La cantante, compositora, poeta y activista chilena Francisca Valenzuela, quien el próximo 4 de marzo sellará una nueva visita a Buenos Aires en el escenario de La Trastienda, señaló que detrás del influjo de la música latina en el mundo “hay una energía que es comunitaria que no sucede naturalmente en el mundo anglo” que viene a traer “más apertura y diversidad en la industria” de la música.
Desde Ciudad de México, la tierra que adoptó como residencia para desde ahí calibrar y expandir el alcance de su música, la artista chilena-estadounidense también desentrañó, en una charla virtual con Télam, el mensaje que trae su último disco, compuesto y grabado durante la pandemia, que ilumina sobre «las pequeñas cosas que nos mantienen a flote» frente a «un cambio de paradigma y de caos que se siente en el mundo».
Su quinto álbum de estudio, sucesor del galardonado “La Fortaleza», incluye once canciones de su autoría que trazan desde las letras una “convivencia de lo triste con lo alegre: es como la vida, así de ridícula: con sufrimiento y daños terribles, pero al mismo tiempo con cosas que nos mantienen contentos, enamorados y activos como decidiendo vivir”, sintetizó sobre el trabajo que estará presentando en Buenos Aires.
“Es un disco que me ha devuelto mucho la confianza y a la vez premonitorio, porque trae este mensaje de sabiduría que incluso yo misma tengo que repetírmelo. Me ha dado mucho: es la primera vez que tengo un año de giras así por múltiples territorios, con canciones que son súper confesionales y más alternativas que la norma del mercado”, añadió la artista.
Sobre los escenarios pisados este año, que la recibieron como una de las grandes figuras del pop chileno, pudo corroborar que había un buen destino y una mejor recepción para estas canciones: “Ha sido súper bonito hacer algo auténtico que conecte con las personas que, al final, son quienes terminan apropiándose del disco. De alguna manera, también abrió en mí una invitación a seguir componiendo. Estoy en un momento muy fértil artísticamente y he podido llevar estas canciones por todas las Américas”.
Como broche de oro de este recorrido que, en el último tiempo, la llevó de gira por Estados Unidos, México, Colombia y Chile, Valenzuela presentó una nueva versión de “Salú” con el aporte recargado de Los Auténticos Decadentes para convertir en un ska festivo y pegadizo esta joya pop de “Vida Tan Bonita”.
«Me encanta que haya una apertura de música hecha en Latinoamérica, ya sea por Bad Bunny, Lido Pimienta, The Maria’s o por mi música. Hay una energía en la cosa latina que es comunitaria y que no siento que suceda naturalmente en el mundo anglo. Eso tiene mucho valor no solamente a nivel sonido e identidad, sino también a nivel industria.Francisca Valenzuela
“Es una banda que admiro muchísimo. Nos llevamos muy bien cuando cantamos juntos y de repente nació esta idea de hacer una colaboración. Les gustó la canción ‘Salú’ y aceptaron la invitación de hacer esta versión producida por ellos y que cantamos juntos. Fue una experiencia increíble”, señaló sobre la colaboración con los argentinos.
-“Vida Tan Bonita” contiene canciones como “Último Baile” que proclaman cierto acercamiento con el fin del mundo, aunque con un mensaje a la vez esperanzador o festivo. ¿Cómo fue para vos dejarte intervenir por ese contexto tan hostil como fueron aquellos meses de encierro en pandemia?
-Yo creo que, como a todos, en la pandemia me pasaron muchas cosas en el plano personal y profesional. Y el acercamiento fue como no echarse a morir, a tratar de refugiarme en comunidad, en lo absurdo, en el humor y también en la perspectiva. El hecho de que una siga sana y también la gente que uno quiere, como es afortunadamente en mi caso, terminó siendo lo más importante. Eso ha mantenido mi bienestar y mi sentido de las cosas sin perder ese enfoque en las cosas importantes. Canciones como “Último Baile”, “Despierto” y “Mundos Separados” responden no solamente a la pandemia sino también a una sensación de caos que todos tenemos. “Castillo de Cristal”, que es una canción mega pop, también responde a esa sensación de que es posible que todo se derrumbe y a la vez uno pueda vivir su vida y sentir emociones. Porque hay pequeñas cosas que sí nos mantienen a flote, entonces creo que respondo a esa dicotomía o dualidad constante que uno siente y que va más allá de la pandemia. Creo que tiene que ver con un cambio de paradigma y de caos que se siente en el mundo; con toda esa cantidad de ruido que hay, aunque sin perder la perspectiva de que estamos sanos, libres y dedicándonos a lo que estamos haciendo.
-¿De qué manera el estallido social chileno terminó por definir algún rasgo de este disco?
-La única canción que no escribí en pandemia fue justamente “Despierto”. La escribí justamente el 20 de octubre del 2019, y se terminó integrando al disco y a sus emociones porque tenía que ver con dos revoluciones. Una que estaba aconteciendo afuera y otra de adentro. Fue una invitación en lo personal, emocional y mental a reflexionar sobre la vida y a despertar frente a muchas cosas que quizás siempre son como puntos ciegos que uno va siempre transformando y tratando de iluminar. La canción habla sobre esa revolución interna dictada por la revolución externa y también trae como una añoranza por el colectivo, por querer cuidarlo, por sentirse parte de algo y no solamente en relación a Chile o al estallido social de manera acotada. Habla sobre una pertenencia a un cambio social, sobre sentirse parte de una sociedad en la que se pueda vivir dignamente. Hay una frase que dice “quisiera ser un puente, quisiera proteger tus ojos, corazón y piel” a raíz de las cosas que estaban pasando en Chile y sobre el dolor por uno pero también por los compañeros y compañeras.
