marina Díaz, Rosana Di mauro, Marina Do Souto, Stefanía Cohen, Julieta Rodriguez, Juliana Despos, Brenda Temperoni, Nadia Alves, Cecilia Riestra, Julieta Soledad Rodriguez y Mara Braverman.

Marina Díaz es investigadora del CONICET en el Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras y en diálogo con LU5 explicó el origen de este proyecto. “Sabemos que hay mucha contaminación por plástico en el mar, esos plásticos se van fraccionando y hay cantidades elevadísimas de microplásticos. La inquietud que nos surgió era si esas partículas se superponían con el alimento de las crías de los peces. Nos preguntamos si eso les afecta en su salud y en su crecimiento”, contó.

La anchoíta representa un recurso pesquero potencial. Por su parte, la corvina es uno de los recursos más importantes de las pesquerías costeras del sur de Brasil, Argentina y Uruguay, siendo la Bahía Samborombón el área de cría principal de la especie en Argentina. Con respecto a la merluza, ya existen registros de grandes variaciones en la biomasa de sus efectivos pesqueros producto de los microplásticos.

“Hasta ahora en estas investigaciones, vemos que el plástico está en un altísimo porcentaje en los estómagos de esos peces”, resaltó Díaz y añadió: “nos resta cruzar esa información y ver si eso tiene un efecto negativo en el crecimiento y desarrollo de las crías de los peces”.

La investigadora puntualizó que esperan que el trabajo que están realizando sirva para “alertar sobre un uso responsable de plástico, que haya normas que regulen su uso para que no llegue al mar, porque todo el plástico que usamos en la tierra termina en el mar y se fracciona en millones de partículas afectando a la fauna marina”.

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