Hay dos hechos que cambiaron la ecuación de la relación jugadores de la Selección y la relación con la gente. Del primero, pasaron 1620 días: aquella eliminación en Kazán, ante Francia fue un mazazo para los hinchas porque era el final de una generación importante, con jugadores de elite, que no conseguía el título y se iba de Rusia en medio de un escándalo interno. Y, encima, con el plus de que se empezó a dudar de la continuidad de Messi… El comienzo del ciclo Scaloni, con jugadores que en esos momentos parecían en un casting y eran terrenales, y daba la sensación de que la sequía de tantos años sin títulos se iba a estirar de sobre manera.
«A nosotros, por salir terceros en una Copa América nos mataban y ahora valoran un tercer puesto», contó, en una charla privada, un histórico de la Selección, después de la Copa América de 2019. No había celos del experimentado futbolistas, sino una mera descripción de cómo se bajaron las expectativas, cómo la gente -y también el periodismo- empezó a comprender que había que construir menos desde la exigencia y la histeria.
El segundo hecho, el obvio, es lo que ocurrió en el Maracaná. Eso liberó a los jugadores e hizo felices a muchas generaciones que nunca habían visto campeón a la Selección, que llevaba 28 años sin dar una vuelta olímpico. Eso terminó de unir a todas las patas de la mesa, eso hizo que después del inesperado y duro traspié en el debut del Mundial no hubiera críticas, sino aliento. El #Todosjuntos se hizo viral y el aliento es tan fuerte y tan genuino, como no sucedió en los últimos 20 años.
Fuente: Olé