«Estamos golpeados». Atilio Costa Febre habla en plural porque se siente parte de una conmoción general que cayó como una bomba en todo el mundo River, que quedó en shock desde el anuncio de Marcelo Gallardo de que no seguirá siendo el entrenador del club en 2023, luego de ocho años y medio de éxitos constantes que lo convirtieron en el mejor DT de la historia de River. Y el emblemático relator le admite a Olé su sorpresa por la decisión del hombre al que él le puso el apodo de Napoleón: «No pensé de ninguna manera que se iba a ir en este momento. Tenía la sensación de que daba para un poco más, pero también era consciente de que este momento en alguna medida iba a llegar».
Costa Febre con el gorro de Napoleón, el apodo que el relator le puso a Gallardo en sus primeros partidos como DT de River.
La voz de Lito denota tristeza por el final de un ciclo eterno y por el fuerte vínculo que él mantiene con Gallardo desde los primeros pasos del ídolo como futbolista. Pero asume y destaca que «no se le puede reprochar absolutamente nada al técnico más ganador de la historia del club, un técnico que no sólo se dedicó a entrenar a sus planteles durante la semana para intentar jugar bien y ganar el día domingo».
Precisamente, Costa Febre subraya que el legado de MG exceden sus logros como entrenador: «Deja marcada una huella muy profunda con relación a una escuela de dirección técnica donde hay valores futbolísticos, valores humanos, valores institucionales. Es un un hombre que ha gestionado mucho para el crecimiento de River, que ayudó mucho a la dirigencia de River para que River sea lo que es hoy: un club con una proyección institucional, cultural y social realmente impresionante».
Lito tambien entiende, y es muy probable que haya hablado en varias ocasiones con el Muñeco, que «seguramente tanto tiempo al frente de un equipo produce el desgaste que cualquiera puede llegar a imaginar». No obstante, la noticia le duele, lo desestabiliza emocionalmente y le provoca palpitar las emociones que se vivirán el domingo en el Monumental contra Central, en la despedida de Gallardo de su casa, del escenario que él volvió a llenar de gloria durante su maravilloso ciclo como deté.
«Estamos golpeados aquellos que fuimos gallardistas desde el minuto cero, que nos subimos al carro de Gallardo en aquel empate 0-0 contra Ferro en Salta y después seguimos respaldando, creyendo, emocionándonos y acoplándonos a todo el trabajo que él realizaba. A mí me llenó de orgullo como relator, y me va a quedar para siempre, el hecho de haberle puesto el apodo de Napoleón. Y seguramente este domingo a muchos de nosotros, a los gallardistas empedernidos, se nos va a piantar un lagrimón».
Fuente: Olé