Pasó lo que pasó, y de algo estoy absolutamente convencido: este campeonato va a ser recordado por lo que hizo River, no por otra cosa. Tan grandes somos, que así será. Dentro de 30 años, a lo largo de la historia, quedará lo de esta tarde en la cancha de Racing de un lado de la balanza; y del otro, siempre, lo de Oriente Petrolero. Se dijeron tantas pero tantas pelotudeces en la previa que mejor ni recordarlas, y mucho menos a sus autores intelectuales. En concreto: que nadie nos vuelva a poner en la misma bolsa, por favor.
Pero ya está, no quiero darle tanta trascendencia a todo esto. Ni siquiera al hecho de haber visto a una Bombonera llena y empequeñecida como nunca antes gritando los goles de River en masa, mientras algunos pocos sensatos reclamaban por favor que no se cometiera semejante bajeza porque iba a quedar en los libros de oro. «Yo te vi gritar los goles de River», podría decir una remera. U otra que diga: «El Muñeco te sacó campeón», como para poner a cada uno en el lugar de importancia que se merece.
Quiero salir de semejante podredumbre y puntualizar algo que, para mi fue lo mejor que le pasó a River este domingo… En una nota en la previa de la transmisión, Gustavo Yarroch entrevistó a Juan Fernando Quintero. Tras dos o tres consultas de rigor sobre su loca reacción con el árbitro Fernando Echenique en el partido pasado contra Rosario Central y que le costó la expulsión, cayó la inevitable pregunta referida a su futuro. Fueron siete palabras: «En mi cabeza está seguir en River», dijo nuestro 10. Y todos nos ilusionamos.
Cuando baje la espuma de esta locura, esto será tema central en River. Nadie hasta este momento imaginaba a Quintero jugando sin Gallardo en el banco. Pero si el tipo está dispuesto a continuar arriba del barco con Demichelis, Coudet, Gareca o el que sea como capitán, será hora entonces de sentarse a charlar seriamente con él. Ojalá se quede en casa.
Fuente: Olé