El conjunto humorístico-musical Les Luthiers, una creación que por más de 55 años asumió y sostuvo una estética reconocida en toda Iberoamérica, iniciará el jueves próximo en el porteño Teatro Ópera su gira de despedida con un nuevo espectáculo, «Mas tropiezos de Mastropiero», que para Carlos López Puccio, uno de los dos sobrevivientes del grupo, «de algún modo se convierte en un homenaje a los compañeros que ya no están, aquellos con los que fabricamos este milagro».
El «milagro» al que alude el artista, de 76 años, fue alumbrado en 1967 por Gerardo Masana (quien falleció en 1973) y se mantuvo como sexteto 13 años más hasta la salida de Ernesto Acher, pero aún con ambas pérdidas construyó un repertorio capaz de reunir excelencia y popularidad.
Espectáculos como «Viejos fracasos», «Mastropiero que nunca», «Les Luthiers hacen muchas gracias de nada», «Luthierías», «Por humor al arte», «Humor dulce hogar», «El reír de los cantares», «Bromato de armonio», «Todo por que rías», «Los Premios Mastropiero», «¡Chist!» y «Viejos Hazmerreíres», por citar apenas algunos de sus espectáculos, colmaron teatros latinoamericanos y españoles y sus registros aún concitan seguidores en YouTube.
Por ese andar, la agrupación cosechó infinidad de lauros internacionales, entre ellos, el Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades por 50 años de trayectoria en 2017.
Pero en el camino y como parte de la existencia, fue perdiendo pilares como el lutier Carlos Iraldi (1995), Roberto Fontanarrosa (colaborador creativo entre 1979 y 2007), Daniel Rabinovich (muerto en agosto de 2015), la salida de Carlos Núñez Cortés a mediados de 2017 y, en abril de 2020, el deceso de Marcos Mundstock.
Sin embargo, el sorpresivo punto final para la trayectoria de Les Luthiers anunciado el jueves pasado -apenas una semana antes de poner a rodar la gira internacional de «Mas tropiezos de Mastropiero»- lo desencadenó la muerte del empresario Lino Patalano en septiembre último.
«La idea empezó a rondarnos a partir de la muerte de Lino Patalano. Con él, Jorge Maronna y yo habíamos creado en 2021 una sociedad para explotar la marca Les Luthiers, pero sin Lino, el manejo de esta mini empresa se nos complicó por arriba de nuestras posibilidades. Fue entonces que empezamos a barajar la idea, triste sin duda, de dejar los escenarios», confiesa López Puccio a Télam.
En esa decisión, añade López Puccio, «a la idea de cerrar se nos contraponía el deseo de comprobar si este nuevo espectáculo – primera novedad en 15 años- estaba a la altura de los anteriores, si el esfuerzo que hicimos con Jorge desde 2019 se habría justificado».
«Cuando lo pre-estrenamos en Rosario, a mediados de noviembre, comprobamos con mucha alegría que era bueno, que el público lo ovacionaba de pie. Nuestras mejores expectativas se colmaron. Allí vino la paradoja: ahora sí, vamos a cerrar pero no por un fracaso, sino con un éxito», resume.
El músico rosarino que es licenciado en Dirección Orquestal, docente universitario, fundador y director del Estudio Coral de Buenos Aires, estuvo entre 2000 y 2004 al frente del Coro Polifónico Nacional y desde 1969 forma parte de Les Luthiers, subraya que «tuvimos que poner mucho esfuerzo en reflotar al grupo en la post-pandemia».
«Les Luthiers -agrega- no es sólo un alegre grupo de buenos músicos y humoristas: debe contar con un plantel importante de productores, técnicos, asistentes, etcétera, para que los planes se desarrollen, las cosas funcionen siempre bien y toda la compañía pueda girar con fluidez».
Con una gira en ciernes que prevé seis funciones en el Ópera de Buenos Aires, otros escenarios locales y presentaciones en España, Costa Rica, Colombia, México, Chile y Uruguay, esta vez el tour sumará el gesto del adiós.
Junto a Jorge Maronna (miembro fundador) y con un elenco que completan Roberto Antier, Tomás Mayer-Wolf, Martín O’Connor y Horacio Tato Turano, (teniendo como alternantes a Santiago Otero Ramos y Pablo Rabinovich), Les Luthiers se despide a partir de un espectáculo donde recurre a una de sus criaturas emblema: Johann Sebastian Mastropiero, presente en las creaciones del grupo desde 1970.
