“La uruguaya”, de Ana García Blaya, tercera y última película argentina incluida en la Competencia Internacional de la 37ma. edición del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, se proyectó a sala repleta en el Teatro Auditórium, en el centro de la ciudad atlántica.
El filme, que cosechó aplausos al final de la proyección e hizo que buena parte del público se quedara para la tradicional conferencia posterior reservada para las películas que aspiran al premio mayor del certamen en el foyer del teatro, es una comedia sobre las desventuras de un escritor en sus cuarenta, que con una excusa viaja a Montevideo a encontrarse con una chica 20 años menor que conoció en un viaje anterior.
Trasposición al cine de la novela homónima de Pedro Mairal editada en 2016, “La uruguaya”, el puntapié inicial del proyecto estuvo motorizado por la Comunidad Orsari -que produce “contenidos sin intermediarios”-, que intrumentó un «crowdfunding», un mecanismo colaborativo de financiación, que en este caso contó con pequeñas sumas de dinero aportadas por más de 2.000 personas.
“Yo había leído la novela y lo primero que hice fue releerla y entender que la adaptación iba a ser un desafío porque el texto tiene mucho del mundo interior del protagonista”, contó Blaya a Télam luego del encuentro con el público sobre su convocatoria a dirigir.
“Hubo varias versiones, se me permitió escribir escenas, es decir, trabajé con total libertad -destacó la directora- tanto que me dijeron que hasta que el guion no estuviera perfecto para mi no íbamos a filmar.»
“Lo diferente de esta manera de financiamiento es que si sale bien, tenés la plata desde el minuto cero y el músculo de producción está compuesto por todos los que aportaron”, abundó.
«Sebastián Arzeno y Fiorella Bottaioli fueron votados sobre nueve parejas que habíamos armado por los más de 2000 personas que aportaron para el financiamiento de la película, fue una elección en una final peleadísima»Ana García Blaya
Coproducida con Uruguay, el filme está protagonizado por Sebastián Arzeno, Fiorella Bottaioli, Jazmín Stuart y Gustavo Garzón.
-¿Cómo llegaste a este proyecto que nace a partir del libro de Pedro Mairal y desde la producción, tiene características tan particulares?
-En 2020 yo estaba veraneando en la playa con mi hermana y mi cuñado, que es quien me presentó y me metió en la comunidad Orsai hace 10 años. Los tres nos estábamos riendo de la ocurrencia de Hernán Casciari que decía que iba a conseguir a través del financiamiento de muchos inversores los 600.000 mil dólares para llevar a «La uruguaya» al cine. Justo en ese momento me suena el teléfono y Chiri, el socio y amigo de Casciari, me hace la propuesta de dirigir. Automáticamente le dije que sí, obvio. Yo había leído la novela y lo primero que hice fue releer el libro y entender que la adaptación iba a ser un desafío porque el texto tiene mucho del mundo interior del protagonista. Hubo varias versiones, se me permitió escribir escenas, es decir, trabajé con total libertad, tanto que me dijeron que hasta que el guion no estuviera perfecto para mi no íbamos a filmar.
Lo diferente de esta manera de financiamiento es que si sale bien, tenés la plata desde el minuto cero y el músculo de producción está compuesto por todos los que aportaron.
-¿Qué te interesa de la narrativa de Pedro Mairal?
-«La uruguaya» es un libro que está muy bien, identifiqué al personaje de la novela y lo relaciones con un montón de gente, es un libro en donde el protagonista le habla a su exmujer y eso me parecía tierno. Y después lo conocí a Pedro, había tenido una experiencia algo rara y que a él le había choca de la adaptación de «Una noche con Sabrina Love» (se refiere al título homónimo de la película de Alejandro Agresti con el protagónico de Cecilia Roth), así que anticipándome le expliqué que su libro ya es una obra concluida, el guion de la película es otra obra y que la película también iba a ser diferente al guion. También lo invitamos a participar y a opinar, incluso hay un tema musical suyo, que es una samba muy hermosa con la que termina la película. Justamente, al igual que en “Las buenas intenciones”, la música está muy presente.
-¿Qué papel juega en tu manera de contar?
-Sí, la música es muy importante en mis películas en cuanto al tono y también al ritmo. A veces me pregunto si no estoy llenando de clips las películas, pero bueno, así es lo que hago.
Trabajé con Monchi, un músico uruguayo qué compuso varios temas para «La uruguaya» y obviamente está la música de Sorry, la banda que tenía mi padre, con temas que me encantan y que realmente me ayudaron un montón con la narrativa de la película.
Hay un tema de Virus, que me pareció que iba en ese momento en donde el protagonista estaba en un momento donde sentía que iba a romperla en Uruguay con esa chica, y también le pedí un tema a mi hermano, que también es músico, que estaba buenísimo para cuando el personaje logra conquistar a la chica.
-A diferencia de la novela, en donde el punto de vista es el del protagonista, vos trasladaste esa voz a su exesposa a cargo de Jazmín Stuart. ¿Cómo llegaste a esa decisión?
-En el guion original había un voz en off masculina pero no funcionó porque cuando lo veías a él contado por él lo que pasaba es que lo odiabas y yo lo quiero, sea lo que sea yo lo quiero. Ahí surgió la voz femenina, hablando desde otro lugar.
En mis películas quiero querer a todos. La vida es lo que sucede y a veces nos hace estar en lugares pocos felices.
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-¿Y cómo fue la elección del elenco?
-Sebastián Arzeno y Fiorella Bottaioli fueron votados sobre nueve parejas que habíamos armado por los más de 2000 personas que aportaron para el financiamiento de la película, fue una elección en una final peleadísima. Después está Gustavo Garzón, que estaba en Montevideo y generosamente se ofreció a participar en cualquier rol, porque era muy fanático de la música de mi viejo. Y Jazmín Stuart me escribió cuando se enteró que íbamos a filmar el libro de Mairal para ocupar el lugar de Cata y ella me pareció ideal al transformarse en la voz narradora de la película.
-En tus dos películas los protagonistas masculinos no salen muy bien parados. ¿Cuáles son tus referencias, qué directores o directoras te interesan?
-Yo crecí con un personaje muy inmaduro como padre, que de eso se trata ‘Las buenas intenciones’ pero con él vi mucho cine en televisión en el famoso ciclo “Sábados de súper acción” del viejo Canal 11, esa es mi referencia principal de acercamiento al cine. Es decir, me gustan muchos directores pero mi estilo está justificado por el cine que vi en la televisión o por videoclips de MTV, con eso me crié.
-¿Sentís que le fuiste fiel al texto de Mairal?
-En Orsai dicen que es ‘Una respuesta cinematográfica a una obra literaria maravillosa’ y yo digo que es una de las miles de respuestas posibles a ese libro. Sé que no le falta el respeto porque tuve siempre la mirada, el acompañamiento y la contención de Pedro Mairal. La historia es de él pero es fiel a lo que pude y quise hacer, es mi mirada y mi punto de vista.
Fuente: Telam