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A falta de pan, buenas son tortas

Otro refrán que no deja a nadie afuera. Aquí se habla del conformismo, y todo el mundo está afiliado a ese partido. Unos militarán más, otros menos, pero…

¿Quién, alguna vez en la vida, no tuvo que aceptar algo que consideraba insuficiente, porque no satisfacía por completo un deseo, una ilusión, una necesidad?… A ver, levanten la mano… ¡Me lo imaginaba! Un mundo de brazos caídos como respuesta… ¡Y sí!

El conformismo es ese estado mental que nos lleva a aceptar situaciones o condiciones en nuestra vida por el simple hecho de creer, o hacernos creer, que no nos conviene intentar generar un cambio, una mejoría, un progreso… “Es lo que hay”… Después, cada uno con su carácter. Así como hay personas que no se conforman con nada, hay otras que se conforman con todo, incluyendo el tragar sapos, y en el medio la variedad de grises…


El Wikilengua ve en este dicho popular desde el medio vaso lleno, llamando conformista a la persona que se enfrenta a una situación que no es óptima pero que, a pesar de ello, es capaz de adaptarse a las circunstancias y sacar el máximo partido de los recursos de que dispone… El conformismo como resistencia, no como resignación, el ascenso a la A del plan B…

Lo cierto es que hubo épocas en las que el pan recién horneado era un manjar que escaseaba, y había que conformarse con las tortas sin levadura… “El conformista” se llamó una película de Bernando Bertolucci de 1970, basada en la novela homónima de Alberto Moravia.

El del título era Marcello Clerici (Juan-Loius Trintignant), un tipo sin levadura que elegía perderse en la multitud para desarrollar tranquilo su fascismo, sin que se notara…

Hoy los fascistas ya no tienen que esconderse tanto… Este era el vals de Georges Delerue que acunaba a Clerici en su Italia Mussoliniana…

Fuente: Telam

Por admin

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