Radiodeportes nos invita a recorrer los temas musicales y recordar detalles de los mayores encuentros futbolísticos.

Waka Waka había dejado la vara muy alta como canción oficial del Mundial de Sudáfrica 2010. Y Brasil 2014 tuvo un tema que hizo ruido en pueblo futbolero. Nos referimos a We Are One, también llamada Ole Ola, en referencia al coro que se escucha alrededor de toda la canción. 

We Are One, el himno de Brasil 2014

Fue incluida en el álbum Globalization de Pitbull, aquel artista dueño de melodías como I know you want me (la canción de Ricardo Fort por excelencia) o Timber. El cubano tuvo la responsabilidad de ponerle voz y piel al himno de la cita máxima en Brasil. Originalmente escrita por Sia Furler, conocida mundialmente como Sia, tuvo la colaboración del mismo Pitbull y Jennifer López, entre otros, para su composición. 

Mr. Worldwide, uno de los tantos apodos que tiene el centroamericano, invitó a la misma Jennifer López y a la brasileña Claudia Leitte a formar parte de la canción. Inmediatamente se convirtió en un éxito y se volvió común escucharla en la apertura de decenas de programas de televisión y radio que cubrían el Mundial.

Fue publicada el 8 de abril del 2014 y alcanzó lugares privilegiados en las lista de países como Argentina, Bélgica, España y el propio país carioca. Sin embargo, las críticas no tardaron en llegar junto con la desaprobación del pueblo brasileño. Si bien no se presentaba como una mala canción, medios especializados destacaron que, aunque musicalmente había demostrado mejoras en cuanto a la composición de “Waka Waka“, se notaba demasiado la influencia de Pitbull y se dejaba de lado la presencia de Lopez y Leitte.

Las peores críticas llegaron por parte de los propios fans brasileños. La letra no representaba la historia ni la esencia del país anfitrión, y especialmente se hizo énfasis en la escasez del portugués en la letra y la elección de los intérpretes. ¿Por qué se había elegido a un cubano (por Pitbull) y a una puertorriqueña (López), teniendo a tantos cantantes talentosos en su propia tierra? Esto terminó por sepultar, por lo menos entre los fanáticos, la aceptación de la canción.

Mascota

Fuleco, el armadillo

A diferencia de We Are One, la mascota que representó esta edición de la Copa del Mundo fue todo un éxito. Con un diseño pulido y amable, resultó muy atractivo para los espectadores. Teniendo que estar a la altura de Zakumi, el canchero leopardo que había puesto la cara en Sudáfrica 2010, Fuleco fue bien recibido por los hinchas.

La particularidad de este simpático armadillo fue que no solo se encargó de presentar el álbum oficial de la FIFA, como había pasado en los dos mundiales anteriores, sino que también tuvo su propia canción. Tatu bem de bola, interpretado por el brasileño Arlindo Cruz.

La letra habla sobre un armadillo que es invitado a jugar un partido de fútbol y demuestra que es una estrella en el campo de juego, narrando su jugada hasta que la finaliza con un gol y se corona como campeón. Si bien habla textualmente del armadillo, puede entenderse que hace referencia a la esencia de los cracks brasileños.

Obreros muertos

Fueron doce los estadios presentados por Brasil para poder celebrar el Mundial en su tierra. Y preparar doce estadios no es tarea fácil. Uno de los grandes problemas con los que se encontró la organización de la cita máxima fueron los preparativos para que las arenas estuvieran listas antes de la fecha límite. La presión por terminarlos a tiempo demandó jornadas extensas de trabajo, de hasta 18 horas diarias. Esto sumado a las duras condiciones climáticas terminaron siendo un dolor de cabeza.

Fueron nueve los obreros fallecidos durante las obras, siete por accidentes debido a las pobres medidas de seguridad que tenían los trabajadores, y dos por problemas cardíacos. Claramente, nadie se hizo responsable. El mismísimo Pelé dijo “es algo normal. Son cosas de la vida”.

Aquellos obreros perdieron la vida en el mismo lugar donde, hace ocho años, las estrellas del fútbol mundial nos deleitaron con su magia y los hinchas celebraron desaforados los goles y las victorias de su selección. La historia, como muchas veces pasa, se escribe sobre sangre.

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