El flamante canciller de Brasil, Mauro Vieira, afirmó este lunes, al asumir el cargo, que su país regresa «al gran palco de las relaciones internacionales» y aseguró que política para la región del gobierno iniciado ayer «será la ideología de la integración».
«Agradezco al presidente de la república (Luiz Inácio Lula da Silva) por la confianza que me depositó para liderar Itamaraty y ejecutar la política externa que conducirá a Brasil al gran palco de las relaciones internacionales», dijo al iniciar su discurso.
La región fue la nota que más repitió durante su exposición frente a cerca de 400 invitados sentados y otro tanto de pie en el salón Brasilia del palacio de Itamaraty, sede de la cancillería brasileña.
«De todas las ausencias de Brasil, el abandono de América Latina y el Caribe fue el que quizás nos causó mayores perjuicios; el regreso de Brasil a su propia región significará el compromiso y el diálogo con todas las fuerzas políticas», expresó.
«Nuestra ideología en la región será la ideología de la integración; daremos especial atención a nuestra relación estratégica con la Argentina, Uruguay y Paraguay, fortaleciendo los mecanismos bilaterales y la implementación de proyectos de interés común», agregó.
A dos días de terminar un año signado por las diferencias dentro del Mercosur, principalmente por la voluntad de Uruguay de impulsar acuerdos bilaterales con China, Vieira insistió en la importancia de solidificar el mecanismo de integración.
Sostuvo que el Mercosur debe ser poner «énfasis en la liberalización y facilitación del comercio dentro del bloque» además de objetivos como «acuerdos externos equilibrados» y la «circulación de personas», entre otros aspectos.
Dijo que la región «perdió capacidad de actuar en conjunto», por lo que prometió «recuperar la Unión de las Naciones Sudamericanas» (Unasur), y aseguró que uno de sus «objetivos inmediatos» es el de «dinamizar» la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac).
Vieria también dedicó atención al regreso de las relaciones con el continente africano.
«Africa volverá a ser prioridad», aseveró.
El canciller saliente, Carlos Alberto França, estuvo presente en la asunción de Vieira en un gesto opuesto al de quien lo designó, el expresidente Jair Bolsonaro, que decidió salir del país en lugar de transmitir los atributos de mando a su sucesor.
«Fuimos capaces de producir resultados objetivos», dijo França quien comenzó enumerando medidas relacionadas con la pandemia de Covid-19, y habló de la «diplomacia de la salud», distanciándose una vez más de Bolsonaro.
Durante el día, los empleados de carrera de la Cancillería, así como periodistas acreditados allí, remarcaron el clima de hermetismo y la imposibilidad de «transitar más libre», de forma «más accesible» por el palacio de la diplomacia durante el gobierno de Bolsonaro.
França habló del rol de Brasil en foros internacionales sin mencionar la salida de algunos de ellos, como Celac y Unasur, puntos críticos de la gestión saliente en política exterior a los que Vieira, de forma indirecta, se encargó de criticar.
Vieira, diplomático de casi 50 años de carrera, en la que ocupó el cargo de embajador de Brasil en la Argentina, Estados Unidos y Naciones Unidas, agradeció especialmente a Celso Amorim, quien fuera canciller en los gobiernos del Partido de los Trabajadores (PT) de Lula entre los años 2003 y 2011.
El flamante funcionario de Lula definió la diplomacia del presidente en sus anteriores mandatos como «una política externa activa y altiva» que «condujo y elevó a Brasil a un lugar inédito» y que su propósito es ayudarlo a retomarlo.
La definición del mundo igualmente reconoció que no es la misma que la de aquellos años.
«La buena noticia es que con Lula es que Brasil está de regreso», dijo confiado.
Fuente: Telam