Uno de los temas centrales de las cumbres climáticas de este milenio es poner un freno a la suba de la temperatura de la Tierra. Según los estudios científicos de los datos registrados en los últimos doscientos años, hay grandes probabilidades de que la temperatura media anual del planeta suba temporalmente 1,5 °C por encima de los niveles preindustriales.
El número no es para nada menor. En caso de que se eleve la temperatura hasta ese umbral, las consecuencias serían graves e irreversibles: muertes y enfermedades por calor, smog y enfermedades infecciosas; escasez de agua; extinción de arrecifes de coral; deshielos de los polos; el nivel del mar subiría; entre otras secuelas.
Por ello, durante la cumbre climática celebrada en París durante 2015, se firmó un acuerdo internacional entre los países participantes para limitar el calentamiento mundial por debajo de 2, preferiblemente a 1,5 grados centígrados en comparación con los niveles preindustriales.
Sin embargo, el cambio climático aún no se detuvo y es por eso que la comunidad científica está previendo alternativas para hacerle frente. Una de ellas es de las más controversiales y de las que más se está debatiendo. Se trata de la inyección en la estratósfera de millones de toneladas de partículas en aerosol para formar una especie de “media sombra” que cubriría de los rayos solares.
Inés Camilloni es doctora en Ciencias de la Atmósfera, profesora en la Universidad de Buenos Aires (UBA) e investigadora del Conicet. En diálogo con LU5, explicó cómo funcionaría esa media sombra. “Es una estrategia posible para bajar rápido la temperatura a la Tierra y consiste en replicar el efecto de la erupción de los volcanes. Las cenizas y partículas que expulsan los volcanes llegan hasta la estratósfera, a unos 20 km de altura, y reflejan energía hacia el espacio, lo que crea un efecto de media sombra. Un grupo de científicos propone replicar artificialmente ese efecto de los volcanes, lo que significaría incorporar pequeñas partículas en la atmósfera para devolver la energía solar hacia el espacio y la consecuencia sería que bajaría la temperatura en la superficie terrestre“, detalló.
Por otra parte, Camilloni señaló que si bien sería una solución no deja de ser una medida controversial. “Si se usa la geoingeniería significa que no logramos hacer las acciones para actuar sobre las causas de fondo del cambio climático que son el uso intensivo de petróleo, carbón y gas natural para la generación de energía”.
La investigadora del Conicet remarcó que es necesario que se empiece a debatir la implementación de esta tecnología para “que sea una cuestión planificada”. Según anticipó Camilloni, se tratará el tema del incremento de la temperatura del planeta nuevamente en la próxima Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático que se realizará del 6 al 18 de noviembre en Egipto.