Feria del Libro de Santiago del Estero un lugar para difundir las voces locales Foto Emilio Rapetti
Feria del Libro de Santiago del Estero, un lugar para difundir las voces locales. Foto: Emilio Rapetti.


La 12º edición de la Feria del Libro en Santiago del Estero, que este domingo cierra sus puertas en la capital, convocó a miles de visitantes de distintos puntos del país que llegaron en busca de libros, propuestas literarias y charlas con destacados nombres de la literatura, como Claudia Piñeiro o Guillermo Martínez; sin embargo a pesar de las y los invitados de otras regiones, también participaron del encuentro escritores santiagueños quienes «van consolidando y ganando más espacios», según coinciden en diálogo con Télam.

Los santiagueños Francisco Avedaño, Ernesto Picco y Mario Lavaisse son escritores distintos, ya que se focalizan en la poesía, la investigación periodística y la narrativa, pero comparten la importancia de revalorizar las obras locales que tienen mucho para ofrecer a los lectores. En este sentido, resaltan que “año a año la Feria del Libro en Santiago del Estero va creciendo” y en esta edición “se ha expandido por diferentes lugares de la ciudad y también en más días”.

Pero ¿cuál es el panorama de la literatura local, sus editoriales, su difusión? “Claramente hay un crecimiento y una diversificación de los autores santiagueños, lo cual es muy importante y notable”, sostiene Picco, de 40 años, ganador en 2019 de la Beca Michael Jacobs de Crónica Viajera por “Soñar con las Islas” y que en esta edición del encuentro editorial presentó su último libro “Crónicas de Litio”.

Foto Emilio Rapetti
Foto: Emilio Rapetti.

“Los autores y autoras santiagueñas están teniendo más espacios, porque si bien vienen invitados de lujo de Buenos Aires que siempre son los requeridos por las lectoras y lectores, también los autores santiagueños se van consolidando y ganando más espacios”, dice y ejemplifica este crecimiento con el mapa editorial de la provincia: «Tenemos una editorial universitaria que tiene más de 50 títulos, la mayoría de autores locales; tenemos más editoriales independientes propias y cada vez hay una articulación mayor a nivel regional”. En todo caso, piensa Picco, «nos falta que nuestros libros circulen más por las otras regiones y que nos leamos entre nosotros».

Para el escritor y periodista, la Feria del Libro de “ser un lugar de encuentro” y «una buena foto de las que cosas que se están moviendo», se refiere, por ejemplo, a que «la edición se está profesionalizando y eso es muy importante”. En este sentido, explica que «en Santiago en la última década ocurrieron el aumento, primero, y luego una mayor profesionalización de los emprendimientos editoriales”, a tal punto que «hoy nuestras editoriales locales no tienen mucho que envidiarle a las de las grandes ciudades y todavía tienen mucho por crecer».

Ahora bien, el desafío, advierte, está en «poner a circular las obras provinciales a nivel nacional. Eso es más difícil porque tiene que ver con circuitos de distribución y reconocimiento más complejos”, por lo tanto “es el gran desafío que tenemos en las provincias con los libros y con las industrias culturales en general»

Ernesto Picco publicó en 2012 su primer libro sobre un estudio de los medios de comunicación en Santiago en una edición de autor porque no existían editoriales como Edunse o Bellas Alas, que “dinamizaron y profesionalizaron la edición en la provincia». A diferencia de ese entonces, hoy la industria local está cambiando y esos libros se distribuyen en todo el país y en su caso, cuenta, «con Edunse pude publicar mí primer libro de crónicas periodísticas en 2019 y fue un gran salto adelante; después mis otros trabajos ya salieron con editoriales de Rosario y Buenos Aires».

Otro de los escritores que participó de esta edición de la Feria fue Francisco Avedaño, de 42 años, autor de tres libros de poesías inéditos (“La piedra de Sísifo”, “A nivel del mar” y “Simulacro”) y de poemas que integran varias antologías. A propósito de la cita literaria, resalta la importancia de los numerosos estudiantes que pasaron por la feria, ya que «a partir de la memoria impresa que te propone el libro, el tiempo se resguarda y de alguna forma u otra los jóvenes se acercan a un tiempo detenido que se pone en movimiento cuando ellos los leen».

Francisco Avedao Foto Emilio Rapetti
Francisco Avedaño. Foto: Emilio Rapetti.

Si bien reconoce que actualmente son muchos los soportes tecnológicos para leer, es sumamente “interesante el contacto físico con el papel, el olor de cada libro, con el contacto que uno puede llegar a tener, esa experiencia del objeto”. En este sentido, celebra que «cada vez más jóvenes y niños se están volcando a la lectura».

