La columna de Sasha Gigliani en Olé: «Julián Álvarez, genio y genuino»

Con su gol, Julián Álvarez no sólo demostró el valor de la presión ofensiva sino que a la vez volvió a demostrar sus capacidades pero a la vez sus aptitudes futbolísticas y anímicas. Porque a los 22 años no resulta para nada sencillo desenvolverse como lo está haciendo en un Mundial, con el nivel de exposición que representa jugar ante cuarenta mil personas pero también frente a millones de espectadores televisivos. Y el Araña lo hace con una naturalidad tal que es capaz de desplegar un juego laborioso como 9, con una voracidad y empeño impresionantes.

Él es 100% actitud y eso no es algo menor: está claro que tiene una calidad innata pero sin dudas también tiene hambre. Sabe lo que le ha costado llegar hasta ahí desde sus inicios en Córdoba, pasando por River y jugando en alto nivel, alcanzando la Premier League y ahora disputando su primera Copa del Mundo. Y en esa atmósfera diferente no tiene vergüenza, no se siente menos que nadie aun cuando tiene a monstruos de gran trayectoria a su alrededor.

De hecho se esfuerza para estar a la altura de su capitán y lo que requiere, Leo Messi, sin achicarse. Y eso no es para nada fácil.

Álvarez conjuga esa adrenalina que debe correrle por el cuerpo con la paz que sólo tienen aquellos que saben lo que tienen que hacer. Él se nota que el instinto de la presión ofensiva lo ha incorporado en River, pero sin dudas también lo siente propio.

Aunque también es valorable, más allá del momento de Julián, lo que Scaloni está haciendo al darle minutos a Lautaro Martínez: le está diciendo “vos sos el Toro, yo confío en vos y vos también debés confiar”. Quiere que si erra, vuelva a probar, porque el gol, como a Julián, le va a llegar.