En un contexto en el que a nivel mundial se persigue el objetivo de detener el cambio climático, diferentes alternativas se analizan para sustituir el uso de combustibles fósiles como generadores de energía.
El sol es una de las mayores fuentes de energía renovable en la actualidad y por eso también es una de las más empleadas para responder la demanda energética en las viviendas particulares.
En Argentina, se viene fomentando desde 2021 su implementación a través del Programa de Desarrollo de la Industria Solar Térmica (Prodist). Precisamente, este sector industrial cierra un gran año de transformación gracias al aumento de la demanda de calefones solares térmicos.
Eso se debe a que se propuso equipar de estos productos a sesenta mil viviendas construidas por el Estado mediante el programa Casa Propia. El resultado fue el aumento en hasta ocho veces la producción de algunas empresas nacionales.
Pablo Bertinat es ingeniero electricista, profesor y director del Observatorio de Energía y Sustentabilidad de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN). En diálogo con LU5, explicó la potencialidad de la energía solar térmica en Argentina: “entendemos que es un sustituto interesante para pensar en disminuir el uso de gas y electricidad que se implementa en los hogares para calentar agua”.
El ingeniero remarcó que “frente a las crisis energética, climática y la necesidad de dejar los combustibles fósiles, la energía solar térmica puede jugar un rol importante en ese proceso de transición”.
Según el ingeniero, un 20% de la energía que se usa en los hogares argentinos se utiliza para calentar agua.
“Sustituir un sistema de calentamiento de agua con combustible convencional por uno solar implica un ahorro del 60% de energía que empleamos para calentar agua”, explicó.
El equipo de trabajo del Prodist ya se encuentra diseñando las estrategias necesarias para lograr alcanzar otros 60.000 hogares en el año 2023 y analizando un Plan de Exportación de Termotanques Solares para el 2024.