Desde el jueves hasta este domingo, la feria llevó como lema «Leer te conecta», lo cual para él “tiene un sentido acertado, de haber elegido una manera más moderna de referirse a algo que siempre existió: la lectura, la literatura, la poesía y la historia que te conecta con otro plano de situación que no es la cotidianeidad”.

“Te conecta con una parte de tu propio ser, esa cuestión mágica que tenemos nosotros, evolutivamente hablando, porque para poder leer descifrando sentidos del alfabeto se exige un nivel elevado de desarrollo, esa cuestión que nosotros tomamos con mucha naturalidad de leer y escribir es algo bastante difícil, no lo puede generar ningún otro ser de la naturaleza, salvo nosotros”, dice.

A la vez, Avedaño destaca que esta feria “es muy importante, tanto para los escritores locales como para los que nos visitan, porque son instancias de intercambio, ya que no solo se intercambian bienes y servicios u objetos, como el libro, sino también se intercambian saberes, prácticas y cosmovisiones”.

“Un poeta o escritor que viene de otra provincia viene con su manera de entenderlo, su propia realidad y cuando se llega a un lugar como este, Santiago del Estero, que es un territorio de misterio, pueden descubrir algunas cosas y nosotros también, entonces la feria es una buena oportunidad de comunión e intercambio”, resalta.

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Como parte de esos posibles intercambios, uno de los invitados a la feria fue el escritor jujeño Euloquio Rojo, para quien el encuentro es «muy importante» ya que como región norte “venimos trabajando hace mucho, pero no siempre se ha tenido la resonancia que está teniendo ahora», dice a Télam. «Creo que es importantísimo que se pueda ir llevando estas congregaciones, encuentros, asambleas, de las ferias, a distintos puntos del país, que es la forma en que vamos a generar interacción necesaria para después tener una visión del país, para sentirnos hermanados».

A su turno, Mario Lavaisse, conocido como “Marito”, de 32 años, psicólogo, estudiante de derecho, autor de narrativa y poesía y cuyo primer libro se titula “Son pretextos” (2013), remarca que “hay muchos escritores santiagueños produciendo, formándose y produciendo obras que es lo que necesitamos”.

Asimismo reconoce el crecimiento de la feria del libro, ya que se ha “profesionalizado muchísimo en el transcurso de este tiempo y ahora la feria es inmensa; y este año tenemos editoriales pequeñas del norte argentino”.

Lavaisse además de escritor (pronto publicará una nueva novela) también es editor de Umas, una editorial pequeña que dirige junto a Rocío Pereiro y Junco. «Las editoriales pequeñas tienen como principal dificultad la distribución. Nos cuesta mucho, entonces estos espacios nos sirven para afianzar ciertos lazos que por ahí son preexistentes y esta feria nos favorece que intercambiemos material, porque lo que queremos es que las obras viajen, salgan de los lugares donde nacieron, ampliar el público», explica.

Ernesto Picco Foto Emilio Rapetti
Ernesto Picco. Foto: Emilio Rapetti.

En cuanto a la impronta de la literatura santiagueña considera que “a la hora de escribir creo que es muy original, especialmente por el trabajo de la lengua, como la del escritor riojano, tucumano, porque no habla la lengua que se habla en el puerto, y eso al momento de producir literatura es muy original. Es una apuesta política no usar la lengua del puerto”. Al mismo tiempo, destaca que la literatura regional propone «otra manera de entender el paisaje, otra manera de entender el hombre”.

Y agrega: “Un poco menos desde la racionalidad estructural que te imponen determinadas palabras, preocupaciones, o determinadas agendas, al estar despojadas de esas situaciones puede ocuparse de temas que quizás son más importantes: la fragilidad y el detalle de lo cotidiano como un mensaje poético, filosófico, y esa realidad es que la que podemos ofrecer desde Santiago del Estero”.

Por su parte, Picco prefiere no calificar de una forma determinada a la literatura santiagueña porque no cree que exista tal cosa, «ni que haya algo esencial que la distinga de la de Catamarca o de la Patagonia”, pero “sí diría que la literatura hecha en Santiago tiene un pasado interesante que hay que redescubrir siempre y con un presente en expansión».

La poesía del Norte argentino hace que «exista una noción de región»

Los poetas del Norte Entero fue el nombre de un encuentro que se llevó a cabo en el marco de la Feria del Libro de Santiago del Estero y reunió a autores de la provincia, también de Jujuy, Catamarca, La Rioja, Salta y Tucumán en la ribera del Río Dulce y en el Mercado Armonía, para compartir un espacio entre pares en torno a la escritura y la producción poética.

