Fue el héroe más insospechado. Con apenas 20 años, Luca Langoni se convirtió en una pieza fundamental de este Boca que se consagró campeón. El aporte del juvenil surgido de la cantera fue clave en la recta final del Torneo de la Liga Profesional: convirtió siete goles en 13 partidos que le permitieron al Xeneize sumar 13 puntos cruciales para escalar hacia la gloria. Por eso su festejo emocionó a todos los hinchas.
Una vez consumado el empate con Independiente, el puntero derecho fue de inmediato a buscar a su mamá, Jacqueline, con quien se fundió en un fuerte abrazo en pleno campo de juego de la Bombonera. “Soñé toda la vida con esto, con darle un título al club que me dio tanto”, comentó, visiblemente emocionado. Su familia no lo dejó terminar: todos se le tiraron encima para saludarlo mientras Marcos Rojo, en un gran gesto propio de un líder, le acercó el trofeo para que pueda levantarlo y sacarse varias fotos que inmortalizaron el momento y ocuparán un lugar preponderante en el álbum familiar.
Langoni fue vital para la construcción del anhelo de todo Boca. Un sueño que comenzó a edificarse con determinación el 28 de agosto, con un triunfo crucial ante Atlético Tucumán por 2-1 en el que el Luca convirtió dos goles. “Es algo muy lindo, trato de ayudar al equipo en lo que puedo y hoy darle un campeonato es una locura. Ser el goleador es una locura, creo que todavía no caigo, y ser campeón junto a toda mi familia es hermoso. Estoy muy agradecido con todos mis compañeros por el apoyo que me dan siempre. Y estar acá festejando es increíble”, comentó el delantero, incrédulo y al mismo tiempo exultante luego de una consagración en la que tuvo un rol protagónico que ni él esperaba antes del comienzo del semestre.
Langoni, a quien el Negro Ibarra conocía de la Reserva, fue un as bajo la manga para este Boca que alcanzó la cumbre del fútbol argentino. Porque con sus gritos en momentos cruciales rescató varias veces al equipo en los momentos difíciles. Y creció de golpe. “Yo siempre trato de sumar para el equipo y hacer lo que me pide el técnico. Cuando arranqué Ibarra me dijo que me quede tranquilo y haga lo que sabía hacer. Me quedo con el segundo gol contra Atlético Tucumán, fue el que más grité”, contó, con la sencillez de un pibe.
Benedetto le pidió una foto
En plena vuelta olímpica, Darío Benedetto se acercó para posar junto a él en una instantánea: “Fue una alegría muy grande, él vino y me pidió una foto. También estoy muy agradecido con él porque me ayudó mucho durante todo este proceso”, contó Langoni, sorprendido y agradecido. Puntero desequilibrante y con gol, ayer le costó genera peligro, pero se llevó una merecida ovación.
Fuente: Olé