La acelerada urbanización, el uso de fertilizantes y plaguicidas, la degradación del suelo, las altas concentraciones de población y la deficiente eliminación de desechos son algunos de los factores que afectan la disponibilidad de los recursos de agua dulce.

Frente a este panorama, el ministerio nacional de Ciencia y Tecnología (MINCyT) abrió una convocatoria en 2020 para ofrecer financiamientos a diversos proyectos. Como respuesta, el Instituto Nacional del Agua (INA), con participación de investigadores de la Universidad Nacional de Los Comechingones (UNLC) de San Luis, presentó una propuesta novedosa: un purificador de agua de lluvia con radiación solar.

Dos años después comenzó el período de estudio de efectividad de un dispositivo llamado Concentrador Parabólico Compuesto (CPC), que será el encargado de purificar el agua obtenida de la lluvia.

El INA es un organismo descentralizado que tiene como objetivo dar respuesta y apoyo a todo lo vinculado con la temática del agua. Es por eso que el trabajo que lleva adelante en este proyecto está enfocado en el desarrollo técnico. Por su parte, la UNLC está encargada de realizar un estudio sociopolítico de las comunidades que podrían usar ese dispositivo.

La radiación solar genera una desinfección natural, lo que significa que inactiva los microorganismos que contenga la lluvia.

Fernanda Lopolito es ingeniera química, investigadora del INA, docente adjunta de la UNLC y coordinadora de este proyecto. En diálogo con LU5, detalló que dentro del INA coordina el programa Ingeniería Sanitaria y Ambiental que tiene como meta “trabajar en proyectos que den soluciones a problemáticas de la sociedad en torno al uso sostenible del agua, por eso estamos trabajando en recursos hídricos no convencionales como el agua de lluvia”.

Según la ingeniera, “la investigación apunta a la producción de agua segura para consumo humano usando agua de lluvia y lo que tiene de novedoso es que no solo combina innovación tecnológica con la social sino que también es un dispositivo que se plantea para que sea operado por el propio usuario”.

Lopolito aclaró que “no supone riesgo alguno para el usuario y está pensado desde un punto de vista para que sea accesible”. Por otra parte, explicó que el dispositivo consiste en un reservorio (el CPC) donde se coloca un bidón de plástico transparente con el agua de lluvia recolectada. Ese bidón se expone a la radiación solar dentro del dispositivo CPC por diferentes períodos de tiempo.

“La producción de agua segura a escala doméstica está pensada para emplearla en poblaciones rurales, comunidades originarias y en lugares sin conexión a las redes de abastecimiento habituales”, remarcó Lopolito.

El proyecto de investigación recibirá casi 11 millones de pesos de financiamiento proveniente del Banco de Desarrollo de América Latina (CAF), a través de la Secretaría de Asuntos Estratégicos (SAE) de Presidencia de la Nación.

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