Todos los 16 de octubre el mundo celebra el Dia Mundial de la Alimentación a través de cientos de eventos promovidos por distintos actores de la sociedad, convirtiéndolo en una de las jornadas más celebradas del calendario de Naciones Unidas.
Su creación se remonta al 16 de octubre de 1945, cuando 42 países se reunieron en Quebec, Canadá, para crear la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), con el objetivo de liberar a la humanidad del hambre y la malnutrición, y gestionar de forma eficaz el sistema alimentario mundial.
Hoy, 77 años después de la fundación de la FAO, el objetivo de nuestra organización sigue más vivo que nunca. Pese a grandes avances registrados a lo largo de los años en seguridad alimentaria, aún tenemos un largo camino que recorrer, especialmente en nuestra región.
América Latina y el Caribe podrían alimentar actualmente a más de 1.300 millones de personas, el doble de su población. Sin embargo, 56 millones de habitantes viven con hambre, lo que representa el 8,6 por ciento del total de sus habitantes. En 2021, el 40 por ciento de su población, (cerca de 268 millones de personas), se encontraba con inseguridad alimentaria moderada o grave, y un 14 por ciento (más de 93 millones de personas), atravesaba la situación más grave de hambre. Actualmente, el sobrepeso en los niños representa el 7,5 por ciento de la población infantil de menos de 5 años, mientras que la obesidad en adultos mayores de 18 años supera el 24 por ciento.
Esto significa que tenemos la absurda realidad de una doble carga de malnutrición: el hambre, el sobrepeso y la obesidad.
Por eso debemos avanzar rápidamente en los procesos de transformación agroalimentaria, recurriendo a procesos de transición que consideren los intereses nacionales y locales, con atención especial a la producción sensible y la nutrición correcta, con transparencia de mercados y comercio, con capacidades técnicas y de innovación, mejorando las políticas públicas, los sistemas educativos alimentarios, con mayor protección social y coherencia en las políticas sociales, económicas y ambientales.
Asimismo, debemos adaptarnos al cambio climático a partir de acciones anticipatorias ante las amenazas ambientales y reduciendo las emisiones de los sistemas agroalimentarios, en especial por deforestación y degradación de los bosques y suelos.
El desafío es tan grande que desde la Oficina Regional de FAO en América Latina y el Caribe sabemos que no podemos quedarnos solo con el diagnóstico y debemos pasar a la acción.
Partimos el 29 de septiembre pasado con la conmemoración del Día Internacional de la Concienciación sobre las Pérdidas y Desperdicio de Alimentos. Tras la celebración del Día Mundial de la Alimentación iniciaremos en la sede de FAO en Roma una semana focalizada en las potenciales nuevas inversiones en los sectores agroalimentario, la ciencia y la innovación para la seguridad alimentaria, con la participación de numerosos presidentes y ministros de nuestra región.
Este mes especial culminará el 9 noviembre, cuando lanzaremos desde nuestra Sede Regional en Chile, en conexión simultánea con cada una de las capitales de América Latina y el Caribe, el informe «Panorama de la inseguridad alimentaria y nutricional 2022», nuestro principal informe anual que proporciona un análisis actual de la seguridad alimentaria y nutricional de nuestra regional.
Octubre será un mes de reflexión y acción, para pensar nuestro futuro actuando con sinergias, integración e ideas claras de iniciativas, proyectos y programas de presente y de futuro, para revertir las actuales tendencias negativas.
Fuente: Telam