Metódico, estudioso, estricto e inquebrantable, el neerlandés Louis Van Gaal, prestigioso conductor del seleccionado de Países Bajos, trascendió las fronteras propias de su función hasta convertirse en una fuente de inspiración en el fútbol moderno.
Se trata de un personaje admirado por sus ideas transformadoras y también resistido por su intransigencia para el desarrollo de su sistema de trabajo, dentro y fuera del campo. En cualquier caso, Van Gaal suele dejar una huella en quienes lo cruzan en el curso de la profesión.
«Mi modelo ha sido Van Gaal, estudié más de 250 partidos de sus equipos. Su Ajax fue uno de los mejores del mundo de todos los tiempos, combinaba resultados con elegancia y preciosura en el juego», elogió Marcelo Bielsa.
El neerlandés también estableció una fuerte influencia en otros dos técnicos célebres de las última década: el portugués Mourinho, a quien tuvo como colaborador en Barcelona, y el español Josep Guardiola, que fue su pupilo en el club catalán.
Nacido en Ámsterdam, el 8 de agosto de 1951, Aloysius Paulus Maria Louis Van Gaal (el menor de nueve hermanos) se crió en una familia bajo una férrea doctrina impuesta por un padre gravemente enfermo, con quien solía enfrentarse por sus firmes convicciones católicas.
Es probable que la ética de trabajo que caracteriza al técnico tenga su núcleo en un hogar sin concesiones, donde cada miembro de la familia incorporó el concepto de la disciplina como una filosofía de vida.
Su trayectoria como entrenador comenzó después de una discreta etapa como futbolista en clubes de su país y Bélgica durante las décadas de los ’70 y ’80. Ajax, su cuna en el fútbol por la cercanía de su viejo estadio con la casa familiar, le brindó una oportunidad como asistente de Leo Beenhakker, tras cumplir una similar función en el AZ Alkmaar.
Su huella en el Ajax
Hacia mediados de 1991, Van Gaal quedó completamente a cargo del plantel profesional y en su primera temporada conquistó la Copa de la UEFA. Con el transcurso de los partidos, el Ajax se transformó en un equipo admirable por su fútbol ordenado, ambicioso y estético.
El neerlandés capitalizó con lucidez una generación de futbolistas brillantes (Edgar Davids, Clarence Seedorf, Patrick Kluivert y Marcs Overmars), eslabones de la vieja escuela holandesa que cimentó Johan Cruyff.
En contraposición al estilo italiano que dominaba la época con el Milan de Arrigo Sacchi, luego continuado por Fabio Capello, aquel Ajax irrumpió con nueva ideas.
El club de Ámsterdam le ganó al gigante italiano la final de la Liga de Campeones de Europa 1994/95 basado en una formación reivindicatoria del juego ofensivo (dos extremos y un centrodelantero), sin renunciar al rigor táctico.
Los equipos de Van Gaal sorprendieron por sus altos índices de posesión y el despliegue en un juego dividido en fases (circulación, progresión, creatividad y finalización).
Desde entonces, el neerlandés adquirió un prestigio que lo llevaría al banco de grandes clubes europeos y del seleccionado de su país, con resultados diversos y una constante: conceptos irrenunciables.
Ganó títulos en Barcelona, Bayern Múnich y Manchester United, y fue tercero en el Mundial de Brasil 2014, tras caer por penales en la semifinal con Argentina, durante el segundo de sus tres ciclos en la «Naranja Mecánica».
Su rigidez lo enfrentó con dos grandes talentos: Juan Román Riquelme y Ángel Di María, quienes debieron marcharse de Barcelona y Manchester United, respectivamente, por su difícil relación con el entrenador.
«Usted es el mejor jugador del mundo cuando tiene la pelota, pero cuando no la tiene, jugamos con uno menos en el campo», le dijo a un Riquelme, quien hacía su primera experiencia en Europa tras consagrarse campeón del mundo y bicampeón de América con Boca.
A Di María tampoco le quedó un buen recuerdo: «Van Gaal tiene su filosofía y por eso mismo quise irme (del United). Es difícil adaptarse a él. Tuvimos un par de roces…».
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La lucha contra su enfermedad
Van Gaal había decidido retirarse de la dirección técnica en 2017 después de atravesar un drama familiar. Sin embargo, regresó al seleccionado de Países Bajos en 2021 para encaminar la clasificación a Qatar.
En marzo pasado, el entrenador, que con 71 años es el de mayor edad en este Mundial, sensibilizó a todo el ambiente del fútbol al comunicar su lucha contra un agresivo cáncer de próstata que lo obligó a pasar por 25 sesiones de radiación.
«En cada concentración como técnico de la selección nacional he tenido que salir por la noche para ir al hospital sin que los jugadores se enteraran. No se lo dices a la gente con la que trabajas porque podría influir en sus decisiones», explicó Van Gaal.
«Tuve un trato preferencial en el hospital. Me permitieron entrar por la puerta de atrás cuando iba a una cita y me han tratado de maravilla. Uno no muere de cáncer de próstata, al menos no en el 90% de los casos. Son otras enfermedades las que te matan», advirtió con seguridad.
Enfocado en su tarea, el inquebrantable Van Gaal va por el mayor desafío, ser campeón del mundo, y sin vueltas dio un aviso desde Qatar a quienes critican el juego de un equipo sin la riqueza de otras épocas: «Si están aburridos y no les gusta el estilo, pueden irse a su casa».
Fuente: Telam