Indudablemente, el rol de una madre es muy importante en la formación de un futbolista ya que, gracias a ellas, surgen enormes leyendas pero, sobre todo, inolvidables personas, como Doña Tota y Diego Maradona o Celeste Arantes do Nascimento y Pelé. Sin embargo, en este último caso, Celeste tendrá que afrontar un terrible momento a sus 100 años de edad: el fallecimiento de su amado hijo, Edson Arantes do Nascimento.
Mirá también
La familia de Pelé pedirá al Santos retirar la camiseta 10
Debido a su longevidad, la mujer más trascendental en la historia de O Rei despedirá a su progenitor desde su casa en la localidad de Santos, cuando el cortejo fúnebre pase por allí. Sin embargo, antes habrá un velorio de 24 horas que tendrá comienzo el próximo lunes y estará destinado para todos aquellos fanáticos que quieran visitar a su ídolo.
Celeste, Pelé y su historia de vida
Celeste nació en Três Corações, Minas Gerais, en 1923. Al morirse su madre en el parto de su décimo hijo, la niña fue criada por su hermana mayor, quien era bastante estricta con el comportamiento.
Mirá también
El homenaje del Maracaná y de Wembley a Pelé
Ya en la adolescencia, comenzó a charlar con sus vecinos en las plazas de su pueblo e ir al cine junto a su amiga Maria de Lourdes, quien, posteriormente, sería la madrina de O Rei.
Con el paso del tiempo, Celeste conoció un hombre con el cual se casó a los 16 años: João Ramos do Nascimento, cuyo apodo era Dondinho. Pese a las dificultades económicas, la pareja continuó unida. Mientras que ella era ama de casa, él era un jugador de fútbol amateur que, al no cobrar un sueldo por jugar, vivía buscando trabajos estables.
«Dondinho fue, sin dudas, el mejor jugador de la región. Pelé tuvo a alguien a quien aspirar, aunque juega mejor que su padre. Pelé es mejor. En el cabezazo, sin embargo, les aseguro que Dondinho era mucho mejor que su hijo. Un córner a favor de su equipo era ‘medio gol'», confesó Celeste hace unos años.
Luego de unos años, aparecieron las tres mejores noticias de su vida: nacieron sus tres hijos (Pelé, el 23 de octubre de 1940; Jair Arantes do Nascimento, el 22 de julio de 1942; y Maria Lúcia, que era la hermana menor).
Debido al crecimiento de integrantes, decidieron mudarse a Minas Gerais, lugar donde Dondinho comenzó a actuar como profesional en un equipo local. Su gran rendimiento dentro del campo provocó que sea transferido a otros clubes del país en un lapso corto de tiempo, hasta que se instaló por un largo tiempo en un equipo de Bauru.
En aquel municipio, Pelé aprendió a jugar a la pelota. Usando pelotas de calcetines, forjó poco a poco su leyenda y se unió a equipos amateurs locales, actuando en canchas de tierra y ganando títulos juveniles
El espectacular talento de La Perla Negro lo llevó a vestir la camiseta del Santos con 15 años, en 1956 y transformarse en la estrella del club dos años después, provocando su convocatoria a la Verdeamarela para la Copa del Mundo de Suecia 1958. El resto es historia.
La importancia de sus padres
Para tomar dimensión de lo fundamentales que eran sus padres hay que remontarse al 8 de mayo de 1966, cuando, en Teresópolis, el D10S carioca estaba realizando una sesión de entrenamiento junto a la selección de Brasil preparándose para el Mundial de Inglaterra.
Mirá también
Recuerdo histórico: cuando Pelé pudo ser el 10 del PSG
Justo en ese momento, llegaron sus padres, Celeste y Dondinho, que habían ido a visitarlo para decirle que ella había ganado el título de «Madre Brasileña del Año». Al verlos allí, Pelé no dudo ni un segundo y fue directo a abrazarlos, quebrándose en un mar de lágrimas ya que aquella fecha era el Día de la Madre.
Fuente: Olé