Diferentes sectores de la Cultura advertían desde 2017 sobre un «apagón cultural» ante la posible caída de las asignaciones especiales para las industrias culturales, pero una negociación y votación a contrarreloj en el Senado terminó de dar un aire de 50 años para la producción en el país.
El alerta comenzó con la votación de la Ley de Presupuesto de 2017 cuando la alianza Cambiemos -el oficialismo de entonces- incluyó un artículo en el que se especificaba que el 31 de diciembre de 2022 se caerían las asignaciones directas para el cine, el teatro, la música y las bibliotecas populares, al llevar esos recursos al Tesoro Nacional y hacer depender su distribución de la voluntad del Poder Ejecutivo.
Hasta ese momento, el envío de los fondos se producía de manera automática hacia las instituciones que distribuyen ese dinero: el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa), el Instituto Nacional del Teatro (Int), el Instituto Nacional de la Música (Inamu) y la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (Conabip).
Entidades, asociaciones y hasta funcionarios de las carteras de Cultura del país advirtieron sobre el golpe mortal para la actividad que hubiera sido la aplicación de la norma aprobada hace cinco años.
Sin embargo, las entidades, asociaciones y hasta funcionarios de las carteras de Cultura del país advirtieron sobre el golpe mortal para la actividad que hubiera sido la aplicación de la norma aprobada hace cinco años.
«Dejamos sentada la importancia de la extensión de su vigencia por su impacto para el desarrollo de nuestra cultura a nivel federal y en beneficio de nuestro pueblo. Así también, recordamos que dichos fondos han contado con amplios consensos políticos a lo largo de la historia generando entramados de políticas públicas sostenidas en el tiempo», habían dicho en un texto conjunto los responsables de las áreas de Cultura de las provincias y la ciudad de Buenos Aires.
La sanción del Senado, el 27 de octubre, llegó no sin zozobra. En junio, la Cámara Baja ya había dado media sanción al proyecto de ley que prorroga por medio siglo las asignaciones específicas destinadas al sostenimiento de actividades culturales. La celeridad, impulsada por el diputado Pablo Carro (FdT), daba a entender que la votación final sería un trámite.
Sin embargo, el tratamiento en la Cámara Alta se empezó a dilatar y el sector comenzó a movilizarse, con bengalas, charlas abiertas, conferencias de prensa y proyecciones frente a diversos edificios públicos para dar consciencia de lo que se podía perder.
Además, diputados de Juntos por el Cambio, como Hernán Lombardi (extitular del Sistema Federal de Medios y Contenidos Públicos), criticaban tanto las asignaciones como la extensión de 50 años, aunque no daba una solución.
«Si la prórroga no es sancionada, la AFIP podría disponer de cómo utilizar los impuestos que ingresan por las actividades culturales. Es importante esta prórroga, y que sea por muchos años, porque los y las productoras necesitamos tener previsibilidad, una película tarda en estrenarse entre cinco y seis años. Los que estamos produciendo hoy no sabemos si recuperaremos lo invertido», había explicado a Télam el productor Santiago Podestá, vicepresidente de la Asociación de Productores Independientes de Medios Audiovisuales (Apima).
Antes de la media sanción de Diputados, el músico Bernabé «Buco» Cantlón, titular del Inamu, había indicado: «Estamos en vigilia en el Congreso esperando que (la cámara de) Diputados termine el debate, que llevó más tiempo del pensado, pero creemos que pronto se pasaría a discutir la ley que prorroga los fondos específicos. Estamos confiados de que se consigan los votos necesarios para que sea aprobada la media sanción y poder ir al Senado».
Los fondos que reciben las denominadas industrias culturales son genuinos de la actividad, no envíos especiales del Tesoro Nacional, por lo que los actores consideraban que era una manera de desfinanciar a un sector que no tiene como misión el rédito económico, sino producir para aumentar el acervo cultural de un país. Naciones como Francia, por ejemplo, cuentan con este tipo de normas y otras, como España, han tomado como ejemplo a la legislación argentina.
Al final, con 57 votos afirmativos, solamente dos negativos y nueve abstenciones el Senado transformó en ley la prórroga. «La de hoy es una decisión fundamental para la cultura argentina y se ha dado un paso extraordinario», destacó el ministro de Cultura de la Nación, Tristán Bauer.
Una nueva ley que incluya a las plataformas digitales
Diego Boris, que fuera presidente del Inamu durante sus primeros dos períodos fundacionales y que dejó ese cargo meses atrás, destacó tras la sanción: «Desde el sector de la música festejamos la aprobación de esta ley que garantiza por 50 años los fondos específicos para los órganos de fomento. Empezaremos a trabajar para que otra ley que incluya a las plataformas digitales el porcentaje asignado esté en sintonía con lo que produce la actividad musical, más allá de esa situación es un día para festejar que los fondos para el fomento de la cultura están garantizados».
Así, Argentina tiene la garantía de una ley que por las próximas cinco décadas le da previsibilidad a la producción de cultura y un envío que, como dijo Boris, tendrá como objetivo que las nuevas tecnologías aporten, como en Suiza, entre otros países, al fomento de la cultura para generar el círculo virtuoso que significa no sólo la creatividad, sino, también, los puestos de trabajo que ésta genera.
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Fuente: Telam