Juicio por el crimen de Fernando Báez Sosa: la declaración clave que complica cada vez más a los rugbiers

La quinta jornada del juicio a los ocho rugbiers por el crimen de Fernando Báez Sosa volvió a estar cargada de emotividad. Hubo lágrimas en la mayoría de los que entraban al Palacio de Tribunales de Dolores para declarar ante el Tribunal Oral en lo Criminal 1. Nuevamente, más de una decena de testigos que vieron en primera persona la muerte del por entonces estudiante de Derecho de 19 años se hicieron presentes para brindar sus testimonios para seguir esclareciendo la causa, en la que los acusados se encuentran cada vez más complicados.

Los acusados Máximo Thomsen (23), Luciano (21), Ciro (22) y Lucas Pertossi (23), Ayrton Viollaz (23), Matías Benicelli (23), Enzo Comelli (22) y Blas Cinalli (21) llegaron al sitio del juicio alrededor de las 7.30 escoltados por un fuerte opertativo de seguridad del Servicio Penitenciario Bonaerense. Y otra vez se quedaron a presenciar cada una de las acusaciones que recibían.

Antes de que se hicieran las 10, llegó el momento de una de las declaraciones más esperadas de toda la jornada: la de Andrea Ranno, la recepcionista del hotel Inti Huasi que vio escapar corriendo a los rugbiers el día del asesinato de Fernando. Y al momento de recrear la escena se quebró frente a los jueces. «Se venían riendo, festejando entre ellos, todos», contó. Además, agregó: «Venían muy exaltados, muy contentos. Contentísimos y felices. Uno de ellos dijo: ‘Le llené toda la jeta de sangre. Le rompí toda la jeta, ¿viste?’«.

Luego, fue el turno de que pasaran a declarar la dueña de la casa que alquilaban durante esas vacaciones en Villa Gesell, peritos y policías que estuvieron el día de la detención de los rugbiers. En ese sentido, el testimonio del policía Mariano Rolando Vivas fue vital para poder reconstruir la escena del crimen, pero principalmente para terminar de desligar de la causa al remero Pablo Ventura, quien había sido falsamente incriminado por Máximo Thomsen como el dueño de la zapatilla manchada con sangre de la víctima que había sido encontrada durante el allanamiento realizado en el alojamiento de los acusados.

«La Policía Científica les preguntó de quién era una zapatilla y uno de ellos manifiesta que es de Pablo Ventura. Fue Thomsen quien manifestó que era de Ventura«, dijo.

Por su parte, Julia Semsey, propietaria del domicilio alquilado en su momento a los rugbiers, ingresó a la sala después de la salida de Vivas y narró los pormenores de cómo se había enterado de lo que había sucedido en el sitio ubicado en la calle 203 y cortada. «Ese día teníamos problemas con el agua y llamé a un plomero para que fuera tipo 10. Se me hizo tarde y le pedí que me esperara. Entonces, me avisó que había mucha policía en el lugar, así que salí volando a la casa. No entendía por qué«, relató.

Además, añadió que a partir de entonces le fue muy difícil poder alquilar nuevamente la casa. «Sufrí el acoso de los medios. Me afectó en la parte psicológica mía y de mi familia. Fue un antes y un después importante», cerró su declaración.

Tras el pedido de las partes de un cuarto intermedio, el debate se reanudó con la declaración de Lautaro Alejandro Cuqueijo, testigo del procedimiento de la Policía Científica. «Estaban las zapatillas con sangre, eso lo recuerdo bien. Después noté que estaban tranquilos. El único que noté que estaba nervioso era el ‘grandote’, el más musculoso, por así decirlo. Tenía bigotes, si no me equivoco es Máximo Thomsen. Se puso a vomitar», dijo.

Si bien fueron compareciendo varios testigos, aún no pasaron la totalidad de los casi 180 que fueron citados a declarar hasta el 31 de este mes. Luego, en la primera semana de febrero, todavía en medio de una Feria Judicial, será el momento en el que se determinará las condenas para los acusados.