A menos de 15 días del comienzo del Mundial que se disputará en Qatar acaba de aparecer una nueva edición de «Historias secretas de los mundiales», el libro de Alejandro Fabbri que incorpora nuevos episodios ligados a las últimas dos ediciones del emblemático acontecimiento -la de Brasil en 2014 y la de Rusia en 2018- con la idea de templar la mística futbolera que esta vez tendrá como sede ese estado asiático, «un país que yo no siento que aporte demasiado a la cultura; eso sí allí va a haber una fiesta bárbara si Argentina sale campeón», señala el periodista.
Publicado por Capital Intelectual, «Historias secretas de los mundiales» hace un recorrido desde el Mundial de fútbol organizado y ganado por Uruguay en 1930 hasta el de Rusia en 2018 en el cual saliera campeón Francia. Las actuaciones y ausencias de Argentina a lo largo de distintas ediciones ocupan un lugar central en el texto, así como otro campeones americanos como Uruguay y Brasil.
«Uruguay y Argentina fueron los dos países donde caló más fuerte el fútbol allá por la última década del siglo XIX y la primera del siglo XX. Brasil tardó un poquito más por la conformación geográfica gigantesca del país y, sobre todo, porque que la aristocracia brasileña (la mayoría descendiente de ingleses) tardó muchos años en darle espacio en el fútbol a los mulatos y los negros», explica Fabbri a Télam.
El periodista nacido en 1956 señala que existían varios equipos brasileños que no permitieron que participaran jugadores que no fueran blancos: «De hecho Fluminense que es uno de los equipos de Río de Janeiro más históricos, a los jugadores que eran mulatos (cuando se quedaban sin jugadores blancos buenos y veían que perdían con otros equipos) los teñían el rostro con polvo de arroz molido para parecer más blanco», especifica.
«En aquellos años el polvo de arroz era una coartada para utilizar jugadores morochos en los equipos racistas y hoy lo tiran al aire cuando sale Fluminense a la cancha, en un país donde el racismo sigue existiendo. Le quedó el apodo ‘pó de arroz’ hasta el día de hoy», se lamenta Fabbri.
-Télam: ¿Argentina, Uruguay y Brasil tienen una historia en común con el juego en América?
-Alejandro Fabbri: No. Brasil recién se incorpora seriamente en la competencia con Argentina y Uruguay en los años 30, cuando el fútbol se hace profesional. Antes las copas América y los torneos sudamericanos eran monopolizados por Argentina y Uruguay. La primera Copa que se juega acá 1916 la gana Uruguay y nosotros perdemos con Uruguay en los Juegos Olímpicos del 28 y la final del Mundial 30. Uruguay con poca población (en el año 50 no tenía dos millones de habitantes) ya había ganado dos mundiales.
-T.: ¿Y por qué Argentina y Uruguay tienen esas características si el fútbol es un invento inglés?
-A.F.: Yo creo que tiene que ver con la manera de jugar y de sentir el fútbol, con la impronta propia de la gambeta, el engaño. Nosotros somos países de inmigrantes, Argentina y Uruguay (Brasil es una gran mezcla con más población originaria). El futbolista argentino es un reflejo de la sociedad. El juegos de cartas más importantes del país es el Truco, un juego de engaño. La gambeta es un poco eso: yo te digo que voy para la derecha pero voy para la izquierda.
En cambio muchísimos brasileños aprendieron a jugar al fútbol, que es un terreno que te gambetea. La pelota pica para cualquier lado.
Los ingleses inventaron el fútbol, pero para ganar un mundial tuvieron que hacer lo que hicieron en el 66, enfrentar a los equipos sudamericanos con arbitrajes alemanes e ingleses y después arruinar a Alemania con el árbitro que dio un gol que no fue, no sé.
-T.: ¿Comparte con el periodista Dante Panzeri que los argentinos somos un pueblo llorón? Italia y Chile quedaron afuera y su actitud es como podía ser la Argentina.
-A.F.: Bueno, nosotros venimos de Italia por lo menos una buena parte de los argentinos. Los italianos son los primeros llorones. La palabra «farabute» (la persona que destaca las virtudes positivas de sí misma o de algo que no posee) ¿de dónde viene? Los italianos son los grandes comediantes, los grandes actores dramáticos. De hecho Mussolini se vuelve loco cuando le dan a Uruguay el primer mundial. Empieza a circular la mentira que habían icebergs en el Río de la Plata para que no vengan los equipos. Por eso le dan el Mundial del 34 y le permiten a Mussolini poner los árbitros de los partidos de Italia.
-T.: ¿Existe alguna épica (dentro o fuera de una cancha) para los argentinos que la de Maradona contra Inglaterra?
