En un país donde la inflación acumulada de los primeros 11 meses del 2022 alcanza 87%, una jubilada farmacéutica neuquina debe seguir trabajando porque cobra un monto que no llega a las cinco cifras.
La situación dejó en evidencia el mal funcionamiento de la Caja jubilatoria privada de los farmacéuticos.
Susana Brito contó en LU5 que no tiene prestaciones y detalló: “no tengo obra social ni carnet. Yo lo que tengo es la constancia de que me depositan en el banco en el que yo presente mi CBU el importe de $7.500”.
“Se creó en el año 98 la caja de capitalización. Hicimos mal en no habernos informado bien como era, pero lamentablemente no teníamos otra opción que acogernos a esta caja. Nos obligan a todos los profesionales porque es la Caja de Profesionales del Neuquén. Tenemos que si o si aportarle a ellos”, contó.
“Aporto desde el 98. Estuve dos años que me eximí de la caja porque trabajé bajo titularidad de un patrón que me efectuaba los aportes al ANSES. Entonces esa eximición hace que yo no cobre un subsidio que paga la Caja, con la cual la jubilación hubiera sido de $24.000”, relató Susana.
“Me dijeron que por más que vaya a un abogado eso ya estaba preestablecido. Incluso en el ANSES me sugirió que fuera a un abogado previsional porque es una estafa lo que están pagando”, comentó. Y agregó: “somos más de mil jubilados, pero debe haber un 30 o 40 por ciento que estamos en la misma situación”.
“Tengo 65 años y tengo que seguir trabajando, pero tengo que seguir aportando a la Caja”, reconoció.