Enzo Fernández, un campeón sin bienvenida

Se repitieron por varios días imágenes de argentinos campeones del mundo regresando a sus equipos con recepciones plenas de festejos y honores. Pero hay un campeón, que además recibió el más impensado trofeo individual (cuando empezó la Copa ni siquiera era titular) por ser el mejor jugador joven de Qatar, al que en pocos días todo se le ha complicado.

Con los ecos de la copa ganada retumbando todavía por el mundo, los ingleses del Chelsea metieron un bruto campanazo de mercado anunciando que se llevaban a Enzo Fernández del Benfica. La cláusula de rescisión de 120 millones de euros daba una idea de la referencia para negociar el traspaso.

Pero resulta que el campanazo traía más espuma que billetes reales, y los portugueses, expertos en grandes negocios con la compraventa de grandes promesas, bajaron la persiana. En el camino, Enzo regresó a su liga con una fea derrota y pérdida de invicto y después hizo un inopinado nuevo viaje a la Argentina, sin permiso del club, para recibir aquí el nuevo año.

De estar a un paso de la Premier en uno de los equipos top del mundo y recibir a los 21 años otro fangote de guita que ni en cuatro vidas enteras el común de los mortales puede llegar a ver, Enzo ha pasado a quedarse obligado en Portugal, donde tendrá que reconquistar el afecto de la gente y volver a amigarse con el club, que tomó su viaje furtivo como una presión para irse.

Su entrenador Roger Schmidt criticó al Chelsea por marear a su jugador con mentiras, pero no ahorró palos para Enzo: que no había descansado entre partidos, que había perdido entrenamientos y que eso traería consecuencias.

Hoy juega Benfica, y no parece que la fantástica revelación argentina del Mundial vaya a ser esperada con ovaciones, réplicas de la Copa y papelitos de colores.