Juicio por Fernando: por qué una testigo insultó en la cara a un acusado

Terminó su testimonio y, emocionada, se dio un abrazo con Graciela y Silvino, los padres de Fernando Báez Sosa. También protagonizó un incidente con uno de los acusados a los que, dijo, miró «cara a cara» cuando dejó el tribunal. El paso de Virginia Pérez Antonelli por el juzgado de Dolores no pasó inadvertido en el marco de un debate que está sensibilizando al país sobre el crimen de Fernando Báez Sosa.

La joven de 20 años le practicó maniobras de reanimación cardiopulmonar (RCP) al estudiante de Derecho de 19 años cuando éste yacía en el piso tras la golpiza. «Quedate conmigo, por favor», fue la frase que -le contó después a la prensa- le dijo a Fernando esa madrugada del 20 de enero del 2020 en Villa Gesell. Antes, frente a los tres integrantes del Tribunal Oral en lo Criminal 1, aceptó que los rugbiers «no paraban de pegarle ni un segundo», que uno de los agresores era «una bestia físicamente» y que «escuché muchos gritos de ‘dale, dale’, que eran acompañados de golpes. En un primer momento no me di cuenta que había un chico tirado»,

Pérez Antonelli comentó que pidió ayuda a policías presentes en el lugar al ver a Fernando «sin respirar y sin conciencia», por lo que les indicó los pasos a seguir para realizarle RCP. Luego de ello, refirió que sostuvo la cabeza de Fernando para evitarle lesiones en la columna mientras lo asistían en el suelo. Y que en ese momento se dio cuenta de una lesión que la víctima presentaba en la parte izquierda de la cara, producto de un fuerte golpe. En ese sentido, informó que cuando se vio la mano la tenía llena de sangre perteneciente a Fernando.

Al terminar su declaración, Pérez Antonelli pasó por al lado de los acusados -Thomsen (23), Enzo Comelli (22), Matías Benicelli (23), Blas Cinalli (21), Ayrton Viollaz (23), y Luciano (21), Ciro (22) y Lucas Pertossi (23)-, que por primera vez en los cuatro días de audiencia aparecieron sin barbijos (igual que los 12 guardias), intercambió miradas con ellos y -afirmó- uno de ellos le hizo «un gestito». «Fue uno de los Pertossi. Me hizo un gestito con la boca. Ahí lo miré y le dije que era un hijo de puta».

A su vez, Virginia contó que se sintió atacada por las preguntas del abogado defensor, Hugo Tomei: «Todo el tiempo agarraba el discurso que yo había dado el día después de esto. Palabra por palabra, a ver si todo lo que estaba diciendo estaba calcado a la declaración que yo hice. Es imposible. Incluso me preguntaron cómo se hace el RCP paso por paso. Me pareció muy soberbio, me hablaba con una actitud que sugería que hice las cosas mal. Y yo no hice las cosas mal».

Fue uno de los Pertossi. Me hizo un gestito con la boca. Ahí lo miré y le dije que era un hijo de puta.

En cuanto a sensaciones personales, manifestó que va a «arrastrar este hecho para toda la vida» y pidió que los ocho imputados sean condenados a perpetua. «Esto nos marcó a todos. La condena tiene que ser perpetua, es indiscutible. Todos hicieron algo, todos encubrieron y acusaron a un inocente. Cada uno de los que nos sentamos ahí a declarar somos la voz de Fernando».

La semana inicial de testimonios cerrará con las declaraciones de la primera testigo que advirtió la huida de los rugbiers del lugar del crimen, la dueña de la casa en la que ellos pasaban sus vacaciones y donde fueron detenidos en la mañana del 18 de enero, y una decena de policías que intervinieron en la causa.

En la segunda semana del juicio está programada la declaración de 50 testigos más, aunque muchos de ellos no fueron notificados finalmente por las partes, por lo que se prevé que el número sea menor al pautado inicialmente. El lunes 9 declararán entre otros el médico que practicó la autopsia al cuerpo de Fernando, personal policial que revisó a los imputados tras su detención, efectivos que realizaron el análisis de cámaras de seguridad de la zona y funcionarios judiciales. Los testigos ascienden a 177, aunque probablemente algunos serán desestimados y no se llegará a esa cantidad.