Uno de los testimonios más esperados en una jornada cargada de declaraciones y emociones en el juicio que se les sigue a los ocho acusados de matar a Fernando Báez Sosa el 20 de enero del 2020 enfrente de Le Brique, de Villa Gesell, era el de Alejandro Claudio Muñoz, el jefe de seguridad del boliche.

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El testigo de 47 años, más de dos metros de altura y que supera los 100 kilos (por su tamaño lo apodan Chiqui) se quebró y comenzó a llorar (en un momento abrazó a los padres de Fernando) al referirse a la brutalidad del ataque contra estudiante de Derecho de 19 años: «Nunca vi nada igual. Hace 20 años que laburo de esto y jamás vi una cosa así. Una saña brutal. Veía patadas, patadas y patadas».

Rugbiers 4-1-2023

Así sacaban a los rugbiers del boliche de Le Brique el día del crimen de Báez Sosa

A los presentes en la sala les mostró el video del momento en el que sacan a los rugbiers por la cocina del boliche, y Muñoz apuntó a la figura de Thomsen, explicando que estaba «muy alterado».

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«Ávila y Gómez (compañeros suyos) me dijeron que él era el que más había peleado con Fernando», agregó. Y señaló al de rodete (en las imágenes se identifica a Matías Benicelli con un rodete en el pelo) como «el que le pegó la patada con la que Fernando no se levantó más».

El incidente en el boliche

Muñoz relató -según publica Clarín- lo que sucedió dentro de Le Brique. «Me marcan a Thomsen, uno de los que se estaba peleando. Cuando lo voy a agarrar para sujetarlo me hizo tanta fuerza que no pude solo y me ayudó un compañero. Lo sacaron y se fue con los otros hacia la esquina».

Alejandro Muñoz deja los tribunales de Dolores (Andrés D'Elía).Alejandro Muñoz deja los tribunales de Dolores (Andrés D’Elía).

Además contó que a Fernando «lo sacaron tranquilo», pero aclaró que él se dedicó a «sacar a los otros chicos que estaban más alterados».​»Me concentré más en él (por Thomsen) porque era el que más alterado estaba. Yo soy grande y ni así lo pude contener«, explicó.

Fernando no se levantó nunca más y le seguían pegando

Cuando el hecho se traslado a la calle, Muñoz -explicó que por protocolo- ya no intervino y fue testigo de la golpiza que se estaba produciendo en la vereda de enfrente. «Los rugbiers se turnaban: unos cubrían a los amigos y otros le pegaban a Fernando», dijo. Fernando Burlando, abogado querellante, exculpó a Muñoz: «El ataque no habrá durado más de 45 segundos y él estaba en su puesto de trabajo».

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Luego continuó: «Veo que todos los chicos, los rugbiers, vienen corriendo y se van turnando. Algunos cubrían a los amigos y otros iban a pegarle a Fernando. En un momento, Fernando se quiso levantar y uno de los chicos de pelito largo y rodete le pegó una patada. Eran patadas y patadas. Fernando no se levantó nunca más y le seguían pegando».

Testigos abogados y familiares ingresan para comienzo la audiencia. (Andrés D'Elía).Testigos abogados y familiares ingresan para comienzo la audiencia. (Andrés D’Elía).

Según se pudo reconstruir, el personal de seguridad sacó al grupo de rugbiers, por la cocina, hacia una esquina, y a Báez Sosa y sus amigos, por la puerta. A diferencia de los anteriores, éstos no ofrecieron resistencia violenta como si se vio cuando salió Thomsen.

Emilia Pertossi, abogada defensora y hermana de dos acusados. (Andrés D'Elía).Emilia Pertossi, abogada defensora y hermana de dos acusados. (Andrés D’Elía).

Ya en la calle, al grupo de rugbiers se lo llevó con gendarmería por la calle Buenos Aires, mientras Báez Sosa se fue a comprar un helado, aparentemente sin esperar el posterior ataque, algo que Burlando llama «emboscada». Porque según el relato de los amigos de Fernando, los rugbiers habrían actuado coordinadamente separando a Fernando del grupo de sus amigos y ensañándose contra él a los golpes.

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Juan Bautista Besuzzo, amigo de Báez Sosa, declaró: «La sensación en el momento fue que el ataque fue hacia Fernando y que cuando cualquiera de nosotros quiso impedir esto, nos sacaron, no nos dejaron poder ayudarlo». Antes, Lucas Filardi, otro de los amigos de Fernando, había relatado que cuando él se acercó «había cuatro o cinco personas pegándole», que «no hubo acto de defensa» y que en todo momento evitaron que ellos pudieran acercarse a ayudarlo.

Fuente: Olé

Por admin

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