El presidente ruso, Vladimir Putin, le aseguró a su par turco, Recep Tayyip Erdogan, que su Gobierno está dispuesto a encarar un diálogo de paz con Ucrania, siempre y cuando Kiev reconozca «las nuevas realidades territoriales» que, afirma, arrojó hasta ahora la guerra entre las dos exrepúblicas soviéticas.
«Como Recep Tayyip Erdogan propuso la mediación turca para hallar una solución política al conflicto, Vladimir Putin reafirmó la apertura de Rusia a un diálogo serio, siempre que las autoridades de Kiev cumplan con las demandas conocidas y expresadas repetidamente, y tomen en cuenta las nuevas realidades territoriales», anunció un comunicado del Kremlin difundido este jueves y recogido por las agencias Sputnik y AFP.
El texto oficial se conoció luego de que Putin conversara telefónicamente con Erdogan, quien lo instó a aplicar un «cese el fuego unilateral» en Ucrania, informó la Presidencia turca.
«Los llamados a la paz y las negociaciones entre Moscú y Kiev tendrían que ser respaldados por un cese el fuego unilateral», le dijo el jefe de Estado turco a Putin.
Al mencionar las «nuevas realidades territoriales», Putin se refiere a las provincias de Lugansk, Donetsk, Saporiyia y Jerson, donde sus tropas realizaron ocupaciones parciales que les permitieron establecer gobiernos, si bien en las cuatro hay zonas donde permanece el dominio de las autoridades ucranianas.
Moscú reivindicó en septiembre pasado la anexión de estos territorios, una política que ya llevó a cabo con la península ucraniana de Crimea en marzo de 2014.
Las cuatro provincias se declararon pertenecientes a Rusia luego de convocar a plebiscitos en los que esta opción obtuvo mayorías absolutas, pero esa definición no es reconocida por Ucrania ni por la comunidad internacional, que rechazan la elaboración de esas consultas y, sobre todo, las condiciones en las que se realizaron los escrutinios.
El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, se niega a negociar con Moscú mientras Putin esté en el poder e insiste en que el objetivo es recuperar todos los territorios ocupados.
En su llamado con Erdogan, el jefe del Kremlin denunció «el papel destructivo de los Estados occidentales, que saturan a Kiev de armas y equipamientos militares» y le brindan «la información operativa y le precisa los blancos» de los ataques.
En Rusia fue el patriarca de la Iglesia ortodoxa rusa Kirill, cercano a Putin, quien hizo un llamado a un alto el fuego en vísperas de la Navidad ortodoxa, que se celebra el sábado próximo.
El líder ortodoxo, de 76 años, instó a deponer las armas de las 12 hora local (7 en la Argentina) del 6 de enero a la medianoche del 7 de enero (19 horas del 6 de enero en la Argentina).
Sin embargo, este mensaje podría tener poco eco en Ucrania, donde la influencia del patriarcado de Moscú ha ido en declive en estos últimos años, hasta la creación en 2018-2019 de una Iglesia independiente de la tutela religiosa rusa.
De hecho, en mayo pasado, tres meses después del inicio de la invasión rusa del país, la Iglesia ortodoxa ucraniana rompió sus lazos con Moscú.
Estos llamados al cese el fuego tienen lugar días después de que un ataque ucraniano en la noche de Año Nuevo causara al menos 89 muertos en la localidad de Makiivka, en la región anexada de Donetsk.
En un hecho poco común, el ejército ruso admitió el trágico balance tras el bombardeo y fue blanco de duras críticas.
Según la prensa rusa, el edificio quedó totalmente destrozado por los proyectiles lanzados con los sistemas lanzamisiles Himars, un arma suministrada por Estados Unidos. En las instalaciones había cientos de reclutas, es decir, soldados no profesionales.
En el terreno, los combates continuaban, sobre todo en Bajmut, en el este de la provincia de Donetsk, que las tropas rusas -respaldadas por el grupo paramilitar privado ruso Wagner- intentan controlar desde el verano boreal.
Según el balance diario de la Presidencia ucraniana, cinco personas murieron y ocho resultaron heridas en las últimas 24 horas.
Entretanto, el jefe del grupo Wagner, Yevgueni Prigozhin, considerado cercano a Putin, anunció este jueves las primeras amnistías de prisioneros rusos que habían aceptado combatir en Ucrania durante seis meses a cambio de su libertad.
Fuente: Telam