Una imagen del supermercado incendiado Foto AFP
Una imagen del supermercado incendiado. /Foto: AFP.

Liz Torres, sobreviviente del incendio del supermercado Ycuá Bolaños en Paraguay y referente de la lucha por memoria y justicia en ese país, participará este viernes de las actividades organizadas a 18 años de Cromañón, dos hechos «marcados por una concepción de la seguridad que priorizó el rédito económico sobre la vida de las personas».

El 1 de agosto pasado y 12 años después de la expropiación del supermercado de Asunción donde murieron 400 personas, se inauguró allí el «Memorial 1A» que posiblemente sirva de inspiración para el sitio de la memoria que se levantará donde estaba República de Cromañón.

«Son dos tragedias marcadas por un elemento común que es una concepción de la seguridad totalmente distinta a lo que se espera, que es la protección de las personas; acá la seguridad es vista como la defensa de la mercadería o del rédito económico producido por un espectáculo», dijo Torres, quien salió ilesa del fuego que destruyó el supermercado el 1 de agosto de 2004.

De hecho, según testigos, minutos antes de que se desate el fuego en Cromañón, el gerenciador Omar Chabán había dicho: «No sean pelotudos. No tiren bengalas. Acá hay 6.000 personas y no quiero que pase lo de Paraguay. Si alguien prende algo, nos morimos todos».

Otras características que emparentan ambos casos son «la dilación en los procesos» judiciales, legislativos o de políticas públicas «que generaron mucha angustia en víctimas, familiares y sobrevivientes» y «la solidaridad de la gente» que se vio conmovida con tantas muertes evitables en «espacios públicos donde se va a disfrutar y se debería poder entrar con la tranquilidad de que iba a salir íntegra».

Torres recordó que se enteró del incendio de Cromañón de boca del psicólogo argentino Alfredo Moffat, quien estaba en Paraguay a instancias de la Coordinadora de Víctimas, Familiares y Amigos de Ycuá Bolaños que ella integra para asistir a los sobrevivientes, lo que posteriormente haría también en el caso de Cromañón.

Torres estuvo con sobrevivientes y familiares de Cromañón en 2007 cuando se realizó un panel en el santuario al que fueron invitados también víctimas del atentado terrorista de Atocha en España ese mismo año de 2004.

Liz estaba de compras con su esposo Alfredo Vallovera cuando los sorprendió el fuego en el supermercado.

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«Sentimos una explosión muy fuerte, vimos venir la ola de fuego y corrimos a la puerta que salía al estacionamiento pero cuando estábamos llegando alguien la cerró y se generó una avalancha inmensa. Quedamos atrapados y cuando ya me estaba por dormir por el monóxido, sentí el agua en la cara de los bomberos», contó

«Nos sacaron a través de un boquete en la pared, después de casi 40 minutos. Yo no me quemé nada porque me cubrieron las personas que se cayeron sobre mí, pero él sí», agregó.

En el incendio fallecieron una tía, una prima y una sobrina de Liz, además de 16 vecinos y vecinas del barrio Santísima Trinidad donde vivía. Por la tragedia, 204 niños quedaron huérfanos y otros 96 perdieron la vida.

El memorial 1A está construido en dos plantas -la del antiguo salón de ventas y el estacionamiento- y contiene dos espacios principales: una plaza de luz en el nivel superior que incluye 400 perforaciones en su piso por las que fluyen chorros de agua, y una plaza de sombras atravesada por esos cuatro centenares de haces luminosos en el nivel inferior.

Fuente: Telam

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