-¿Cuál es tu mirada sobre esta apertura que está teniendo el mundo para recibir a la música y los artistas latinos?
-Me encanta, siento que se está reconfigurando lo que significa ser latino o hacer música en español en el mundo. Cualquier apertura a esa diversificación de ejemplos, arquetipos o referentes es súper importante. Yo me crie en Estados Unidos y me acuerdo de que la única latina que era reconocida en ese país era Selena, una chicana, es decir de una familia mexicana de Texas. Todavía me acuerdo lo importante que fue ver a alguien que fuera multicultural o bilingüe en la televisión. Me encanta que haya una apertura de música hecha en Latinoamérica, ya sea por Bad Bunny, Lido Pimienta, The Maria’s o por mi música. Hay una energía en la cosa latina que es comunitaria y que no siento que suceda naturalmente en el mundo anglo. Eso tiene mucho valor no solamente a nivel sonido e identidad, sino también a nivel industria. Y es por nuestra manera de trabajar a partir de redes latinoamericanas que son muy valiosas y que aportan muchísimo a un cambio de paradigma de mayor apertura y diversidad en la industria a partir de otra manera de ser y liderar.
–En “Como La Flor”, además de nombrar a Selena y Violeta Parra, evocás a Charly García; ¿cuándo fue que conectaste con su música?
-De chica era gringa gringa. Mis hermanos, que son primera generación, sólo hablaban inglés. Yo hablo español con mi hermano menor. En mi familia hay mucha mezcla cultural. Empecé a escuchar Sui Géneris y Serú Girán como a los doce o trece años por una prima chilena que me pasó un “Grandes éxitos”. Yo en ese momento ya tocaba el piano y me gustaba mucho la música clásica, aunque también el rock y cantautoras estadounidenses. No tenía mucha noción de la música en español, salvo por artistas como Gloria Estefan o los Gipsy Kings. Cuando me encontré con la música de Charly García realmente me fascinó y quise saber más. Descubrí que también tocaba el piano y que era como una deidad artística. “Pasajera en Trance” es mi canción favorita de todos los tiempos; incluso la toqué la última vez que estuve en Niceto Club. Amo mucho la música de Charly porque es atrevida, ecléctica, poética, profunda y diría que también peligrosa. Hay algo ahí como de peligro y sensualidad que es muy fuerte y que se une también a su rol como cantautor, algo que me gustó mucho. Si bien me encantan los cantautores latinos, él logró integrarla con esa otra parte que me parece increíble.
Valenzuela y el feminismo de Ruidosa para «construir la industria en la que queremos trabajar»
Además de ser una de las voces fuertes de la escena musical chilena que brilla dentro y fuera de su país, Francisca Valenzuela es la fundadora y directora de Ruidosa, una organización que desde el 2016 trabaja para lograr «mayor representación de mujeres y disidencias en el mundo de la música».
«Lo hacemos con festivales de música, paneles de conversación, podcast, contenidos e investigaciones, ha sido una de las aristas más importantes de Ruidosa. De hecho, la investigación que hicimos sobre participación de mujeres en los festivales se usó en Argentina para el proyecto de ley que garantiza cupos de participación», señaló.
La mencionada Ley 27.539, que establece un cupo de al menos 30% de solistas, agrupaciones musicales de mujeres y personas de otras identidades de género autopercibidas y agrupaciones mixtas para los eventos donde haya 3 o más artistas convocados, fue sancionada el 20 de noviembre de 2019.
“Es una de las muchas iniciativas que buscan crear una industria realmente más diversa, equitativa y más paritaria, y que propone otro tipo de liderazgos, justamente, para decir que no hay una sola manera de ser una mujer exitosa. Queremos construir la industria en la que queremos trabajar”, añadió.
La experiencia de Ruidosa, cuya misión sigue siendo la de “forjar redes y visibilizar diferentes proyectos”, le dejó en lo personal y profesional “una oportunidad para aprender” de sus colegas mujeres y “conocer en profundidad diferentes tipos de carreras, cómo lo hacen, conocer esos caminos” para “empoderarse a través de proyectos de otras mujeres o disidencias” que admira.
“Es una plataforma para amplificar esas voces. Y, además, desde un proyecto regional que no tiene que ver únicamente con Chile o con Argentina. Es algo que realmente es regional y para mí es bien importante eso. Es una cruzada latinoamericana que viene a modificar y proponer cosas nuevas en la industria, abrir puertas y mantenerlas abiertas”, añadió.
Entre las problemáticas que aborda están la de la “precarización laboral, la falta de apoyo a la maternidad” y seguir desarticulando “estereotipos o discursos hegemónicos” que sostienen “falta de diversidad en la representación”: “Uno va enfrentando, modificando y proponiendo en los diferentes frentes, en el caso de Ruidosa desde la cultura pop”.
-Y en esta relación entre la música y la militancia, ¿Cuán importante pensás que son las canciones para amplificar mensajes que puedan transformar y deconstruir a las sociedades?
-La música tiene ese poder como de visibilización y de activación. No creo que las leyes se formen porque se escriban canciones, pero sí creo que las canciones, o mejor dicho la cultura popular, puede ya sea a través de un teléfono, una entrevista o un concierto masivo, ocupar ese espacio y esa estructura de amplificación. Y ahí sí se pueden unir las voces y generar fuerza hacia algo que, al final, pueda generar un cambio. Es bien importante la emoción colectiva que se puede generar a través de la cultura. Una canción o un relato tienen un poder transformador. Contar una historia, sentirse identificado con otras realidades, es parte de una chispa y de un poder de activación que puede ser muy valioso porque toca fibras emocionales que otros espacios que son más racionales, estructurales o quizás áridos de alguna manera, no tengan la habilidad de tener. Hay un factor que nos une, que es súper poético pero también súper real.
Fuente: Telam