En horas de tristeza, cara larga y dolor por el anuncio que tanto le costó dar y que prácticamente ningún hincha de River quería escuchar, a Marcelo Gallardo se le dibujó una sonrisa en la cara cuando vio que Robert Rojas pudo hacer fútbol por primera vez desde aquella fractura de tibia y peroné de la pierna izquierda que sufrió el 6 de abril, en Lima contra Alianza. Y es lógico que se alegre: a pesar de que no siga siendo su DT para cuando vuelva a las canchas oficialmente, sabe por todo lo que pasó el paraguayo en este tiempo.
El momento que tanto esperó el lateral derecho por fin se dio este viernes, en la práctica que se llevó a cabo en el Camp: habilitado por los médicos y gracias al trabajo realizado con los preparadores físicos, entró en la repartija de pecheras (aunque jugó para el equipo que no usó) y se paró en el puesto en el que se venía desempeñando hasta el patadón que le pegó Aldair Rodríguez en la noche peruana de Libertadores.
Sin la necesidad de ser apurado (el parate por el Mundial ayuda en este caso), podrá empezar la pretemporada a la par de sus compañeros y volver a pelear por un lateral derecho en el que a River le costó encontrar un reemplazante que igualara su nivel: recién en las últimas fechas Andrés Herrera pudo mostrar una versión más parecida a la que llevó al club a comprárselo a San Lorenzo.
De hecho, el Yacaré y Elías Gómez debieron tener una adaptación más rápida de lo pensada porque la recuperación de Rojas se extendió más de lo que estaba estipulado. Si bien estaba previsto que volviera entre mediados y fines de agosto, el 24 de ese mes le retiraron los cerrojos que le habían colocado para sellar su fractura porque había sentido algunos dolores en la zona.
Fuente: Olé