«La poesía del norte y de Santiago del Estero es muy amplia», dice el escritor santiagueño Francisco Avedaño luego de la actividad que reunió a poetas del norte y ofreció un encuentro distinto y particular, ya que no estuvieron en una sala del predio ferial sino que debatieron, charlaron e intercambiaron experiencias en la ribera del Río Dulce y en el Mercado Armonía.

Pero a pesar de esa diversidad y amplitud que hace inclasificable la literatura en función de una zona, el escritor identifica algunos «elementos en común» entre quienes escriben poesía en el Norte, tales como «la relación con el paisaje y con el entendimiento del tiempo porque nosotros tenemos un tiempo diferente».

«Hacia el norte mientras más subes y cruzas las fronteras de Argentina vuelves a ver esta idea que el tiempo no va regido por el reloj sino por el transcurrir del sol, eso de una manera u otra, muestra nuestra realidad que esta cruzada por el ciclo natural del sol y la naturaleza”, agrega sobre esos «dos elementos que influyen en cómo cada ser humano se considera a sí mismo y allí la poesía lo que hace es dar respuestas al gran problema que tiene el ser humano, que es conocerse mortal, saber que no hay nada que uno pueda hacer para conciliar esa propia noción del fin de la existencia”.

En sus palabras, «la poesía pone la vida dentro de la muerte y la muerte dentro de la vida, las identifica y las concilia. Porque uno no podría vivir sabiendo que se va a morir mañana, en cambio la poesía permite eso, que sigamos viviendo, conociendo e incorporando esa fatalidad, el drama de nuestra existencia desde la belleza y desde el lugar de la belleza interpelarnos».

El escritor y poeta Euloquio Rojo Foto Emilio Rapetti
El escritor y poeta Euloquio Rojo. Foto: Emilio Rapetti.

Desde esa perspectiva, el escritor considera que «este tipo de circunstancias y elementos en común de nuestras culturas hacen que exista una noción de región, no solo el paisaje sino la cultura nuestra particular, como norteños» y al mismo tiempo otro factor en común es que «no vivimos encerrados en la histeria colectiva de las ciudades», ya que «tenemos noción del horizonte» y de la naturaleza que los rodea y eso «son elementos que nos convocan y nos unen a los poetas del norte argentino.

Entonces para el escritor santiagueño es en esas zonas del paisaje, la geografía, el entorno, donde confluyen similitudes y particularidades en la producción poética de las autoras y los autores del la región Norte, porque el paisaje «te modifica a vos y vos modificas al paisaje, hay un juego de alteración recíproca», dice.

“Nosotros tenemos esta realidad, tanto como poetas, como seres humanos, que viven en una región determinada y personas que perciben la poesía naturalmente del entorno, el paisaje se traduce en palabras”, reflexiona sobre ese diálogo entre escritura y paisaje que se retroalimentan, donde el paisaje «de una u otra forma le da estructura a nuestra poesía y por otro lado nuestra poesía termina dándole estructura al paisaje”.

Euloquio Rojo, escritor jujeño que participó del encuentro durante la feria, propone una expansión de sentido al destacar que «cuando uno piensa el Norte, no solo lo puede pensar desde lo literario, o desde lo poético» sino que hay que pensarlo como un todo. En tal sentido «hay que recuperar la historia de cada uno de los pueblos del norte, no solo desde la expresión artística, un punto de conciencia, sino desde la vivencia misma de norte”.

Para Rojo, «el narrador del sur es algo totalmente distinto al del Cuyo, Litoral y Norte, ya de entrada vemos las realidades desde una mezcolanza más abrupta”, ya que la situación “es absolutamente distinta a aquel que se ha criado entre torres con celulares a los que estamos acostumbrados al silencio, por ejemplo”.

A la vez «la literatura es muy amplia, ahora se habla mucho de la poesía testimonial, del género epistolar, que es muy importante, gente que está empezando a contar historias, las historias de barrios que si no hubieran sido por vehículos culturales alternativos no se conocían. Madres que escribieron diarios íntimos, abuelos que han contado sus experiencias, hasta una bicicleta puede ser una gran historia, y así hay millones de historias; y así nace la literatura», dice.

Por eso, «no solo es una temática de comentar las historias canónicas del mundo, del universo o del mismo Europa, sino lo simple, las historias están en todos lados y todo el tiempo; el tema es que la literatura trata de reconocer en ella la conciencia civil, cultural que vamos llevando y eso es el pueblo», considera. «La literatura es narrar aquello que aún no fue narrado: las historias de los pueblos, lo nuestro», concluye.

Fuente: Telam

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