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Apartir de una iniciativa de Eva Perón y el ministro de Salud Ramón Carrillo, nacen los Juegos Evita. Niñas y niños de todo el país accedían al deporte social y a la salud, pero además convirtió a Argentina en una potencia deportiva. A pesar de sus ingentes recursos, la Ciudad de Buenos Aires fracasó en el último certamen. ¿Por qué?

Los organizó en 1948 la Fundación Evita, fueron suspendidos con la dictadura de Aramburu, reiniciados en 1973 y derogados nuevamente por la última dictadura. Néstor Kirchner los reinstauró en 2003. En la última edición, un millón de infantes, adolescentes y ahora también adultos mayores de toda la Argentina participaron en las 63 disciplinas que componen los Juegos Evita. 25 mil finalistas compitieron en las finales en Mar del Plata.

El medallero se organiza por competencias y por provincias. Al igual que los Juegos Olímpicos, es un indicador transparente de cómo son las políticas deportivas a nivel provincial. Un ejercicio rápido para evaluar la performance de una provincia es comparar el resultado en el medallero en contraste con la posición que tiene la provincia en el ranking poblacional. Es decir, la provincia de Buenos Aires suele ganar, pero es lógico que así sea teniendo el 40% de la población nacional. También es razonable que Santa Fe, Córdoba y la Ciudad de Buenos Aires disputen el segundo lugar.

Al hacer esta cuenta, se destacan casos loables. Tierra del Fuego es el distrito menos poblado del país, es decir, la provincia 24, y terminó 16 en el medallero. Mejoró 8 posiciones la posición que le corresponde por población. Chubut mejoró 9 posiciones y las excelentes administraciones de La Pampa y San Luis ganaron 11 posiciones. Los patagónicos y los puntanos son la gran promesa deportiva de nuestro país.

Asimismo, también se pueden verificar desempeños decepcionantes. Santiago del Estero perdió 11 posiciones, Chaco y Tucumán 9 y la Ciudad de Buenos Aires 8. Es esperable que las prioridades de las administraciones norteñas no estén en lo deportivo, pero lo de la Ciudad de Buenos Aires no deja de sorprender. Con un ingreso medio más alto que el resto del país, y una infraestructura deportiva de excelencia, entre los que se cuentan equipos campeones del mundo, la Ciudad debería disputarle el podio a los bonaerenses con facilidad. ¿Qué está pasando?

Claudio Morresi es legislador porteño, fue jugador de fútbol – llegó a la selección sub 20 en 1981 –  y ex secretario de deportes nacional. Consultado, señaló que “demuestra el poco interés que le da el jefe de Gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta al deporte. Sólo se interesa cuando puede convertirlo en parte de su campaña electoral. Así ocurrió con los Juegos Olímpicos para la Juventud, que se hicieron en Buenos Aires entre el 6 y el 18 de octubre de 2018. Lo mismo ocurre con el “programa interjurisdiccional”. Usan el presupuesto porteño para hacer clínicas deportivas en el interior del país. Son 248 millones de pesos utilizados fuera de la Ciudad”. Morresi además recordó que la subsecretaría de Deportes porteña estuvo un año acéfala. “Luis Lobo renunció porque lo descubrieron jugando al paddle en Pilar en plena pandemia”.

Jon Emili Uriarte es porteño y entrenador argentino de vóley. Como jugador, ganó la medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Seúl 1988. También reflexionó sobre la performance porteña. “Los pésimos resultados de la Ciudad en los Juegos Evita ponen en evidencia la verdadera concepción que tiene el PRO del deporte. Lo asocia a negocios, al marketing y eventos rentables, los deportistas como clientes y consumidores. Esto también se verifica en Alto Rendimiento. Como ejemplo, está el descalabro que le propinó Mauricio Macri al Ente Nacional de Rendimiento Deportivo (ENARD). Retiró la tasa de 1% que se cobraba a los abonos celulares. Eliminó la planificación y ejecución de ciclos olímpicos. Vació el área de Promoción Social. Diseñan una sociedad segmentada por capacidad de pago”. Uriarte concluyó: “Son las consecuencias del desfinanciamiento sistemático, igual que lo hacen con la educación pública. El resultado final es dejar a las adolescencias desprovistas y a la intemperie”.

Otros funcionarios deportivos de jurisdicciones provinciales que prefirieron no aparecer con el nombre comparten esta lectura crítica de lo que ocurre en la Ciudad de Buenos Aires. Uno recordó que durante el gobierno de Mauricio Macri se quisieron vender los terrenos del ENARD en Núñez. La crisis deportiva de las y los jóvenes porteños demuestra que a la única política que el gobierno local le presta atención es a la propaganda. 

Fuente: Telam

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