Cuti Romero, la fija que busca recuperar el lugar que hoy tiene su amigo

«Es uno que no se nos puede caer». En la previa al Mundial, cuando las bajas de Nico González y el Tucu Correa parecían sacudir la lista definitiva de 26 ya con la Selección instalada en Qatar, Cristian Romero era uno de los que estaba en la nómina roja de tocados. De hecho, no había jugado el amistoso con Emiratos y el cuerpo técnico lo tenía entre máximos cuidados, conscientes de esa frase que se pronuncia en el búnker argentino. Al final, el cordobés avanzó en su recuperación, fue titular con Arabia, pero ahí quedaron expuestas las consecuencias de su última lesión. Y se cayó. No de la lista, pero sí del equipo. Y ese lugar quedó para su mejor amigo en el plantel: Lisandro Martínez. Una historia dentro de otra…

Cuti llegó al Mundial recuperándose de una distensión en el gemelo derecho y en el debut no la pasó nada bien. Fuera de distancia, no fue el mismo que venía siendo para la Selección. De hecho, la muralla que habían conformado él, Otamendi y Dibu Martínez perdió el gran invicto que tenía: cada vez que habían jugado juntos habían logrado sostener la valla sin goles. Pues bien, en ese primer gol en contra, el hombre del Tottenham pagó al no poder cruzar a Al-Shehri y diez minutos después Scaloni lo reemplazó.

El minuto 13 de ese segundo tiempo encendió la alarma, claro. No sólo por el resultado (la Selección ya perdía 2-1), sino porque uno de los baluartes del fondo daba las peores señales: tanto él como otros jugadores claves no estaban al 100% en lo físico y esas ventajas, en un Mundial, se pagan caro. Por eso, fue uno de los cinco cambios que luego metió Scaloni para revertir la historia ante México: su lugar lo ocupó el mismo que entró por él en el debut, Lisandro Martínez, quien jugó un gran partido con Otamendi.

A partir de ahí, se abrió una lucha que hace un tiempo era inesperada. O en realidad, una búsqueda impensada de Cuti por recuperar un lugar que era suyo. El defensor hoy está mejor. En este tiempo trabajó mejor en lo físico con el Profe Luis Martín y está listo para intentar recuperar el terreno perdido. Contra México, de hecho, entró para armar una línea de cinco y respondió mejor: sacó todo lo que pasaba por su órbita.

Pero el punto es que Lisandro, de mejor continuidad, con un buen nivel de arrastre desde el United, también se ganó la chance de seguir en el equipo con Polonia. Y en principio, para no volver a tocar demasiado la defensa (allí hizo tres cambios de un partido a otro), el ex Defensa podría sostenerse con Otamendi. De todas formas, es una lucha abierta, que irá partido a partido.

Y la curiosidad, claro, es el marco que los rodea fuera de la cancha: ambos son amigos desde hace tiempo, comparten la habitación en la Unviversidad de Qatar, juegan en la misma liga (la Premier) y hasta tienen la misma edad (24 años).

Parte de la nueva generación de defensores de la Selección, ambos fueron forjando una relación que hoy, pese a la competencia, está más fuerte que nunca. Cuando no se ven, se extrañan. Y cuando están juntos, casi que se mueven en tándem, como si fueran la dupla central titular. Podrían serlo tranquilamente, podrían complementarse a la perfección, porque encima uno es derecho y el otro zurdo, pero en el medio tienen a Otamendi, uno de los líderes de la Selección, a quien respetan mucho y valoran su influencia en el crecimiento de ambos como defensores.

Ahora, pelearán por un lugar partido a partido. Será así, salvo cuando Scaloni decida armar una línea de cinco, como pasó ante México, en alguna circunstancia. De hecho, el sábado pasado, en el Lusail, defendieron juntos la victoria y el renacer futbolístico de la Selección. Ahora, con Polonia a la vista, los dos amigos volverán a competir por el mismo lugar…