La decisión del Banco Central de mantener sin cambios la tasa de interés de su política monetaria, pese a la desaceleración de la inflación en noviembre, es una medida que ayuda a recomponer la demanda de pesos y a evitar una disparada de la brecha cambiaria, coincidieron analistas consultados por Télam.
En concreto, el BCRA resolvió que la tasa de política monetaria seguirá en 75% TNA (6,25% mensual) luego de que el Índice de Precios al Consumidor (IPC) del Indec marcara 4,9% de nivel general, tras haber marcado 6,3% el mes previo y alcanzado el 7,4% en julio.
El objetivo de la autoridad monetaria, viene sosteniendo en los últimos comunicados, es lograr «gradualmente una tasa de interés real positiva que sea una efectiva protección para el ahorro en pesos, así como un instrumento importante para la política antiinflacionaria».
En total, el BCRA aplicó tres subas de tasas de interés desde se aceleró la inflación en julio: 800 puntos en julio, para pasar de 52 a 60% anual; otra de 950 puntos en agosto; y la última de 750 puntos en septiembre para llegar al 75% anual.
La política económica del Gobierno en los últimos cinco meses para frenar la inercia en los precios tuvo una pata fiscal (con caída del gasto real), otra monetaria (nulo financiamiento monetario directo para asistir al Tesoro y suba de tasas) y otra de administración de las reservas y acuerdos de precios sectoriales, a cambio de mayor certeza al momento de importar insumos.
Desde entonces, se logró encauzar el programa acordado con el FMI y mejorar el manejo de la deuda en pesos, de la que se renovaron todos sus vencimientos en 2022 y se obtuvo financiamiento extra para cumplir con la meta del 2,5% del PBI de déficit primario para este año.
Son resultados que, según el ministro de Economía, Sergio Massa, deja «conformes pero no contentos» al equipo económico.
Son resultados que, según el ministro de Economía, Sergio Massa, deja «conformes pero no contentos» al equipo económico
«Creo que es adecuado lo que está haciendo el Banco Central de no bajar las tasas de interés. Todavía el mercado espera una inflación en torno al 100 por ciento y las tasas de política monetaria rinden 107. Bajar la tasa antes, solamente con un dato de inflación positivo hubiera sido una decisión prematura», dijo a Télam Juan Pablo Albornoz, economista de Invecq.
En ese sentido, señaló que el dato de inflación de noviembre «fue bueno», pero solo «un alivio respecto a lo que veníamos viendo» de niveles en torno al 7% de los últimos meses e incluso apoyado sobre una «deflación muy fuerte en productos estacionales».
«No diría que ya estamos viendo una desaceleración muy sustancial de la inflación. Esperaría a los próximos dos datos como para decir hay un cambio de tendencia o no», afirmó Albornoz.
La postura de mantener tasas reales positivas fue uno de los aspectos que la presidenta interina del FMI, Gita Gopinath, remarcó como «esencial» para «reducir la alta inflación persistente y fortalecer la demanda de activos en pesos».
Así lo manifestó la funcionaria el pasado viernes, luego de que el organismo aprobara las metas del tercer trimestre del acuerdo firmado con la Argentina, ya que -dijo- esto ayudaría a obtener «mejoras en la competitividad y la cobertura de reservas, al tiempo que evitaría depender de incentivos y restricciones cambiarias ad-hoc, ya que no son un sustituto de políticas macroeconómicas consistentes».
En un reporte de coyuntura macroeconómica reciente, la consultora Analityca afirmó que «no hay lugar para reducir las tasas de interés ni el ritmo de depreciación del tipo de cambio oficial», otra de las herramientas que administra el Banco Central para evitar un mayor atraso en el tipo de cambio, aún con una inflación algo más baja.
Según detalló, la inflación «estructural» e inercial reflejada en los precios núcleo aumentaron 5,8% en noviembre en el IPC-CABA y 4,8% a nivel nacional, mientras que los salarios registrados se acelerarían hasta el primer trimestre de 2023, con se efectivicen los aumentos paritarios ya acordados.
Esto se suma a que enero y febrero son meses de histórica volatilidad en el mercado cambiario por la caída en la demanda de pesos y el bajo ingreso de dólares del campo, en un contexto de una brecha cambiaria en torno al 80%.
«No hay espacio para alterar el moderado cambio de régimen macroeconómico que intenta el gobierno, con tasas de interés positivas en términos reales, una mayor depreciación del peso y una importante caída del gasto primario», apuntó la consultora que dirige Ricardo Delgado.
Para el director de Anker Latinoamérica, Federico Furiase, se abre el espacio en los próximos meses para que el Gobierno pueda llevar adelante una «administración de la coyuntura», que permitiría al BCRA «llegar a marzo con reservas netas en 3.400 millones de dólares, a pesar de la sequía», junto con una desaceleración de la inflación «en el margen».
«Veo tasa de interés ganándole a la inflación e inflación ganándole al ritmo del tipo de cambio oficial. El Banco Central probablemente se tome más tiempo para bajar la tasa de interés, porque si no te estarías tomando riesgo de una mayor brecha cambiaria», señaló Furiase en una presentación organizada por Adcap Grupo Financiero.
Fuente: Telam