— ¿Esta presencia recurrente de Mastropiero lleva a pensar que pueda tener una vida propia que exceda a la del propio Les Luthiers?
– La obra de Mastropiero tal vez adquiera categoría de clásico, quizás perdure como tal. Pero no habrá nuevas obras de él, como no habrá más «Astérix» sin Goscinny y Uderzo, ni «Inodoro Pereyra» sin nuestro querido Fontanarrosa, ni «Mafalda» sin Quino.
– ¿»Mas tropiezos de Mastropiero» era un espectáculo bosquejado anteriormente a partir del emblemático personaje o surge pensado para esta formación actual de Les Luthiers?
– «Más tropiezos…» es un espectáculo especial respecto de todos los anteriores: está escrito completamente para la formación actual. En este sentido puedo decir que no es más de lo mismo y que, además, es tan bueno como los anteriores.
– A lo largo de la historia, Les Luthiers ha tenido diversas colaboraciones autorales ¿cómo fue el proceso de crear «Mas tropiezos de Mastropiero» junto a Jorge Maronna?
– Primero murió Daniel. Luego se jubiló Núñez. Hubo una sensación, tal vez no de final pero sí de agobio. Hacíamos antologías. Era difícil pensar en crear algo nuevo. Luego, a principios de 2019, se enfermó Marcos y pronto supimos que su camino no tendría retorno. Una semana después, por fuerza y respondiendo a compromisos que teníamos ya asumidos (una inminente gira por Cataluña con todas las entradas ya vendidas), salimos de viaje sin Marcos; Roberto Antier, que era el reemplazante, ocupó su lugar a las apuradas. En ese momento terminó de conformarse este que, con el tiempo, llamaríamos «Elenco 2019». Así que debíamos afrontar la difícil prueba de escribir, por primera vez, un espectáculo ya no de autoría colectiva, manto que siempre suavizó la responsabilidad individual, y no defraudar; generar un producto que mantuviera el nivel de lo hecho antes.
– ¿Es diferente crear para aquel grupo que se conocía de memoria que hacerlo para un elenco con nuevos y diferentes integrantes?
– Desde siempre usábamos una metáfora para explicar nuestros procesos de creación: decíamos que primero tirábamos la flecha y después le dibujábamos el blanco. Dicho de una manera menos zen: siempre escribimos para las fuerzas con que contábamos; para las capacidades, las virtudes de cada integrante; y no le pedíamos a ninguno hacer cosas que no sabía hacer. Esta vez esas capacidades y virtudes eran otras. Tuvimos mucho cuidado en observar qué era lo mejor de cada nuevo integrante y buscamos explotar la parte de su potencialidad que quedaba oculta mientras eran remplazantes.
– Preguntado de otro modo…¿esta nueva propuesta puede ser la prueba de que el humor de Les Luthiers trasciende a la clásica integración del grupo?
– Sí y no. Hay que tener en cuenta que Les Luthiers no es sólo obra de sus actores, tal vez lo más visible; siempre hizo falta el impulso inicial de sus libretistas y compositores, que en casi todos los casos precedió al desarrollo de las capacidades escénicas. En escena, la respuesta es: sí. «Mas tropiezos…» es un espectáculo muy pero muy divertido, tanto como los mejores espectáculos de la historia de Les Luthiers pero explota rasgos propios del elenco actual. Creo que Jorge y yo fuimos el puente entre la tradición y la novedad.
– El hecho de ponerle un punto final a tan impactante historia ¿genera algún tipo de balance que tenga ganas de compartir?
– Gran parte de mis fuerzas artísticas y creativas estuvieron, a lo largo de más de cinco décadas, al servicio de este hermoso invento que es Les Luthiers. Tuve en él un segundo hogar; tuve hermanos, amigos, cómplices, socios… La decisión de terminar dentro de un año con tan larga historia, vino acompañada de no poca tristeza; no se abandona sin marcas un amor de cinco décadas. Pero hacerlo con salud y presentando un producto que honra la calidad proverbial del conjunto, compensa mucho esa tristeza.
Fuente: Telam