El documental «3DT», que se estrena este jueves en el Cine Gaumont, cuenta los logros deportivos de la denominada Generación Dorada del básquet argentino con foco en los tres directores técnicos que la forjaron durante un cuarto de siglo, Rubén Magnano, Julio Lamas y Sergio Hernández.
Dirigido por José Glusman, el largometraje, que intercala videos de archivo con entrevistas a luminarias de aquella célebre selección argentina de básquet que alcanzó su máximo logro al ganar la presea dorada en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, se centra en los testimonios de los tres entrenadores, que explican detalladamente la dinámica grupal que los llevó a lo más alto del deporte.
La película se estrenará en el Gaumont y tendrá funciones diarias a las 14, 18 y 22 hasta el 9 de noviembre, además de estar disponible hasta esa misma fecha en forma gratuita en la plataforma Cine.ar Play y de proyectarse en el canal Cine.ar hoy y el sábado 5 a las 22.
Además de Magnano, Lamas y Hernández, las entrevistas incluyen a los jugadores de referencia de la Generación Dorada: Emanuel Ginóbili, Luis Scola, Andrés Nocioni, Fabricio Oberto y Juan Ignacio «Pepe» Sánchez.
«Puede sonar a mucho, porque no se puede trasladar la conducción de un equipo a la de un país o una sociedad, pero el aporte (de la Generación Dorada) es mostrar una manera en la que prime la construcción de todos, el bien común y por ahí nos da una pista como sociedad para no quedar atrapados en esto que nos está lastimando tanto», dijo Glusman en diálogo con Télam, sobre el espíritu del documental.
El director agregó al respecto que lo importante de la impronta de ese exitoso equipo es «aprender a conservar lo bueno y construir sobre eso, no a pararse en las antinomias o los egos, el trabajo en conjunto, buscar la horizontalidad y ver de qué manera se puede aportar un granito de arena para la resolución de conflictos, saltando la grieta que nos está debilitando tanto como sociedad».
«Juntar cinco estrellas no te hace un equipo… sobre ese punto, no hay que prometer lo que no se puede cumplir, como decir que ‘tenemos el mejor equipo de los últimos cincuenta años’ e irnos con 50.000 millones de dólares de deuda o que ‘volvimos para ser mejores’ y tenemos la inflación más alta. (La impronta de aquel equipo) es saltar por arriba de esas cosas y no hacer lo que se tiene ganas, sino lo que hay que hacer», graficó el cineasta, responsable de títulos como «León, reflejos de una pasión» (2015) y «Pescador» (2017).
El realizador definió que «la vida es conflicto y la gran diferencia está en que este grupo siempre le puso el pecho a los conflictos para resolverlos, nunca los usó como excusa para romper las cosas, que es mucha veces lo que pasa a nivel dirigencial en el país u otro deporte, como el fútbol; esto va por otro lado».
Télam: ¿El documental es para un espectador entendido que sigue el básquet o aspira a un público general?
José Glusman: No trata de ir sobre aspectos técnicos del juego: el intento, a partir de las conversaciones con ellos, fue ir descubriendo un camino de una manera de conducir, resolver conflictos, postergar egos y pensar desde los entrenadores a los jugadores, como seres humanos, más allá del talento. Desde el liderazgo y formación, los tres entrenadores tienen un aspecto pedagógico importante, aun cuando el jugador al que dirigen es una estrella millonaria. No está muy lejos un director de orquesta de un director técnico, en cuanto a conducir, poner su mano, darle su impronta, no permitir que los egos traicionen y buscar la horizontalidad. El documental busca inspirar en eso: poder sobreponernos a todas esas diferencias generales en pos de objetivos comunes. El equipo es más importante. Un objetivo común es mejor que el personal, jugar con otros es más lindo que jugar solo. En el montaje lo pensé para el menor nivel de conocimiento de básquet, no hay que saber del tema para ver esto.
T: ¿Por qué era necesario un documental como este? ¿Cree que no había suficiente énfasis en las carreras de estos tres entrenadores como sí lo hubo respecto de los jugadores?
JG: Los jugadores de la Generación Dorada, que son mega estrellas, están acostumbrados a hablar de sí mismos porque siempre les preguntan sobre ellos. No sé si hay documentales sobre los entrenadores. Solo algún programa deportivo. Hasta ahora no había estado la noción de que lo que nosotros reconocemos como «la Generación Dorada», que eran los jugadores, no fueron solo los extraordinarios jugadores. Se necesitaron esas cabezas al frente para poder resolver conflictos. Fue un grupo conducido solamente por tres personas en 25 años. Tres personas que se manejaron de una manera muy particular… hay que ser asistente de uno y después vos ser asistente de otro, es un desapego de los egos importante. Poder entender que no es bajar el precio ese lugar sino entender que, en la sumatoria, eso es más. Magnano también fue asistente ocho años y al final su bagaje en ese rol le dio un conocimiento que lo iba transmitiendo a sus dirigidos. Poner en la cancha a los mejores no te hacen un equipo necesariamente.
T: Este es su tercer documental y el segundo sobre básquet, ¿es este el más ambicioso de los tres porque la temática es más conocida que las otras y tuvo testimonios con figuritas más difíciles de conseguir?
JG: Es posible. De hecho, es la película más larga que hice. Mis otros documentales eran más de nicho. Además, esto es la historia viva contada por ellos, que son muy conocidos, y eso hace más fácil la transmisión de lo que el documental contiene. Porque están más frescos los nombres, es historia reciente y muy internacional, porque algunos de los que están ahí son ídolos en los países más insospechados. El énfasis no está tan puesto en los personajes, más allá de que se llame «3DT», sino en el proceso que hicieron estos tres hombres. Porque no era un proyecto, si no habría sido un gran acierto de la dirigencia; aunque hay un dirigente, pero no es que estuvo planeado. Fue un proceso que se dio a partir de determinadas personalidades que son estos tres DT. Se fue configurando sobre una mirada común y objetivos comunes por encima de lo personal y el ego.
T: ¿Qué saca en limpio el documental?
JG: Que lo que estos tipos hicieron es descomunal, lo que consiguieron fue único en la historia. El lugar de los entrenadores y lo que transmitieron los jugadores. Porque cuando eran jovencitos iban a los campeonatos mundiales a jugar contra los estadounidenses, los serbios y los rusos pero a que les firmen autógrafos. Y estos entrenadores les dieron el convencimiento de ir a competir y tal vez ganarles, cosa que hicieron. Meterles ese cambio de mentalidad a semejantes jugadores produjo esa química. (El contraste es que) en el mismo lapso de tiempo, la selección argentina de fútbol tuvo 15 entrenadores.
Fuente: Telam