-A.F.: No. A ver. Lo de Maradona fue único e incomparable porque lo hizo en un mundial contra el equipo del país que nos que habíamos ganado la guerra en Malvinas cuatro años antes. Pero olvidemos eso. Recordemos el robo inglés en el mundial del 66. El enfrentamiento futbolístico con Inglaterra fue siempre muy particular. El partido Argentina-Inglaterra en la gira del 53 en la cancha de River La rudimentaria filmación del famoso gol de Ernesto Grillo con el que ganamos 3 a 1 dio la vuelta al mundo y los ingleses en poco tiempo sacaron un comunicado oficial diciendo que Inglaterra no había perdido con Argentina que había sido un combinado. Como los ingleses inventaron el fútbol por mucho tiempo lo manejaron y todos acreditaron ese partido como que no era Inglaterra.
Además está todo el tema político: los ingleses diseñaron los ferrocarriles para sacar la materia prima y les importaba un carajo el desarrollo humano de la de la población. El tema de los quebrachales donde hicieron un desastre, la Patagonia rebelde. Hay muchas asignaturas pendientes con los ingleses. Y justo los dos goles los hizo Diego, porque a lo mejor si no los hubieran hecho él, uno Valdano y el otro Burruchaga no pasaba lo mismo. Pero los hizo Diego. El primero claramente ilegítimo es abolido por un gol que tendría que valer doble o triple.
-T.: ¿A Messi le falta aún sumar esa épica?
-A.F.: Los que tenemos más de 45 años vimos a Diego jugar y vimos a Messi desde que empezó. Yo tuve la suerte de ver a Maradona jugar con Argentinos Juniors, un momento incomparable de Diego, no estaba contaminado por nada, se rompía el alma, lo molían a patadas de la misma manera que a Pelé. En ese momento no había protección para los jugadores tan buenos y yo nunca vi hacer nada igual a nadie como las cosas que hizo Diego.
Yo pienso que elijo a los dos para mi equipo: a Maradona y a Messi, porque en realidad en los puestos en que han jugado en la cancha con lo que cambió el fútbol el sistema táctico perfectamente podrían jugar juntos. Messi de puntero derecho haciendo la diagonal para la zurda y Diego jugando más que nada de puntero izquierdo.
Nosotros lo queremos más a Diego que a Messi. Ahora si Messi gana un mundial con la misma prepotencia futbolística que tuvo Diego en el 86. No sé. Messi es un súper fuera de serie. La gente no sé qué corno le pide. No se le puede pedir el carácter de Diego porque Diego viene de otra familia e hizo todo en Argentina. Messi no jugó un minuto en Argentina y fue criado en otro lugar y lo han cuidado desde chiquito. A Diego lo han molido a patadas. Messi ya hizo la misma jugada que Diego pero en el campeonato español. Lo único que lamento es que Messi no haya jugado en un equipo más humilde, hubiera sido muy bueno. Messi se ha ganado ya el lugar de estar detrás de Diego en el en el podio de la historia del fútbol argentino.
-T.: ¿Cuál es la literatura de ficción que más le gusta?
-A.F.: Saccheri, Fontanarrosa, Pacho O’Donnell (que tiene un par de cuentos de fútbol muy buenos), Benedetti. Leo a Valdano, a Juan José Panno (que es amigo de siempre) y yo también escribo ficción, pero soy más de la realidad. He escrito libros que tienen que ver con la corrupción en el fútbol, con árbitros arreglados, situaciones insólitas que se han dado en el fútbol argentino. La ficción en un punto me cansa, es como ver un partido completo. No lo aguanto, me aburro. Sigo transmitiendo con Víctor Hugo en la Cooperativa, con Alejandro Apo transmitimos por Radio Nacional. Lo peor que te puede pasar es que veas jugar al Manchester City o al Liverpool o al equipo de Messi y después ver un partido local. Me dicen que juegan Boca y River, y me interesa poco. Ver a Platense con mi hijo y nieto sí me interesa y mucho.
-T.: ¿Qué puede aportar el Mundial de Qatar a los argentinos, futbolística y culturalmente?
-A.F.: Yo estuve un mes en el 95 para el Mundial juvenil de Qatar. Era un país distinto. Había dos edificios y el camellódromo y después había tres canchas como de la primer B de acá. Ahora han explotado el gas, el petróleo que tienen abajo. Hacen laburar a los filipinos, los bengalíes, los pakistaníes y los indonesios. No les interesa en lo más mínimo el fútbol. Han comprado todo con los petrodólares. No es importante desde el punto de vista cultural. Es un país minúsculo donde no podés ir a Emiratos Árabes por qué están peleados tenés que pasar por Arabia Saudita que vive en el siglo XV, todavía tiene policía religiosa.
Yo no siento que aporte demasiado pero eso sí: va a ser una fiesta bárbara si Argentina sale campeón. Yo me conformo con que salga entre los cuatro primeros. Ojalá salga campeón pero existe además Francia, que para mí está arriba que Argentina.
Fuente: Telam