La Conferencia de Naciones Unidas sobre Biodiversidad (COP 15) rubricó un acuerdo denominado “histórico” ya que lo que se propuso es revertir décadas de destrucción ambiental que amenaza tanto a ecosistemas como especies animales del planeta.
Entre los principales puntos acordados figura la protección del 30% del planeta para 2030 y el reconocimiento de los territorios de pueblos originarios.
Luego de una extensa cumbre en Montreal, Canadá, los 196 países miembros del Convenio sobre la Diversidad Biológica aprobaron un marco de acción propuesto por China, con la única oposición de la República Democrática del Congo.
Fernando Miñarro, director de conservación de Fundación Vida Silvestre Argentina, contó en LU5, que realizó un análisis del convenio que se logró días atrás. “Se le dio un nivel de importancia a la crisis de pérdida de biodiversidad que hasta ahora no se había dado”, valoró y remarcó que “junto con el cambio climático son dos crisis que se retroalimentan porque una afecta a la otra”.
Además, Miñarro celebró que la COP 15 haya establecido como “objetivo ambicioso el de detener y revertir la pérdida de biodiversidad para el 2030 e incrementar la superficie protegida del planeta hasta el 30%”.
Por otra parte, comentó cómo está Argentina en cuanto a conservación de ambientes naturales: “en los últimos años se viene trabajando bien en incrementar las áreas protegidas, estamos en 16% de lo que es la terrestre y llegando al 10% en cuanto al mar”.
El texto final de la COP 15 para la preservación de la biodiversidad planetaria establece cuatro objetivos para 2050. En tanto que para el 2030 hay 23 objetivos que requieren de una acción urgente: según informaron desde la COP 15, el 75% de los ecosistemas fue alterado por la actividad humana y hay más de un millón de especies que se encuentran en peligro de extinción.
“Ya no alcanza con la conservación, tenemos que trabajar en la restauración de la naturaleza que hemos dañado”, explicó Miñarro y puntualizó que “es importante que el ser humano cambie la forma en la que producimos y consumimos, tenemos que reducir esa huella de contaminación y debemos pensar cómo cambiamos las actividades económicas para que sean compatibles con la naturaleza”.
Entre las metas para el 2050 que buscan revertir la destrucción ambiental se encuentran: gestionar la biodiversidad de forma sostenible; compartir los recursos genéticos con los pueblos indígenas y los comunidades; establecer medios adecuados de implementación, incluidos recursos financieros, para desarrollar plenamente la estrategia global.